Servicio diario - 04 de septiembre de 2020


 

PAPA FRANCISCO
“Día de Oración y Ayuno por el Líbano”, convocado por el Papa
Rosa Die Alcolea
Cercanía con las víctimas

JÓVENES
“Economía de Francisco” se celebrará en streaming en noviembre de 2020
Rosa Die Alcolea
De forma presencial en 2021

CIUDAD DEL VATICANO
“El Líbano no está solo”: Secretario de Estado del Vaticano visita Beirut
Rosa Die Alcolea
En el Día de Oración y Ayuno por las víctimas

PAPA FRANCISCO
COVID-19: El Papa recibe a una familia italiana de enfermeros
Larissa I. López
Para agradecerles su labor durante la pandemia

PAPA FRANCISCO
Mensaje del Papa al 46º Foro ‘European House – Ambrosetti’
Larissa I. López
Celebrado del 4 al 5 de septiembre

ARTE Y CULTURA
Presentación del libro ‘Mujeres Brújula en un bosque de retos’
Larissa I. López
De Isabel Sánchez, directora del Opus Dei

IGLESIA LOCAL
Encuentro.COM: Concluye el “Encuentro con los Obispos de México”
Rosa Die Alcolea
Nuevo formato de formación permanente

TESTIMONIOS
Exclusiva: 1.300 años después de la muerte de san Egidio, el cardenal Zuppi retrata al santo
Deborah Castellano Lubov
Que muy pocos conocían

TESTIMONIOS
Santa Teresa de Calcuta: El padre Ángel celebra Misa por su fiesta
Larissa I. López
El 5 de septiembre

ARTE Y CULTURA
Lecturas de verano: Fe y razón, el encuentro de san John Henry Newman
Pablo Ortiz Soto
2 obras del cardenal inglés

ANÁLISIS
COVID-19: Dilemas médicos y bioéticos
Justo Aznar
Observatorio de Bioética – Universidad Católica de Valencia

TESTIMONIOS
Santa Teresa de Calcuta, 5 de septiembre
Isabel Orellana Vilches
El ángel de los pobres


 

 

 

“Día de Oración y Ayuno por el Líbano”, convocado por el Papa

Cercanía con las víctimas

septiembre 04, 2020 12:13

Papa Francisco

(zenit – 4 sept. 2020).- El Papa Francisco convoca hoy a todos al “Día Universal de Oración y Ayuno por el Líbano”, justamente un mes después de las devastadoras explosiones en el puerto de Beirut, capital del Líbano.

Francisco hizo un fuerte llamamiento a favor del Líbano, un país que ha sufrido la pérdida de 220 personas, 6.000 heridos y 300.000 desplazados –según los datos de Vatican News—dirigido a todos los fieles en la audiencia general del pasado miércoles, 2 de septiembre de 2020, junto a un sacerdote libanés.

En su discurso, el Pontífice anunció la visita del secretario de Estado, el cardenal Pietro Parolin, como su “representante” en el Líbano para este día, con la intención de expresar su “cercanía y solidaridad”. Monseñor Parolin llegó a Beirut anoche y se reunió con los líderes religiosos en la catedral maronita de San Jorge. Luego presidió la misa en el santuario de Harissa, Nuestra Señora del Líbano.

En concreto, el Papa exhorta hoy a rezar “por las víctimas y sus familias”, así como por el Líbano “para que, con el compromiso de todos sus componentes sociales, políticos y religiosos, pueda afrontar este trágico y doloroso momento y, con la ayuda de la comunidad internacional, superar la grave crisis que atraviesa”.

 

Una oración de todas las confesiones

Con la intención de que esta sea una jornada universal, con una dimensión ecuménica, el Santo Padre invitó a que se unan “también a los hermanos y hermanas de otras confesiones y tradiciones religiosas a que se asocien a esta iniciativa” según “las formas que consideren más adecuadas, pero todos juntos”.

En este sentido, también el Papa nos llama a ayunar y a apoyar desde la caridad cristiana a los hermanos libaneses. “También estamos cerca con el compromiso concreto de la caridad, como en otras ocasiones similares”, señaló en la audiencia general celebrada esta semana en el patio de San Dámaso, en el Vaticano.

