Servicio diario - 05 de febrero de 2020


 

Papa Francisco: Ser pobres "nos abre el camino del reino de los cielos"
Larissa I. López

El Papa asegura que un mundo rico "debe acabar con la pobreza"
Rosa Die Alcolea

Encuentro entre Francisco y la joven ocho días después del incidente del 31 de diciembre
Anita Bourdin

Chile: El Papa nombra dos nuevos obispos para Osorno y Chillan
Rosa Die Alcolea

Aceptar la pobreza de nuestro ser para "poder amar"— Catequesis completa
Larissa I. López

"Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú" — Nueva Campaña de Manos Unidas
Rosa Die Alcolea

Francisco invita a pedir "la fuerza de reconocernos pobres"
Larissa I. López

Colombia: IV Encuentro Latinoamericano de Pastoral Familiar
Redacción

Oriente Medio: Bienaventurados los que "se confían totalmente a Dios"
Larissa I. López

Papa Francisco: "Construir la Iglesia con nuestros sacrificios"
Larissa I. López

Academia de las Ciencias: John David Barrow, nuevo miembro ordinario
Redacción

Monseñor Felipe Arizmendi: "Dos Papas"
Felipe Arizmendi Esquivel

San Felipe de las Casas, 6 de febrero
Isabel Orellana Vilches


 

 

 

05/02/2020-09:23
Larissa I. López

Papa Francisco: Ser pobres "nos abre el camino del reino de los cielos"

(ZENIT — 5 febrero 2020).- "Ser pobres nos libera del orgullo, del exigirnos ser autosuficientes y nos da derecho a pedir ayuda, a pedir perdón, tan difícil pedir perdón. Nos abre el camino del reino de los cielos", dijo el Papa Francisco.

Hoy, 5 de febrero de 2020, en la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre las bienaventuranzas. En concreto, se ha referido a la primera de ellas: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos".

 

Pobreza de espíritu

San Mateo, indica Francisco, no se conforma con el sentido puramente económico o material de la palabra pobre, sino que dice "pobre en el espíritu', refiriéndose a ser "pobre en lo más íntimo y profundo, allí donde todos debemos reconocernos incompletos y vulnerables, por mucho que nos esforcemos".

"Paradójicamente es ahí donde está nuestra felicidad, nuestra bienaventuranza, pues negar esta realidad nos lleva por caminos de oscuridad, a odiar y odiarnos a causa de nuestros límites, a tratar de ocultarlos, a buscar con desesperación ser alguien, ser más todavía", aclaró el Pontífice.

 

Humildad y oración

Igualmente, señaló que el camino al reino de los cielos se encuentra en la humildad y en la oración porque "nos ponemos delante de Dios y le pedimos que venga en nuestro auxilio, que no tarde en socorrernos, que manifieste su potencia, en el perdón y la misericordia".

Y es ahí donde Jesús ha manifestado la fuerza de Dios, "no en el poder humano, en tener o aparentar, sino en el testimonio de un amor que es capaz de dar la vida y la verdadera libertad", concluyó el Obispo de Roma.

 

 

 

05/02/2020-18:04
Rosa Die Alcolea

El Papa asegura que un mundo rico "debe acabar con la pobreza"

(zenit— 5 feb. 2020).- "Un mundo rico y una economía vibrante pueden y deben acabar con la pobreza", así ha intervenido el Papa Francisco este miércoles, 5 de febrero de 2020, en el taller sobre "Nuevas formas de fraternidad solidaria, inclusión, integración e innovación".

En el encuentro, organizado por la Academia Pontificia de Ciencias Sociales y celebrado en la Casina Pio IV, dentro del Vaticano, han participado economistas, ministros de finanzas, banqueros con el objetivo de desarrollar propuestas para una mejor distribución de las riquezas.

Francisco ha compartido con los participantes un mensaje de esperanza: "Se trata de problemas solucionables y no de ausencia de recursos. No existe un determinismo que nos condene a la inequidad universal". Igualmente, les ha instado a trabajar juntos para terminar con estas injusticias: "Ustedes conocen de primera mano cuales son las injusticias de nuestra economía global actual".

Cuando los organismos multilaterales de crédito asesoren a las diferentes naciones, ha advertido, «resulta importante tener en cuenta los conceptos elevados de la justicia fiscal, los presupuestos públicos responsables en su endeudamiento y, sobre todo, la promoción efectiva y protagónica de los mas pobres en el entramado social".

Así, les ha exhortado a recordarles su "responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas" y a "detener el cambio climático provocado por el hombre, como lo han prometido todas las naciones, para que no destruyamos las bases de nuestra Casa Común".

 

"Estructuras de pecado"

A la globalización de la indiferencia, el Papa Francisco la llama "inacción". Sin embargo, san Juan Pablo II la llamó estructuras del pecado.

El Pontífice recordó que "la Iglesia celebra las formas de gobierno y los bancos —muchas veces creados a su amparo— cuando cumplen con su finalidad, que es, en definitiva, buscar el bien común" si bien "pueden decaer en estructuras de pecado".

Del mismo modo, ha denunciado que la mayor estructura de pecado es "la misma industria de la guerra, ya que es dinero y tiempo al servicio de la división y de la muerte". El mundo pierde cada año billones de dólares en armamentos y violencia, "sumas que terminarían con la pobreza y el analfabetismo si se pudieran redirigir", ha señalado.

El Papa ha señalado que las personas empobrecidas en países muy endeudados "soportan cargas impositivas abrumadoras y recortes en los servicios sociales, a medida que sus gobiernos pagan deudas contraídas insensible e insosteniblemente".

En este contexto, Francisco ha citado al papa Juan Pablo II, indicando lo "asombrosamente actuales" que suenan sus palabras —pronunciadas en 1991— hoy: " Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario —como, por lo demás, está ocurriendo en parte— encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso" (Centesimus Annus, § 35).

A continuación ofrecemos el discurso completo del Santo Padre:

***

 

Discurso del Papa

Buenas tardes. Quiero expresarles mi gratitud por este encuentro. Aprovechemos este nuevo inicio del año para construir puentes, puentes que favorezcan el desarrollo de una mirada solidaria desde los bancos, las finanzas, los gobiernos y las decisiones económicas. Necesitamos de muchas voces capaces de pensar, desde una perspectiva poliédrica, las diversas dimensiones de un problema global que afecta a nuestros pueblos y a nuestras democracias.

Quisiera comenzar con un dato de hecho. El mundo es rico y, sin embargo, los pobres aumentan a nuestro alrededor. Según informes oficiales el ingreso mundial de este año será de casi 12,000 dólares por cápita. Sin embargo, cientos de millones de personas aún están sumidas en la pobreza extrema y carecen de alimentos, vivienda, atención médica, escuelas, electricidad, agua potable y servicios de saneamiento adecuados e indispensables. Se calcula que aproximadamente cinco millones de niños menores de 5 años este año morirán a causa de la pobreza. Otros 260 millones carecerán de educación debido a falta de recursos, las guerras y las migraciones.

Esta situación ha propiciado que millones de personas sean víctimas de la trata y de las nuevas formas de esclavitud, como el trabajo forzado, la prostitución y el tráfico de órganos. No cuentan con ningún derecho y garantías; ni siquiera pueden disfrutar de la amistad o de la familia.

Estas realidades no deben ser motivo de desesperación, sino de acción.