 

Llamados a la caridad

Desde Ayuda a la Iglesia Necesitada, como en otras muchas plataformas solidarias, han lanzado una campaña de emergencia por Beirut. La detonación devastó el área portuaria de la capital de Líbano y varios barrios cercanos, de población mayoritariamente cristiana, como Mar Maroun o Achrafieh.

Llegará el momento de la reconstrucción pero, mientras tanto, Ayuda a la Iglesia Necesitada se propone enviar, con esta campaña, una ayuda de emergencia de 250.000 euros para proveer de paquetes de alimentos a 5.880 familias afectadas por la explosión.

Tras la solicitud de ayuda del Papa Francisco, en el rezo del Ángelus, el pasado 9 de agosto, a la comunidad internacional, se anunció el compromiso de asignar 252,7 millones de euros en ayuda de urgencia para la población del Líbano, por parte de las Naciones Unidas, en colaboración con la Unión Europea y el Banco Mundial.

 

País en crisis

El Líbano, único país de Oriente Medio con una amplia presencia cristiana, estaba ya inmerso en una profunda crisis económica desde la guerra civil que tuvo lugar entre 1975 y 1990. A eso se sumó el desbordamiento del país ante el inmenso éxodo de refugiados sirios e iraquíes, muchos de ellos cristianos, que, en los últimos años, han huido de la guerra y del terrorismo de Daesh, reseña Ayuda a la Iglesia Necesitada.

En marzo de 2020, el coronavirus llegó a Líbano para complicar más aún la situación y, cinco meses después, la terrible explosión accidental de 2.750 toneladas de nitrato de amonio en la zona portuaria de Beirut.

Además, seis días después de la explosión, el Gobierno del Líbano presentó su dimisión, presionados por las protestas sociales surgidas en la capital del país. Se trata del segundo Gobierno que cae tras las protestas contra la clase política: el pasado octubre Saad Hariri también dimitió.

El primer ministro libanés, Hasan Diab, anunció que “los mecanismos de corrupción son más grandes que el Estado” y aseguró “dar un paso atrás” para “estar con la gente, para combatir con ella por el cambio. Por eso, anuncio hoy la renuncia de este Gobierno”.

 

 

 

 

“Economía de Francisco” se celebrará en streaming en noviembre de 2020

De forma presencial en 2021

septiembre 04, 2020 15:14

Jóvenes

“Economía de Francisco”, el encuentro con jóvenes economistas convocado por el Papa Francisco y previsto para celebrarse en Asís en marzo de 2020, finalmente tendrá lugar virtualmente del 19 al 21 de noviembre de 2020, ha confirmado el director de comunicación del evento, el padre Enzo Fortunato.

“Dada la emergencia sanitaria en el mundo causada por la COVID-19”, el comité organizador ha decidido “celebrar el evento internacional totalmente en línea”, con enlaces en directo y en streaming con todos los miembros y oradores, explican en el comunicado, publicado este viernes, 4 de septiembre de 2020.

 

Participación del Papa

Asimismo, los organizadores anuncian la participación “virtual” del Santo Padre en el evento programado para 2020, y esperan que la próxima reunión, con presencia física de personas, se pueda celebrar en Asís el otoño de 2021, “cuando las condiciones de salud aseguren la participación de todos”, describen.

La organización del evento “Economía de Francisco” 2020 en versión online permitirá a todos los jóvenes inscritos participar en el encuentro en las mismas condiciones, compartir sus experiencias, trabajos, propuestas y reflexiones maduradas en estos meses en los 12 pueblos.

 

Nuevo programa en marcha

El Comité está trabajando para “crear un programa innovador, participativo y global”, indican, que preserve los elementos distintivos de la “Economía de Francisco” (trabajo en grupo, sesiones plenarias y paralelas con oradores principales, espiritualidad franciscana, actuaciones artísticas, exposiciones) “enriqueciéndolo con las oportunidades y los lenguajes que ofrece el modo digital del evento”.

“Economía de Francisco” es un movimiento de jóvenes con rostros, personalidades, ideas que se mueve y vive en todo el mundo por una economía más justa, inclusiva y sostenible y para dar un alma a la economía del mañana. El mundo necesita la creatividad y el amor de los participantes que, como artesanos del futuro, están tejiendo la Economía de Francisco, entre el ya y el todavía no.