El principal mensaje de esperanza que quiero compartir con Ustedes es precisamente éste: se trata de problemas solucionables y no de ausencia de recursos. No existe un determinismo que nos condene a la inequidad universal. Permítanme repetirlo: no estamos condenados a la inequidad universal. Esto posibilita una nueva forma de asumir los acontecimientos, que permite encontrar y generar respuestas creativas ante el evitable sufrimiento de tantos inocentes; lo cual implica aceptar que, en no pocas situaciones, nos enfrentamos a falta de voluntad y decisión para cambiar las cosas y principalmente las prioridades. Se nos pide capacidad para dejarnos interpelar y dejar caer las escamas de los ojos y ver con una nueva luz estas realidades.

Un mundo rico y una economía vibrante pueden y deben acabar con la pobreza. Se pueden generar y estimular dinámicas capaces de incluir, alimentar, curar y vestir a los últimos de la sociedad en vez de excluirlos. Debemos elegir qué y a quién priorizar: si propiciamos mecanismos socio-económicos humanizantes para toda la sociedad o, por el contrario, fomentamos un sistema que termina por justificar determinadas prácticas que lo único que logran es aumentar el nivel de injusticia y de violencia social. El nivel de riqueza y de técnica acumulado por la humanidad, así como la importancia y el valor que han adquirido los derechos humanos, ya no permite excusas. Nos toca ser conscientes de que todos somos responsables.

Si existe la pobreza extrema en medio de la riqueza (también extrema) es porque hemos permitido que la brecha se amplíe hasta convertirse en la mayor de la historia. Las 50 personas más ricas del mundo tienen un patrimonio equivalente a 2,2 billones de dólares. Esas cincuenta personas por sí solas podrían financiar la atención médica y la educación de cada niño pobre en el mundo, ya sea a través de impuestos, iniciativas filantrópicas o ambos. Esas cincuenta personas podrían salvar millones de vidas cada año.

A la globalización de la indiferencia la he llamado "inacción". San Juan Pablo II la llamó: estructuras del pecado. Tales estructuras encuentran una atmósfera propicia para su expansión cada vez que el Bien Común viene reducido o limitado a determinados sectores o, en el caso que nos convoca, cuando la economía y las finanzas se vuelven un fin en sí mismas. Es la idolatría del dinero, la codicia y la especulación. Y esta realidad sumada ahora al vértigo tecnológico exponencial, que incrementa a pasos jamás vistos la velocidad de las transacciones y la posibilidad de producir ganancias concentradas sin que estén ligadas a los procesos productivos ni a la economía real.

Aristóteles celebra la invención de la moneda y su uso, pero condena firmemente la especulación financiera porque en ésta "el dinero mismo se convierte en productivo, perdiendo su verdadera finalidad que es la de facilitar el comercio y la producción" (Política, I, 10, 1258 b).

De manera similar y siguiendo la razón iluminada por la fe, la doctrina social de la Iglesia celebra las formas de gobierno y los bancos —muchas veces creados a su amparo—cuando cumplen con su finalidad, que es, en definitiva, buscar el bien común, la justicia social, la paz, como asimismo el desarrollo integral de cada individuo, de cada comunidad humana y de todas las personas. Sin embargo, la Iglesia advierte que estas benéficas instituciones, tanto públicas como privadas, pueden decaer en estructuras de pecado.

Las estructuras de pecado hoy incluyen repetidos recortes de impuestos para las personas más ricas, justificados muchas veces en nombre de la inversión y desarrollo; paraísos fiscales para las ganancias privadas y corporativas, y la posibilidad de corrupción por parte de algunas de las empresas más grandes del mundo, no pocas veces en sintonía con el sector político gobernante.
Cada año cientos de miles de millones de dólares, que deberían pagarse en impuestos para financiar la atención médica y la educación, se acumulan en cuentas de paraísos fiscales impidiendo así la posibilidad del desarrollo digno y sostenido de todos los actores sociales.

Las personas empobrecidas en países muy endeudados soportan cargas impositivas abrumadoras y recortes en los servicios sociales, a medida que sus gobiernos pagan deudas contraídas insensible e insosteniblemente. De hecho, la deuda pública contraída, en no pocos casos para impulsar y alentar el desarrollo económico y productivo de un país, puede constituirse en un factor que daña y perjudica el tejido social.

Así como existe una co-irresponsabilidad en cuanto a este daño provocado a la economía y a la sociedad, también existe una co-responsabilidad inspiradora y esperanzadora para crear un clima de fraternidad y de renovada confianza que abrace en conjunto la búsqueda de soluciones innovadoras y humanizantes.

Es bueno recordar que no existe una ley mágica o invisible que nos condene al congelamiento o a la parálisis frente a la injusticia. Y menos aún existe una racionalidad económica que suponga que la persona humana es simplemente una acumuladora de beneficios individuales ajenos a su condición de ser social.

Las exigencias morales de San Juan Pablo II en 1991 resultan asombrosamente actuales hoy: "Es ciertamente justo el principio de que las deudas deben ser pagadas. No es lícito, en cambio, exigir o pretender su pago cuando éste vendría a imponer de hecho opciones políticas tales que llevaran al hambre y a la desesperación a poblaciones enteras. No se puede pretender que las deudas contraídas sean pagadas con sacrificios insoportables. En estos casos es necesario —como, por lo demás, está ocurriendo en parte— encontrar modalidades de reducción, dilación o extinción de la deuda, compatibles con el derecho fundamental de los pueblos a la subsistencia y al progreso" (Centesimus Annus, § 35).

De hecho, los Objetivos del Desarrollo Sostenible aprobados por unanimidad por todas la naciones también reconocen este punto, y exhortan a todas los pueblos a «ayudar a los países en desarrollo a lograr la sostenibilidad de la deuda a largo plazo a través de políticas coordinadas destinadas a fomentar el financiamiento de la deuda, el alivio de la deuda y la reestructuración de la deuda, según corresponda, y abordar el problema externo deuda de los países pobres muy endeudados para reducir la angustia de la deuda» (ODS 17.4).

En esto deben consistir las nuevas formas de solidaridad que hoy nos convocan, si se piensa en el mundo de los bancos y las finanzas: en la ayuda para el desarrollo de los pueblos postergados y la nivelación entre los países que gozan de un determinado estándar y nivel de desarrollo con aquellos imposibilitados a garantizar los mínimos necesarios a sus poblaciones. Solidaridad y economía para la unión, no para la división con la sana y clara conciencia de la co-responsabilidad.

Prácticamente de aquí es necesario afirmar que la mayor estructura de pecado es la misma industria de la guerra, ya que es dinero y tiempo al servicio de la división y de la muerte. El mundo pierde cada año billones de dólares en armamentos y violencia, sumas que terminarían con la pobreza y el analfabetismo si se pudieran redirigir. Verdaderamente, Isaías habló en nombre de Dios para toda la humanidad cuando previó el día del Señor en que "con las espadas forjarán arados y con sus lanzas podaderas" (Is, 2,4). ¡Sigámoslo!

Hace más de setenta años, la Declaración Universal de Derechos Humanos de las Naciones Unidas comprometió a todos sus Estados Miembros a cuidar de los pobres en su tierra y hogar y en todo el mundo, es decir, en la casa común. Los gobiernos reconocieron que la protección social, los ingresos básicos, la atención médica para todos y la educación universal eran inherentes a la dignidad humana fundamental y, por lo tanto, a los derechos humanos fundamentales.

Estos derechos económicos y un entorno seguro para todos son la medida más básica de la solidaridad humana. Y la buena noticia es que mientras que en 1948 estos objetivos no estaban al alcance inmediato, hoy, con un mundo mucho más desarrollado e interconectado, sí lo están.