Para más información y para seguir los eventos de streaming: www.francescoeconomy.org

 

 

 

 

“El Líbano no está solo”: Secretario de Estado del Vaticano visita Beirut

En el Día de Oración y Ayuno por las víctimas

septiembre 04, 2020 16:31

Ciudad del Vaticano

(zenit – 4 sept. 2020).- “El Líbano no está solo” fueron las palabras del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, en su visita a Beirut, capital del Líbano, para asegurar el apoyo y la cercanía del Papa Francisco, hoy, 4 de septiembre de 2020, en el día de Oración y ayuno por las víctimas de la explosión en Beirut, acontecida hace exactamente un mes.

Monseñor Parolin, estrecho colaborador del Papa Francisco, llegó a Beirut anoche y se reunió con los líderes religiosos en la catedral maronita de San Jorge. Luego presidió la Misa en el santuario de Harissa, Nuestra Señora del Líbano.

El ministro de Asuntos Exteriores saliente del Líbano, Charbel Wehbe, el nuncio apostólico, Joseph Spiteri, y el asesor del ministro, Abir el Ali, le dieron la bienvenida a su llegada, informó el Ministerio de Exteriores del Líbano. Inmediatamente después, el cardenal Parolin fue a la catedral maronita de San Jorge en el centro de Beirut, donde se reunió con algunos líderes religiosos, tanto cristianos como musulmanes.

 

“El Líbano no está solo”

Al final de su reunión, Mons. Parolin aseguró que “el Líbano no está solo” y que el Vaticano está de pie, silencioso y cooperativo, a su lado. Destacó la importancia de no dejar solo al Líbano frente a las pruebas que está superando, señalando que el mundo necesita a este país, su experiencia única, lo que representa de libertad y solidaridad.

A principios de esta semana, en la primera audiencia general de Francisco con presencia de fieles desde febrero, hizo un dramático llamamiento a favor del Líbano. En ese momento, el Pontífice convocó a orar y ayunar por las víctimas de la explosión y anunció la visita del cardenal Parolin al país.

 

“¡Juntos reconstruiremos Beirut!”

En la catedral de San Jorge, el secretario del Estado Vaticano, celebró la Misa, y durante la homilía exclamó: “¡No dejen al Líbano solo!”, con el “deseo” de repetir claramente el llamado del Papa Francisco a la comunidad internacional, aseguró.

“El Líbano necesita al mundo, pero el mundo también necesita el experimento único en curso de pluralismo, viviendo juntos en solidaridad y libertad que es el Líbano”, señaló Parolin, y alentó a los libaneses con el mensaje esperanzador: “¡Juntos, reconstruiremos Beirut! ¡Dios os bendiga!”.

En este sentido, el cardenal diplomático expresó que “los libaneses reconstruirán su país, con la ayuda de amigos y con el espíritu de comprensión, diálogo y coexistencia que siempre los ha distinguido”.

En la audiencia general del miércoles 2 de septiembre, el Papa Francisco destacó que un mes después de la tragedia que golpeó a la ciudad de Beirut, sus pensamientos todavía van al querido Líbano y a su población particularmente probada.

 

Mensaje del Papa

Además, el cardenal Piertro Parolin transmitió al pueblo libanés un breve mensaje que el Santo Padre le pidió que difundiera durante la jornada de oración y el ayuno de hoy. “Te confiamos al Líbano”, es la oración del Papa leída por el secretario de Estado vaticano, para que “realice su vocación como mensaje de paz y fraternidad”, informa Vatican News.

“Yo de hecho conozco los proyectos que he hecho para ustedes, dice el Señor, proyectos de paz y no de desgracia para darles un futuro lleno de esperanza”, comienza el texto escrito por el Pontífice para esta ocasión.

Aunque actualidad y los acontecimientos vividos en el pasado por el país parecen contradecir esta promesa, Francisco exhorta a este pueblo a confiar en la fidelidad de Dios: “Señor, creemos que vigilas sobre tu Palabra, para realizarla” y “esperamos, contra toda esperanza o desgracia”.