Ustedes, que tan amablemente se han reunido aquí, son los líderes financieros y especialistas económicos del mundo. Junto con sus colegas, ayudan a establecer las reglas impositivas globales, informar al público global sobre nuestra condición económica y asesorar a los gobiernos del mundo sobre los presupuestos. Conocen de primera mano cuales son las injusticias de nuestra economía global actual.

Trabajemos juntos para terminar con estas injusticias. Cuando los organismos multilaterales de crédito asesoren a las diferentes naciones, resulta importante tener en cuenta los conceptos elevados de la justicia fiscal, los presupuestos públicos responsables en su endeudamiento y, sobre todo, la promoción efectiva y protagónica de los mas pobres en el entramado social. Recuérdenles su responsabilidad de proporcionar asistencia para el desarrollo a las naciones empobrecidas y alivio de la deuda para las naciones muy endeudadas. Recuérdenles el imperativo de detener el cambio climático provocado por el hombre, como lo han prometido todas las naciones, para que no destruyamos las bases de nuestra Casa Común.

Una nueva ética supone ser conscientes de la necesidad de que todos se comprometan a trabajar juntos para cerrar las guaridas fiscales, evitar las evasiones y el lavado de dinero que le roban a la sociedad, como también para decir a las naciones la importancia de defender la justicia y el bien común sobre los intereses de las empresas y multinacionales más poderosas (que terminan por asfixiar e impedir la producción local). El tiempo presente exige y reclama dar el paso de una lógica insular y antagónica como único mecanismo autorizado para la solución a los conflictos, a otra capaz de promover la interconexión que propicia una cultura del encuentro, donde se renueven las bases sólidas de una nueva arquitectura financiera internacional.

En este contexto donde el desarrollo de algunos sectores sociales y financieros alcanzó niveles nunca antes vistos, qué importante es recordar las palabras de San Lucas: " Al que mucho se le da, se le exigirá mucho" (Lc 12, 39 ss.). Qué inspirador es escuchar a San Ambrosio, quien piensa con el Evangelio: " Tú [rico] no das de lo tuyo al pobre [cuando haces caridad] sino que le estás entregando lo que es suyo. Pues, la propiedad común dada en uso para todos, la estás usando tu solo" (Naboth, 12, 53). Este es el principio del destino universal de los bienes, la base de la justicia económica y social, como también del bien común.

Me alegro de vuestra presencia hoy aquí. Celebramos la oportunidad de sabernos co¬partícipes en la obra del Señor que puede cambiar el curso de la historia en beneficio de la dignidad de cada persona de hoy y de mañana, especialmente de los excluidos y en beneficio del gran bien de la paz. Nos esforzamos juntos con humildad y sabiduría para servir a la justicia internacional e inter-generacional. Tenemos una esperanza ilimitada en la enseñanza de Jesús de que los pobres en espíritu son bendecidos y felices, porque de ellos es el Reino de los cielos (cfr Mt 5, 3) que comienza ya aquí y ahora.

¡Muchas gracias! No se olviden de rezar por mí. Invoco sobre Ustedes y sus familias, las bendiciones del Señor.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

05/02/2020-16:46
Anita Bourdin

Encuentro entre Francisco y la joven ocho días después del incidente del 31 de diciembre

(zenit — 5 febrero 2020).- Las fotos de L'Osservatore Romano lo atestiguan: el Papa Francisco se encontró, al final de la audiencia del 8 de enero de 2020 en el Aula Pablo VI del Vaticano, con la joven que le había agarrado de la mano el 31 de diciembre en la plaza de San Pedro, provocando un gesto de impaciencia por su parte.

El Papa acababa de rezar ante el pesebre de Navidad y saludó a varias personas presentes detrás de las vallas de seguridad de madera.

El video del Vaticano muestra claramente que la joven agarró de la mano al Papa en el momento en el que se alejaba: podría haberle desequilibrado. Él reaccionó intentando liberarse con un manotazo en las manos de la joven.

Al día siguiente, 1 de enero, el Papa se disculpó públicamente en el Ángelus por su "impaciencia" y "mal ejemplo".

Pero fue más allá al desear conocerla y saludarla al final de la audiencia ocho días después.

Observadores en el Vaticano comentan que la historia tiene un final feliz, al estilo de la "simplicidad" y "humildad" del Papa Francisco.

El Vaticano no confirma ni desmiente que la joven sea china y quisiera pedirle al Papa Francisco que rezara por los cristianos de la China continental.

En encuentro del 8 de enero se llevó a cabo con la ayuda de un sacerdote que sirvió de intérprete. El 31 de diciembre, en el video de Vatican Media, no es posible entender lo que la joven dijo en voz alta al Papa Francisco: él mismo parece no haber comprendido.

En el video se puede ver a la joven esperando tranquilamente la llegada del Papa y, mientras este se acercaba, hace lentamente la señal de la cruz. Parece estar rezando antes del encuentro casual.

De hecho, el Papa no saludó a todos los presentes y no todos los presentes sabían que el Papa vendría a esa hora a rezar frente al pesebre después de la celebración en la Basílica Vaticana de las primeras vísperas de la fiesta de María Madre de Dios y del Te Deum de acción de gracias por el año civil anterior.

 

 

 

05/02/2020-12:57
Rosa Die Alcolea

Chile: El Papa nombra dos nuevos obispos para Osorno y Chillán

(zenit— 5 feb. 2020).- El Papa Francisco ha nombrado obispo de la diócesis de Osorno a Mons. Jorge Concha Cayuqueo, hasta ahora obispo auxiliar de Santiago y administrador apostólico de Osorno, y ha designado obispo de la diócesis de San Bartolomé de Chillán a Mons. Sergio Pérez de Arce Arriagada, hasta ahora administrador apostólico de esta misma diócesis.

Ambos nombramientos han sido publicados este miércoles, 5 de febrero de 2020, por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

Después de tres días de reflexión en el Vaticano (15-17 de mayo de 2018) sobre el abuso de poder y sexual cometido en las últimas décadas en la Iglesia chilena, los 34 obispos del país presentaron su renuncia al Papa Francisco.

Con estos nombramientos, serán seis las sedes vacantes de las 27 jurisdicciones eclesiásticas en Chile: Copiapó, a cargo de un administrador diocesano; y San Felipe, Rancagua, Valparaíso, Talca, y Valdivia, todas estas a cargo de un administrador apostólico. Por su parte, Mons. Celestiono Aós Braco tomó posesión el 11 de enero de 2020 como arzobispo de la Archidiócesis de Santiago, en la celebración de la Eucaristía, en la Catedral de Santiago.

 

Mons. Jorge Concha Cayuqueo

Mons. Jorge Enrique Concha Cayuqueo nació en Carahue, diócesis de Temuco, el 8 de junio de 1958. El 20 de diciembre de 1986 fue ordenado sacerdote, y en junio de 1996 obtuvo el Doctorado en Ciencias Sociales por la Pontificia Universidad Gregoriana en Roma, Italia.

Desempeñó diversas responsabilidades en su congregación y en parroquias de la arquidiócesis de Santiago. En el año 2011 fue elegido Ministro Provincial de la Provincia Franciscana de la Santísima Trinidad de Chile. En el año 2012 asumió como Presidente de la Conferencia de Ministros provinciales del Cono Sur (Argentina,Paruguay y Chile). En marzo de 2014 fue elegido como primer Vicepresidente de la Conferencia de Religiosas y Religiosos de Chile (CONFERRE).