El mensaje incluye también un pasaje de oración, de acción de gracias y de petición: “Te damos gracias por tu amor expresado a través de la solidaridad de muchos. Te confiamos nuestro país, el Líbano, con su pueblo, sus líderes religiosos y políticos y sus jóvenes, que realice su vocación como mensaje de paz y fraternidad a la que lo has llamado. Amén”.

 

 

 

 

COVID-19: El Papa recibe a una familia italiana de enfermeros

Para agradecerles su labor durante la pandemia

septiembre 04, 2020 13:01

Papa Francisco

(zenit – 4 sept. 2020).– El Papa Francisco ha recibido hoy en audiencia a una familia italiana de 4 enfermeros, todos ellos trabajadores de hospitales entre Suiza e Italia, informa el diario La Regione.

El Santo Padre recibió en la mañana de hoy, 4 de septiembre de 2020, a Raffaele Mautone, enfermero del Cardiocentro de Lugano, Suiza, y a sus tres hermanos, también sanitarios, y a sus respectivas familias para agradecerle su tarea durante los difíciles momentos de la emergencia sanitaria por el coronavirus.

 

Realización de un sueño

El enfermero cuenta que su hermano ha hecho el camino a Roma a pie y que se uniría los últimos kilómetros hasta la ciudad eterna. “Entre hermanos y familia habrá un total de trece. Vendrán esposas, maridos, niños. El prefecto de la Santa Sede, Leonardo Sapienza, me dijo que el Pontífice quiere abrazarnos a todos”.

“La realización de este sueño mío, el encuentro con el Papa, me lleva a decir a todas las personas que lo tienen metido en un cajón, que pongan en él esperanza y compromiso, porque entonces se hace realmente realidad. ¡Y es un éxito para todos!”.

 

Una caja llena de escritos

De acuerdo a la citada fuente, esta familia italiana de enfermeros tenían previsto entregar al Papa una caja llena de escritos de los últimos meses, pensamientos, cartas de quienes se han enfrentado directamente al coronavirus: los que han enfermado, los que han estado curando, los que han experimentado la muerte de un familiar.

“Por ejemplo, hay una carta de un paciente de Locarno, considerado el veterano de la COVID-19 porque estuvo hospitalizado durante 146 días entre las instalaciones de la zona de Locarno y Lugano, y quiso dejar una carta para decirme que, en el poco tiempo que nos conocimos, solo encontró alivio mirándome a los ojos”.

Junto a esta caja, en la que se lee “a mi querido amigo el Papa Francisco”, los hermanos desean ofrecerle también el uniforme del Cardiocentro con el bordado a mano del Año Internacional de la Enfermería 2020: “Si las letras representan lágrimas y el uniforme es un símbolo del sudor de todo el personal sanitario, también llevamos con nosotros las ganas de vivir, el amor al prójimo”.

 

Segunda ola

Respecto a la llegada de una segunda ola de COVID-19, Raffaelle, afirma que personalmente, vive la situación “con cierto temor y sospecha. Me siento aliviado de ver y escuchar los llamamientos que siguen existiendo y que exhortan a todos los ciudadanos a la distancia social y a las principales normas de higiene. Así que tengo mucha confianza en las instituciones que no fallan en la entrega de estos mensajes”.

“En resumen, no debemos bajar la guardia, el virus sigue entre nosotros. Por encima de todo, digo esto a los jóvenes, que están entre los más afectados en este momento. Si no les asusta, debemos pensar en sus padres y abuelos. Así que les digo, especialmente a las nuevas generaciones, que permanezcamos en alerta”, concluye el enfermero.

 

 

 

 

Mensaje del Papa al 46º Foro ‘European House – Ambrosetti’

Celebrado del 4 al 5 de septiembre

septiembre 04, 2020 14:32

Papa Francisco

(zenit – 4 sept. 2020).– El Papa Francisco ha enviado hoy un mensaje a los participantes del 46º Foro de European House – Ambrosetti, celebrado en Villa d’Este, Cernobbio, Italia, del 4-5 de septiembre de 2020).

El Foro de European House – Ambrosetti, es un evento anual de alcance y prestigio internacional organizado por dicha organización. Este año, la edición se titula “Inteligencia en el Mundo, Europa e Italia”.

Desde 1975, jefes de Estado y de Gobierno, altos representantes de las instituciones europeas, ministros, premios Nobel, empresarios, directivos y expertos de todo el mundo se reúnen cada año para debatir cuestiones de actualidad de gran repercusión para la economía y la sociedad mundial en su conjunto.