El 14 de julio de 2015 el papa Francisco lo nombró obispo auxiliar de la arquidiócesis de Santiago de Chile, recibiendo la sede titular de Carpi. Fue consagrado obispo el 29 de agosto de 2015 en la catedral de Santiago por el cardenal Ricardo Ezzati, arzobispo de Santiago. Obispos co-consagrantes fueron mons. Alejandro Goic, obispo de Rancagua, y mons. Héctor Vargas, obispo de Temuco.

El 11 de junio de 2018 el Pontífice lo nombró administrador apostólico, sede vacante ad nutum Sanctae Sedis, de la diócesis de Osorno, y el 5 de febrero de 2020 lo nombró obispo titular de dicha diócesis.

 

Mons. Sergio Pérez de Arce Arriagada

El padre Sergio Pérez de Arce Arriagada nació en Quillota el 26 de agosto de 1963. En la congregación de los Sagrados Corazones profesó sus primeros votos el 2 de marzo de 1985 y fue ordenado sacerdote el 15 de diciembre de 1990 en Valparaíso.

Ha sido formador y asesor de diversos colegios y pastorales juveniles. Hasta 2018 estaba a cargo de la capellanía del Patronato SS.CC., y del templo Sagrados Corazones en Valparaíso. Fue Superior provincial de la Congregación entre 2005 y 2011.

Presidió la Conferencia de Religiosos y Religiosas de Chile entre 2011 y 2014, período en el que integró el Consejo Nacional de prevención de abusos y acompañamiento de víctimas, organismo de la Conferencia Episcopal.

En 2018 fue nombrado en la provincia chilena SS.CC. como Delegado para la recepción de denuncias de abusos. El 21 de septiembre de 2018 el Papa lo nombró administrador apostólico, sede vacante ad nutum Sanctae Sedis, de la diócesis de San Bartolomé de Chillán, y el 5 de febrero de 2020 lo nombró obispo titular de dicha diócesis.

 

 

 

05/02/2020-15:54
Larissa I. López

Aceptar la pobreza de nuestro ser para "poder amar"— Catequesis completa

(zenit – 5 febrero 2020).- “Porque hay una pobreza que debemos aceptar, la de nuestro ser, y una pobreza que en cambio debemos buscar, la concreta, de las cosas de este mundo, para ser libres y poder amar”, indicó el Papa Francisco.

Hoy, 5 de febrero de 2020, en el Aula Pablo VI, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la primera de las ocho bienaventuranzas descrita en el Evangelio de Mateo: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos será el Reino de los cielos” (Mt. 11, 28-30).

Francisco resaltó cómo este evangelista no se refiere al sentido económico del término “pobreza”, sino a los “pobres de espíritu”: “aquellos que son y se sienten pobres, mendigos, en lo más profundo de su ser” y a los que Jesús proclama benditos “porque el Reino de los Cielos les pertenece”.

 

Todos somos vulnerables

El Pontífice subrayó que todos los humanos somos vulnerables y que se vive mal si se rechaza este límite. Las personas orgullosas “no piden ayuda, no pueden pedir ayuda, no se les ocurre pedir ayuda porque tienen que mostrarse autosuficientes”. El orgulloso “no puede disculparse: siempre tiene razón. No es pobre en espíritu”.

En cambio, el Señor “no se cansa de perdonar” y “somos nosotros los que desgraciadamente nos cansamos de pedir perdón. El cansancio de pedir perdón: esta es una enfermedad fea”, describió. Y agregó que es difícil pedir perdón porque humilla, pero que vivir ocultando los propios defectos es “angustiante”.

Ante ello, continuó el Obispo de Roma, “Jesucristo nos dice: ser pobre es una ocasión de gracia; y nos muestra el camino para salir de esta fatiga. Se nos da el derecho de ser pobres de espíritu, porque este es el camino del Reino de Dios”. Y no necesitamos transformarnos para ser pobres: “¡somos ‘pobres’ en espíritu! Necesitamos de todo. Todos somos pobres de espíritu, somos mendigos. Es la condición humana”.

 

La verdadera libertad

“El Reino de Dios es de los pobres de espíritu. Están aquellos que tienen los reinos de este mundo: tienen bienes y tienen comodidad. Pero son reinos que terminan”, expuso, y puntualizó que “realmente reinan aquellos que saben cómo amar el verdadero bien más que a sí mismos. Y ese es el poder de Dios”.

Finalmente el Santo Padre recordó que el poder de Cristo se mostró porque “ha sabido hacer lo que los reyes de la tierra no hacen: dar la vida por los hombres” y “ese es el verdadero poder. El poder de la fraternidad, de la caridad, del amor, de la humildad”.

“En esto reside la verdadera libertad. Quien tiene este poder de la humildad, del servicio, de la hermandad, ¡es libre! Al servicio de esta libertad está la pobreza alabada por las Bienaventuranzas”, concluyó.

A continuación, sigue la catequesis completa del Santo Padre.

***

 

Catequesis del Santo Padre

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Hoy nos enfrentamos a la primera de las ocho Bienaventuranzas del Evangelio de Mateo. Jesús comienza a proclamar su camino hacia la felicidad con un anuncio paradójico: “Bienaventurados los pobres de espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos” (5,3). Una forma sorprendente, y un extraño objeto de felicidad, la pobreza.

Debemos preguntarnos: ¿qué se entiende por “pobre” aquí? Si Mateo usara solamente esta palabra, el significado sería simplemente económico, es decir, indicaría a las personas que tienen pocos o ningún medio de subsistencia y necesitan la ayuda de otros.

Pero el Evangelio de Mateo, a diferencia de Lucas, habla de “pobres de espíritu”. ¿Qué quiere decir? El espíritu, según la Biblia, es el aliento de vida que Dios comunicó a Adán; es nuestra dimensión más íntima, digamos la dimensión espiritual, la más íntima, aquella que nos hace humanos, el núcleo profundo de nuestro ser. Entonces los “pobres de espíritu” son aquellos que son y se sienten pobres, mendigos, en lo más profundo de su ser. Jesús los proclama benditos, porque a ellos pertenece el Reino de los cielos.

¡Cuántas veces nos han dicho lo contrario! Tienes que ser algo en la vida, tienes que ser alguien… Tienes que hacerte un nombre… De esto surge la soledad y la infelicidad: si tengo que ser “alguien”, estoy en competencia con los demás y vivo en una preocupación obsesiva por mi ego. Si no acepto ser pobre, aborrezco todo lo que me recuerda mi fragilidad. Porque esta fragilidad me impide convertirme en una persona importante, un rico no solo en dinero, sino en fama, en todo.

Todo el mundo, frente a sí mismo, sabe que por mucho que lo intente, siempre permanece radicalmente incompleto y vulnerable. No hay ningún truco para cubrir esta vulnerabilidad. Todo el mundo es vulnerable en el interior. Tiene que ver dónde. ¡Qué mal se vive mal si rechazas tus límites! Se vive mal. Sin digerir el límite. Está ahí. Las personas orgullosas no piden ayuda, no pueden pedir ayuda, no se les ocurre pedir ayuda porque tienen que mostrarse autosuficientes. Y cuántos de ellos necesitan ayuda, pero el orgullo les impide pedir ayuda. ¡Y qué difícil es admitir un error y pedir perdón!. Cuando doy algún consejo a los recién casados, que me hablan de cómo llevar bien su matrimonio, les digo: “Hay tres palabras mágicas: permiso, gracias, disculpa”. Son palabras que provienen de la pobreza de espíritu. No tienes que ser entrometido, pero pide permiso: “¿Te parece bien hacer esto?”, así hay diálogo en la familia, el esposo y la esposa dialogan. “Hiciste esto por mí, gracias, lo necesitaba”. Después siempre se cometen errores, se tropieza: “Disculpa”. Y normalmente, las parejas, los nuevos matrimonios, los que están aquí y muchos, me dicen: “El tercero es el más difícil”, pedir disculpas, pedir perdón. Porque el orgulloso no puede hacerlo. No puede disculparse: siempre tiene razón. No es pobre en espíritu. En cambio, el Señor no se cansa de perdonar; somos nosotros los que desgraciadamente nos cansamos de pedir perdón. El cansancio de pedir perdón: esta es una enfermedad fea.