 

Nadie se salva solo

En su discurso, el Santo Padre ha señalado que la pandemia “nos ha enseñado que ninguno de nosotros se salva solo”, que la vulnerabilidad de la condición humana nos convierte en “una familia” y nos ha permitido ver con claridad “que cada una de nuestras decisiones personales afecta a la vida de nuestros semejantes, de los que viven al lado y de los que están en lugares distantes del mundo”.

Igualmente, Francisco remarca que “este tiempo de prueba” nos ha enseñado “una serie de lecciones”: Nos ha mostrado la grandeza de la ciencia, pero también sus límites. Ha puesto en tela de juicio la escala de valores que pone el dinero y el poder por encima de todo. Obligándonos a quedarnos juntos en casa, padres e hijos, jóvenes y viejos, nos ha hecho una vez más conscientes de las alegrías y dificultades de nuestras relaciones. Nos ha hecho abstenernos de lo superfluo y concentrarnos en lo esencial”.

Del mismo modo, en esta situación, “la economía adquiere una importancia aún mayor, debido a su estrecha conexión con las situaciones concretas de la vida de los hombres y mujeres”. Esta debe convertirse “en la expresión de un cuidado y una preocupación que no excluya, sino que trate de incluir, que no rebaje, sino que trate de elevar y dar vida. Un cuidado y una preocupación que se niegue a sacrificar la dignidad humana a los ídolos de las finanzas, que no dé lugar a la violencia y la desigualdad, y que utilice los recursos financieros no para dominar sino para servir (cf. Evangelii Gaudium, 53-60)”.

 

Momento de discernimiento

El Papa apunta también que la humanidad entera sigue experimentando que “la ciencia y la tecnología han demostrado ser insuficientes por sí mismas” y que “lo que se ha revelado decisivo, en cambio, ha sido el derroche de generosidad y coraje que han demostrado tantas personas”.

Esto, considera “debería estimularnos a ir más allá del paradigma tecnocrático, entendido como una forma única o dominante de abordar los problemas” y que es necesario desarrollar otra forma de pensar “que pueda ampliar nuestra mirada y guiar la tecnología al servicio de un modelo de desarrollo diferente, más sano, más humano, más social y más integral”.

“El presente es un momento de discernimiento a la luz de los principios de la ética y el bien común, en aras de la recuperación deseada por todos”, subraya el Pontífice, y recuerda que para ello “son necesarias dos cosas, la conversión y la creatividad”.

 

Conversión ecológica y creatividad

“Necesitamos experimentar una conversión ecológica para frenar nuestro ritmo inhumano de consumo y producción y aprender una vez más a entender y contemplar la naturaleza”, para “reconectarnos con el mundo que nos rodea”, apunta en este sentido. Y habla también de trabajar por “una reorientación ecológica de nuestra economía, sin ceder a las presiones del tiempo y de los procesos humanos y tecnológicos, sino volviendo a relaciones que son experimentadas, no consumidas.”

Del mismo modo, el Obispo de Roma invita a ser creativos “ideando nuevas formas de perseguir el bien común”. Una creatividad que “solo puede provenir de la apertura al aliento del Espíritu, que nos inspira a intentar nuevas, oportunas e incluso audaces decisiones, como hombres y mujeres capaces de dar forma a ese desarrollo humano integral al que todos aspiramos”.

Para el Santo Padre, esta conversión y creatividad implican necesariamente “la formación y el estímulo de la próxima generación de economistas y empresarios”, razón por la que les ha invitado a reunirse del 19 al 21 de noviembre próximo en Asís, para el evento “La economía de Francisco”.

 

Liderazgo de Europa

Finalmente, expresa que “ahora más que nunca, Europa está llamada a mostrar su liderazgo en un esfuerzo creativo para salir del cerco del paradigma tecnocrático aplicado a la política y la economía. Este esfuerzo creativo debe ser de solidaridad, el único antídoto contra el virus del egoísmo, un virus mucho más potente que la COVID-19”.

A continuación, sigue el mensaje que el Papa Francisco ha enviado a los participantes en el Foro European House – Ambrosetti» (Villa d’Este, Cernobbio, 4-5 de septiembre de 2020).