¿Por qué es difícil pedir perdón? Porque humilla nuestra imagen hipócrita. Pero vivir tratando de ocultar los propios defectos es agotador y angustiante. Jesucristo nos dice: ser pobre es una ocasión de gracia; y nos muestra el camino para salir de esta fatiga. Se nos da el derecho de ser pobres de espíritu, porque este es el camino del Reino de Dios.

Pero hay algo fundamental que reiterar: no debemos transformarnos para hacernos pobres de espíritu, no debemos hacer ninguna transformación porque ya somos pobres! Somos pobres… o más claramente: ¡somos “pobres” en espíritu! Necesitamos de todo. Todos somos pobres de espíritu, somos mendigos. Es la condición humana.

El Reino de Dios es de los pobres de espíritu. Están aquellos que tienen los reinos de este mundo: tienen bienes y tienen comodidad. Pero son reinos que terminan. El poder de los hombres, incluso los más grandes imperios, pasan y desaparecen. Tantas veces vemos en el telediario o en los periódicos que aquel gobernante fuerte, potente o aquel Gobierno que ayer estaba y que hoy ya no, cayó. Las riquezas de este mundo se van y también el dinero. Los viejos nos enseñaban que el sudario no tenía bolsillos. Es verdad. Yo nunca he visto detrás de una procesión fúnebre un camión de mudanza: nadie se lleva nada. Estas riquezas se quedan aquí.

El Reino de Dios es de los pobres de espíritu. Hay quienes tienen reinos de este mundo, tienen bienes y tienen comodidades. Pero sabemos cómo terminan. Realmente reinan aquellos que saben cómo amar el verdadero bien más que a sí mismos. Y ese es el poder de Dios.

¿En qué se ha mostrado Cristo poderoso? Porque ha sabido hacer lo que los reyes de la tierra no hacen: dar la vida por los hombres. Ese es el verdadero poder. El poder de la fraternidad, de la caridad, del amor, de la humildad. Esto hizo Cristo.

En esto reside la verdadera libertad. Quien tiene este poder de la humildad, del servicio, de la hermandad, ¡es libre! Al servicio de esta libertad está la pobreza alabada por las Bienaventuranzas.

Porque hay una pobreza que debemos aceptar, la de nuestro ser, y una pobreza que en cambio debemos buscar, la concreta, de las cosas de este mundo, para ser libres y poder amar. Siempre debemos buscar la libertad de corazón, la libertad que está enraizada en la pobreza de nosotros mismos.

 

Traducción de zenit

 

 

 

 

05/02/2020-12:00
Rosa Die Alcolea

"Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú" — Nueva Campaña de Manos Unidas

(zenit— 5 feb. 2020).- Manos Unidas presentó ayer su campaña anual, que lleva por lema "Quien más sufre el maltrato al planeta no eres tú" y se va a centrar en denunciar las consecuencias que el deterioro medioambiental y la crisis climática tienen en la vida de los 821 millones de personas que pasan hambre y en los más de 1000 millones de personas empobrecidas.

La directora nacional de Manos Unidas, Clara Pardo, presentó la nueva Campaña en rueda de prensa el martes, 4 de febrero, por la mañana, en la Asociación de la Prensa de Madrid, acompañada de Janeth Aguirre, misionera en Mali desde hace más de 15 años y Alberto Franco, misionero colombiano, quienes compartieron sus testimonios.

Con esta campaña, segunda del plan de trabajo trienal que está llevando a cabo la ONG con el lema "Promoviendo los Derechos con Hechos", Manos Unidas continuará trabajando, como viene haciendo desde hace 61 años, en la defensa de los Derechos Humanos como garantes de la dignidad de las personas y requisito indispensable en la lucha contra el hambre, la pobreza y la desigualdad.

Clara Pardo, presidenta nacional de la Organización, señaló que el enfoque medioambiental que se le ha dado a la campaña es una "obligación" derivada del objetivo que la ONG de la Iglesia católica tiene de "aliviar el sufrimiento de las personas que viven en contextos de mayor vulnerabilidad, de los nacidos en esa calle equivocada de la aldea global", recalcó.

 

Refugiados climáticos

La presidenta de Manos Unidas resaltó algunas de las consecuencias que el maltrato al planeta tiene sobre las personas más empobrecidas entre las que se encuentran la dificultad para obtener rendimiento de las tierras afectadas por los cambios en los patrones de comportamiento del clima o los desplazamientos relacionados con los fenómenos meteorológicos extremos.

Unos desplazamientos que, de no producirse un cambio, el Banco Mundial estima que podrían alcanzar los 140 millones de personas en 2050.  “¿Nos hemos planteado qué vamos a hacer cuando esas personas, a las que hace tan solo unos días se acaba de reconocer como refugiados -refugiados climáticos- llamen a nuestras puertas?”, se preguntó Pardo.

 

40 misioneros

Para presentar esta Campaña, Manos Unidas ha contado con la presencia de 40 misioneros, tanto religiosos como laicos, que se encontraron en Madrid el pasado 29 de enero. De ellos, 16 están trabajando actualmente en 14 países fuera de España, relacionados directa o indirectamente con los proyectos de desarrollo de la Organización, y en ámbitos que van desde la educación formal y la promoción de la mujer, hasta la seguridad alimentaria, pasando por la gestión de riesgos, el acceso a la educación de niños y jóvenes o la adaptación al deterioro medioambiental del planeta.

 

“Hacer llorar la tierra” en Mali

La hermana Janeth Aguirre desarrolla su labor en la ciudad de Koulikoro (Mali), donde es testigo de la capacidad de resiliencia de un pueblo que hace frente a la amenaza del terrorismo, del abandono estatal y del cambio climático, con las armas de la educación y la capacitación.

“El terrorismo encuentra en los poblados del Sahel a personas empobrecidas, sin oportunidades, desatendidas por el Estado y a expensas del dinero rápido. De manera particular los jóvenes ceden, algunas veces con el beneplácito de sus padres, a trabajar con estos grupos por una remuneración mensual que termina por convertirlos en marionetas de sus planes grotescos; se destruyen valores ancestrales y se pone en juego el futuro generacional del país”, explicó la misionera colombiana.

“Esta situación, asegura Aguirre, se ve agravada por el cambio climático que se percibe en las dificultades a las que se enfrentan las mujeres para cultivar sus huertos; tarea fundamental en la vida de toda mujer maliense”.

Hace 15 años cuando las misioneras de María Inmaculada llegaron a Mali, aseguró Janeth Aguirre, “la gente podía comer de lo que producían sus huertos, pero, ahora, debido a la disminución en el volumen de las lluvias, como consecuencia de la crisis medioambiental, los pozos se han ido secando y los huertos han ido desapareciendo (…). En uno de los proyectos que llevamos a cabo con apoyo de Manos Unidas hemos constatado que 70% de los niños que recibimos en las consulta tienen problemas de malnutrición, crecimiento y desarrollo y otro tanto las mujeres gestantes”, explicó Aguirre.

La hermana Janeth citó a las mujeres para referirse a la solución más inmediata para poner fin a este acuciante problema: “Ellas dicen que tenemos que ‘hacer llorar la tierra’, por medio de la construcción de pozos profundos con bombas mecánicas para asegurar el suministro de agua todo el año, y el cultivo de los huertos”. “Hay que crear soluciones durables, formarlas, capacitarlas en técnicas de cultivo y de riego, reutilizar las aguas usadas, ayudarlas a crear la infraestructura para que la mujer maliense pueda realizar su trabajo”, aseguró. Y para ello requirió el apoyo de todos.

 

Colombia: La cruda realidad del hambre

Por su parte, Alberto Franco, misionero colombiano, destacado defensor de los derechos humanos y ambientales en Colombia, se refirió a la agresión que han sufrido los territorios y las poblaciones colombianas a causa del conflicto armado y los grandes proyectos extractivos.

Franco comenzó su intervención con un recuerdo del pasado: “Crecí escuchando historias de la colonización, es decir, de tierra ‘lejos de la civilización’, a donde los pobres iban o los llevaban para tumbar (derribar) montañas y ‘hacer fincas’, porque había que ‘civilizar las montañas’. Soy campesino descendiente de la llamada ‘colonización paisa’ en Colombia. (…) Nunca oí hablar, por ejemplo, de justicia social o justicia climática”, explicó para aclarar después que este “modelo de desarrollo y de civilización es responsable de la crisis ambiental y del hambre de millones de personas, aunque nos digan que eso es lo normal y lo único”.

La explotación de los “bienes de la creación” es para el religioso colombiano la causa de la cruda realidad del hambre, las injusticias, las desigualdades, el calentamiento global, la violación a los derechos fundamentales, las violencias y las guerras. Y la justificación de esta explotación “vacía de contenido palabras como democracia, libertad de expresión, estado de derecho o derechos humanos”, aseguró Alberto Franco.

Ante esta realidad, el misionero colombiano propone dar el primer paso para emprender un largo camino que “nos lleve a nuevas realidades o nuevas miradas de la misma realidad”. Y entre estos pasos destaca el “llamar las cosas por su nombre porque no es ético ni realista seguir escuchando los negacionistas de la crisis ambiental y socioeconómica, que maquillan el hambre, la miseria y el riesgo climático”.

 

Calendario de eventos

Este miércoles, 5 de febrero, está previsto que se celebre en Madrid el acto de lanzamiento de la Campaña, en el que Aguirre y Franco contarán sus experiencias a los socios, donantes, voluntarios y colaboradores de la Organización y a todas aquellas personas que quieran asistir. Este evento estará conducido por el periodista y presentador de televisión Fernando Timón. Tendrá lugar en el Auditorio de la Mutua Madrileña Pº de la Castellana 33, Madrid.

Por otro lado, el viernes, 7 de febrero, como gesto de apoyo a los 821 millones de personas que sufren, cada día, el hambre en el mundo, Manos Unidas celebra el Día del Ayuno Voluntario con eventos en toda España y propone donar el importe de la comida de ese día a los cerca de 1.500 proyectos de desarrollo que realiza la Organización en 59 países de todo el mundo.

El domingo 9 de febrero, las parroquias de toda España celebrarán la Jornada Nacional de Manos Unidas con una colecta anual especial, invitando a los asistentes a aportar su colaboración.

El martes, 11 de febrero de 2020, se celebrará una mesa redonda sobre el tema: “¿Por qué la crisis medioambiental afecta más a las mujeres pobres?”, en la que se debatirán las consecuencias del deterioro del medioambiente y el cambio climático para las poblaciones más pobres de los entornos rurales, especialmente para las mujeres.

Las mujeres que intervendrán en la mesa son: Marisela García, del Centro de Derechos Indígenas y de la Congregación Hermanas del Divino Pastor (México), Rossana Cueva, de la Corporación ecuatoriana “Soljusticia” y Silvia Heredia, miembro del Programa socioeducativo “Paso a paso”, de Honduras.

 

 

 

 

05/02/2020-10:05
Larissa I. López

Francisco invita a pedir "la fuerza de reconocernos pobres"

(ZENIT — 5 febrero 2020).- "Pidamos al Señor que nos dé la fuerza de reconocernos pobres, de aceptar nuestros límites, de sabernos necesitados de otro. Solo así seremos capaces de acoger el amor que el Señor derrama en nuestros corazones y sentir la dicha de testimoniarlo ante el mundo".

Esta es la petición pronunciada por el Papa Francisco durante sus palabras a los hispanohablantes en la audiencia general celebrada hoy, 5 febrero de 2020, en el Aula Pablo VI.

El Santo Padre también saludó a los peregrinos de lengua española procedentes de España y América Latina presentes en la audiencia general.

Francisco ha continuado hoy con la serie de catequesis sobre las bienaventuranzas, que comenzó la semana pasada. En concreto, sobre la primera de ellas: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos".

 

 

 

05/02/2020-12:49
Redacción

Colombia: IV Encuentro Latinoamericano de Pastoral Familiar

(zenit— 5 febrero 2020).- Del 10 al 14 de febrero de 2020 se celebra en Bogotá, Colombia, el IV Encuentro Latinoamericano de Pastoral Familiar, organizado por el Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM).

Más de cien participantes tratarán el tema de la familia como discípulo misionero y líder de una nueva sociedad, indica el CELAM a través de una nota de prensa.

De este modo, el propósito es reflexionar sobre la familia como fuente de riqueza social para promover su ser y misión en el ámbito de la Iglesia y la sociedad a través de conferencias, mesas de trabajo y talleres.

Al evento acudirán los responsables nacionales de la Pastoral Familiar de las Conferencias Episcopales de América Latina y El Caribe y los responsables de los movimientos católicos que trabajan por la familia en el continente.

 

Objetivos

De acuerdo a la citada nota, los objetivos marcados para este evento son: impulsar la reflexión de la relación familia — sociedad y su aporte como fuente de riqueza social para que esta sea considerada en las políticas públicas de los Estados; fortalecer la conciencia social del rol de la familia en el desarrollo de la sociedad, de tal modo que se incremente la cultura de la familia en Latinoamérica; promover estrategias comunes que favorezcan el ser y misión de la familia en la sociedad y en la Iglesia para ejercer su vocación de discípula misionera en la construcción de una ueva sociedad.

Igualmente, en el encuentro se pretende compartir experiencias y brindar un espacio de reflexión que anime y acompañe a los agentes de pastoral, así como formar a los agentes de pastoral familiar sobre el liderazgo y la participación en la gestación de una nueva sociedad y en la vida y misión de la Iglesia.

 

 

 

05/02/2020-10:28
Larissa I. López

Oriente Medio: Bienaventurados los que "se confían totalmente a Dios"

(ZENIT — 5 febrero 2020).- "'Bienaventurados los pobres de espíritu', los humildes, los que viven desapegados de las cosas del mundo y se confían totalmente a Dios, porque de ellos es el Reino de los Cielo", expuso el Santo Padre.

Hoy, 5 de febrero de 2020, durante la audiencia general celebrada en el Aula Pablo VI, el Papa Francisco saludó a los peregrinos de lengua árabe, en particular a los procedentes de Oriente Medio.

Igualmente, Francisco indicó que esos pobres de espíritu "saben que todo lo que pertenece al Padre es también suyo, por lo que lo aman en todo y sobre todo, y esto les basta".

Efectivamente, en la catequesis de hoy, el Papa ha meditado en torno a las bienaventuranzas, a la primera de ellas, resaltando que "hay una pobreza que debemos aceptar, la de nuestro ser, y una pobreza que en cambio debemos buscar, la concreta, de las cosas de este mundo, para ser libres y poder amar.

 

 

 

05/02/2020-10:45
Larissa I. López

Papa Francisco: "Construir la Iglesia con nuestros sacrificios"

(ZENIT — 5 febrero 2020).- El Santo Padre deseó: "Que el Señor sostenga, con su gracia, el propósito de construir la Iglesia con nuestros sacrificios, superando nuestro egoísmo y poniéndonos al servicio del Evangelio".

Esta petición fue realizada por el Papa Francisco durante la audiencia general de hoy, 5 de febrero de 2020, celebrada en el Aula Pablo VI. En concreto, la demanda tuvo lugar en su habitual saludo a los jóvenes, a los enfermos, a los recién casados y a los ancianos al final de la citada audiencia de los miércoles.

La reflexión de Francisco en la catequesis de hoy ha versado sobre la primera bienaventuranza: "Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el reino de los cielos".

Así, destacó que esta pobreza "nos abre el camino del reino de los cielos", que se encuentra en la humildad y en la oración porque ahí "nos ponemos delante de Dios y le pedimos que venga en nuestro auxilio, que no tarde en socorrernos, que manifieste su potencia, en el perdón y la misericordia".

 

 

 

05/02/2020-12:12
Redacción

Academia de las Ciencias: John David Barrow, nuevo miembro ordinario

(zenit— 5 febrero 2020).- El Santo Padre ha nombrado miembro ordinario de la Academia Pontificia de Ciencias a John David Barrow, profesor de Matemáticas de la Universidad de Cambridge, Gran Bretaña.

Así lo ha comunicado hoy, 5 de febrero de 2020, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

John David Barrow

Nació en Londres el 29 de noviembre de 1952. Estudió con Dennis Sciama en la Universidad de Oxford. Sus investigaciones se refieren a la forma y los niveles de las irregularidades y la topología del universo, a la física de las partículas y la cosmología, a los orígenes de los elementos de ligeros, al posible origen y fin del universo, a las soluciones generales de las ecuaciones de Einstein y a las teorías gravitacionales de alto orden, a la naturaleza de las constantes fundamentales de la física y a la introducción de nuevas formas de utilizar la astronomía para investigar su invariancia en el tiempo.

Es conocido por su libro escrito junto con F. J. Tipler, El principio cosmológico antrópico. Además de profesor de Ciencias Matemáticas en el Departamento de Matemáticas Aplicadas y Física Teórica de la Universidad de Cambridge, es director del Proyecto Matemático Milenium, un programa para mejorar la apreciación de las ciencias matemáticas y sus aplicaciones. Ha recibido numerosos premios, entre ellos el Premio Templeton en 2006 y el Premio Faraday de la Royal Society en 2008.

 

Academia Pontificia de las Ciencias

La Academia Pontificia de las Ciencias tiene por objeto honrar la ciencia pura, asegurar su libertad y favorecer la investigación. La Pontificia Academia de las Ciencias es de alcance internacional, multirracial en su composición, y no sectaria en la elección de sus miembros.

El trabajo de la Academia incluye seis grandes áreas: ciencias básicas, ciencias y tecnología de los problemas globales, ciencia de los problemas del mundo en desarrollo, política científica, bioética, epistemología.

 

 

 

05/02/2020-09:58
Felipe Arizmendi Esquivel

Monseñor Felipe Arizmendi: "Dos Papas"

 

+ Felipe Arizmendi Esquivel
Obispo Emérito de San Cristóbal de Las Casas

 

VER

Varias personas solicitaron mi opinión sobre la película Los dos Papas, y decidí verla. No soy crítico de cine, pero me pareció una buena realización, que toca temas de interés en forma atractiva. Sin embargo, a pesar de que, de entrada, dice que se basa en hechos reales, parece más una novela, llena de ficciones y suposiciones, que una relación histórica.

Toda la trama gira en torno a supuestas conversaciones que hubieran tenido el Papa Benedicto XVI y el cardenal Jorge Bergoglio, antes de que éste fuera elegido Sucesor de Pedro. No hay constancia de que eso haya sucedido en los apartamentos pontificios, en la Capilla Sixtina o en Castengaldolfo.

Es injusto el tratamiento que se le da a Benedicto, como queriendo resaltar a Francisco. Ciertamente son dos estilos, dos maneras de ser, pero no son dos iglesias, ni dos formas antagónicas del servicio petrino. De eso no hay que extrañarse. Así es siempre; los Papas son todos diferentes. Como son cuatro los evangelios, distintos entre sí, pero reflejan, cada cual en su estilo, el único Evangelio de Jesús. Marcos es mucho muy diferente a Juan, pero ambos siguen con fidelidad a Jesús. Entre éste y Juan Bautista, hay diferencias enormes en su manera de vivir, y los dos sirven al único Reino de Dios.

El hecho, por ejemplo, de que Benedicto usara zapatillas, típicas en los pontífices de ese momento, y Francisco use zapatos comunes y corrientes, no descalifica a aquél y sobrevalora a éste, sino que son "usos y costumbres" de diferentes tiempos y lugares.

No es lo mismo Italia o Alemania, que Argentina y en general América Latina. Los obispos y cardenales de Europa y los de nuestro Continente vivimos y trabajamos en forma distinta, nuestros estilos de relacionamiento con el pueblo son diferentes, pero somos una sola Iglesia, discípulos misioneros del único Jesucristo.

A los latinoamericanos nos parece normal que Francisco viva de una forma más sencilla, porque así es nuestro estilo; pero algunos no le perdonan que haya roto protocolos que significan mucho en la práctica monárquica que aún prevale en algunas gentes de Europa. Son cosas secundarias. Lo esencial no cambia. Uno y otro pontífice aman profundamente a Jesucristo y a su Iglesia, cada quien a su manera y en su tiempo.

Tuve varias oportunidades de tratar al cardenal Ratzinger, también ya siendo Papa, y doy testimonio de su sencillez y humildad, de su profundidad integral, de su trato amable y caballeroso, de su rectitud y responsabilidad eclesial. ¡Extraordinario! Fue el Papa que, en ese momento, necesitábamos. Y luego el regalo, para mí inesperado, de Francisco. ¡Es el Espíritu Santo quien guía a su Iglesia! ¡Qué dichosos somos de tener estos egregios pontífices! Así como los anteriores. ¡Ni duda cabe!

 

PENSAR

Desde San Juan Pablo II hasta Francisco, hay un serio compromiso de renovar la forma de ejercer el papado. Ya lo había anticipado San Pablo VI: "La Iglesia debe profundizar en la conciencia de sí misma, debe meditar sobre el misterio que le es propio... De esta iluminada y operante conciencia brota un espontáneo deseo de comparar la imagen ideal de la Iglesia -tal como Cristo la vio, la quiso y la amó como Esposa suya santa e inmaculada (cf. Ef 5,27)- y el rostro real que hoy la Iglesia presenta... Brota, por lo tanto, un anhelo generoso y casi impaciente de renovación, es decir, de enmienda de los defectos que denuncia y refleja la conciencia, a modo de examen interior, frente al espejo del modelo que Cristo nos dejó de sí" (Ecclesiam suam, 3).

En esa línea, dice Francisco: "Dado que estoy llamado a vivir lo que pido a los demás, también debo pensar en una conversión del papado. Me corresponde, como Obispo de Roma, estar abierto a las sugerencias que se orienten a un ejercicio de mi ministerio que lo vuelva más fiel al sentido que Jesucristo quiso darle y a las necesidades actuales de la evangelización. El Papa Juan Pablo II pidió que se le ayudara a encontrar «una forma del ejercicio del primado que, sin renunciar de ningún modo a lo esencial de su misión, se abra a una situación nueva» (Ut unum sint, 95).

Hemos avanzado poco en ese sentido. También el papado y las estructuras centrales de la Iglesia universal necesitan escuchar el llamado a una conversión pastoral... Una excesiva centralización, más que ayudar, complica la vida de la Iglesia y su dinámica misionera" (EG 32).

 

ACTUAR

Es el Espíritu Santo quien guía a la Iglesia. Pidámosle que asista con sus dones a Benedicto y a Francisco, para que, junto con ellos, sigamos el proceso de renovación eclesial que se requiere, y así seamos fieles al camino y estilo de Jesús.

 

 

 

05/02/2020-08:00
Isabel Orellana Vilches

San Felipe de las Casas, 6 de febrero

«Atendiendo a su carácter díscolo, cuando este patrón de México era niño, lo que menos pudieron imaginar en su entorno es que llegaría a los altares. Le costó mucho decidirse a seguir a Cristo. Luego fue un mártir de la fe»

Este primer mexicano canonizado tenía ascendencia española, castellana y andaluza por parte de padre y madre respectivamente. Nació en México el 1 de mayo de 1572 y en el bautismo le impusieron el mismo nombre con el que fue encumbrado a los altares. Fue el primogénito de una numerosa prole. Era un niño despierto e inquieto, rasgos que mantuvo siendo adulto aunque con diferentes matices. La agitación infantil rubricada por travesuras debió tener tal impacto en su niñera que cuando ésta vio que ingresaba con los padres franciscanos de Puebla manifestó que sería santo cuando la higuera seca, que conservaban en el patio de la vivienda, rebrotase. Eso da idea de lo que debió pasar la pobre mujer para reconducirlo por la buena senda; además, estaría informada también de los gestos díscolos del chico en el colegio. Pero eran cosas de niños y ahí irían quedándose, sepultadas en un pasado que no tuvo mayor relevancia excepto quizá para perfilar una personalidad intrépida, dispuesta a una entrega plena, que tuvo por objeto central de su vida a Dios. Bien es verdad que durante un tiempo persistió en su interior una etapa de búsqueda. De hecho, en el convento franciscano que tenía entonces entre sus integrantes al beato Sebastián de Aparicio, no se sintió encajado y volvió a casa de sus padres. Puede que entonces su nodriza, con cierta soma, le recordara eso de que no sería santo viendo persistir en él la inestabilidad que conocía.

Fracasado su primer intento de convertirse en religioso, Felipe eligió la profesión de platero que pronto constató tampoco le satisfacía, poniendo de relieve su carácter indómito y poco centrado que tuvo que ver en esta decisión. Su padre no le dejó vivir a su libre arbitrio sino que ejerció responsablemente su misión. Por eso, como tenía 18 años no dudó en señalarle nada menos que las islas Filipinas para que se buscase la vida, como hoy se diría. La entrada en Manila, donde se afincó, fue como haber puesto una pica en Flandes. Encantado de lo que veía, se dispuso a insertarse de lleno en un mundo nuevo para él que venía cargado de intereses que nada tenían que ver con Dios. Y en medio de tanto ajetreo mundano, de nuevo la voz de Dios se abría paso en su corazón. No le cerró las puertas, y ahí radica su mérito porque pudo haber actuado como el joven rico y se hubiera desviado de la gloria que le aguardaba.

Una vez más los franciscanos fueron los elegidos para encauzar su vida religiosa —esta vez ya para siempre— emprendiendo un camino de perfección que terminó con su último aliento. Tomó el nombre de Felipe de Jesús, se ocupó de los enfermos, estudió y ¡cosas de la providencia!, en 1596, a punto de ser ordenado sacerdote, sus superiores determinaron que regresase a México. Allí tendría lugar la solemne ceremonia, rodeado de los suyos, siendo consagrado por el obispo, autoridad eclesiástica que no había en Manila. Con ese fin tomó el galeón san Felipe. Las inclemencias meteorológicas fueron funestas en grado extremo al punto que el barco, enredado en un temible tifón, terminó en las costas japonesas. Tan larvado estaba dentro de sí el espíritu de ofrenda, que el religioso agradeció al cielo esta tempestad que le iba a permitir evangelizar ese país en el que san Francisco Javier había dejado antes su fecunda huella apostólica.

Al llegar a su destino postrero a finales de 1596 se encontró con una comunidad que, aún en medio de graves contratiempos, actuando en la clandestinidad e integrada hasta en su forma de vestir como el resto de la población, seguía transmitiendo la fe, sabiendo que con ello contravenía la consigna de gobernantes que habían decretado la expulsión de muchos misioneros y abatido sus iglesias. El sueño apostólico de Felipe se truncó no mucho tiempo después de haber descendido del galeón. La excusa perfecta para la autoridad del lugar era incautar la nave que contenía considerables bienes. Era un robo en toda regla que se trató de justificar vertiendo en los religiosos la bilis de sus flaquezas. Los acusó de prosélitos y los consideró como una amenaza para el país. Justamente a los franciscanos, que por su carisma siempre han sido portadores de paz y de bien, les atribuyeron afanes de conquista bélica, intenciones imposibles de sostener y aceptar por cualquiera que hubiera contemplado el rostro sereno de los religiosos.

Renovado el edicto en contra de ellos (aunque existía una excepción para los náufragos como Felipe, prebenda a la que renunció) casi una treintena de consagrados, españoles, portugueses, mexicanos y un coreano, además de los jesuitas japoneses Pablo Miki, Juan de Goto y Diego Kisai, cuyo martirio también se celebra hoy, fueron condenados a muerte, noticia que acogieron con gozo. El superior de los franciscanos prorrumpía en alabanzas: «Bendito sea Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo por hacernos esta merced de padecer con alegría por su amor». El ardor misionero y pasión por el martirio se extendió entre los más pequeños de la comunidad cristiana. Los niños también querían entregar su vida por Cristo.

El 3 de enero de 1597 comenzaron en Meako los crueles preámbulos del martirio en inútil intento por amedrentar a los creyentes. Después, transportados en carretas y expuestos al escarnio de las gentes, los condujeron a la isla Kyushu, cuya colina fue mudo testigo de una masiva crucifixión que tuvo entre sus mártires a Felipe. A éste, en concreto, que se abrazó fuertemente a su cruz, le asfixiaba tanto el sedile que le aplicaron al cuello que prácticamente sofocó su victoriosa exclamación: «¡Jesús, Jesús, Jesús!», siendo rematado allí mismo con dos lanzas cruzadas. Fue el primero de los ajusticiados el 5 de febrero de 1597 y, por tanto, pionero en atravesar el umbral de la gloria eterna conquistada por todos ellos. Cuenta la tradición que en ese mismo instante la higuera de su remoto hogar dio frutos. Fue beatificado por Urbano VIII el 14 de septiembre de 1627. Y canonizado por Pío IX el 8 de junio de 1862.