***

 

Mensaje del Santo Padre

Señoras y señores,

Un caluroso saludo a todos los que participan en el Foro de European House-Ambrosetti. Vuestros debates de este año tratan temas importantes que afectan a la sociedad, la economía y la innovación: temas que exigen esfuerzos extraordinarios para hacer frente a los desafíos creados o agravados por la actual emergencia médica, económica y social.

La experiencia de la pandemia nos ha enseñado que ninguno de nosotros se salva solo. Hemos experimentado de primera mano la vulnerabilidad de la condición humana que nos pertenece y que hace de nosotros una familia. Hemos llegado a ver más claramente que cada una de nuestras decisiones personales afecta a la vida de nuestros semejantes, de los que viven al lado y de los que están en lugares distantes del mundo. La marcha de los acontecimientos nos ha obligado a reconocer que nos pertenecemos unos a otros, como hermanos y hermanas que habitan en una casa común. No habiendo sido capaces de mostrar solidaridad en la riqueza y en el intercambio de recursos, hemos aprendido a experimentar la solidaridad en el sufrimiento.

Culturalmente, este tiempo de prueba nos ha enseñado una serie de lecciones. Nos ha mostrado la grandeza de la ciencia, pero también sus límites. Ha puesto en tela de juicio la escala de valores que pone el dinero y el poder por encima de todo. Obligándonos a quedarnos juntos en casa, padres e hijos, jóvenes y viejos, nos ha hecho una vez más conscientes de las alegrías y dificultades de nuestras relaciones. Nos ha hecho abstenernos de lo superfluo y concentrarnos en lo esencial. Ha derribado los tambaleantes pilares que sostenían un determinado modelo de desarrollo. Ante un futuro que parece incierto y lleno de desafíos, sobre todo en el plano social y económico, nos ha empujado a dedicar este tiempo a discernir lo que es duradero de lo que es fugaz, lo que es necesario de lo que no lo es.

En esta situación, la economía -la economía en su significado humano más profundo como el gobierno de nuestro hogar terrenal- adquiere una importancia aún mayor, debido a su estrecha conexión con las situaciones concretas de la vida de los hombres y mujeres. La economía debe convertirse en la expresión de un cuidado y una preocupación que no excluya, sino que trate de incluir, que no rebaje, sino que trate de elevar y dar vida. Un cuidado y una preocupación que se niegue a sacrificar la dignidad humana a los ídolos de las finanzas, que no dé lugar a la violencia y la desigualdad, y que utilice los recursos financieros no para dominar sino para servir (cf. Evangelii Gaudium, 53-60). Porque el verdadero beneficio proviene de los tesoros accesibles a todos. “Lo que verdaderamente poseo es lo que puedo ofrecer a los demás” (cf. Audiencia general, 7 de noviembre de 2018).

En esta tragedia, que la humanidad entera sigue experimentando, la ciencia y la tecnología han demostrado ser insuficientes por sí mismas. Lo que se ha revelado decisivo, en cambio, ha sido el derroche de generosidad y coraje que han demostrado tantas personas. Esto debería estimularnos a ir más allá del paradigma tecnocrático, entendido como una forma única o dominante de abordar los problemas. Este paradigma, nacido de una mentalidad que buscaba el dominio del mundo natural, se basaba en el supuesto erróneo de que “existe una cantidad ilimitada de energía y de recursos utilizables, que su regeneración inmediata es posible y que los efectos negativos de las manipulaciones de la naturaleza pueden ser fácilmente absorbidos” (Cf. CONSEJO PONTIFICIO PARA LA JUSTICIA Y LA PAZ, Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia, 463; cf. Laudato Si’, 106). Donde la naturaleza y, todavía más, las personas están implicadas, se necesita otra forma de pensar, que pueda ampliar nuestra mirada y guiar la tecnología al servicio de un modelo de desarrollo diferente, más sano, más humano, más social y más integral.

El presente es un momento de discernimiento a la luz de los principios de la ética y el bien común, en aras de la recuperación deseada por todos. San Ignacio de Loyola, fundador de la Compañía de Jesús, emplea frecuentemente el término “discernimiento” en sus escritos, inspirándose en la gran tradición sapiencial de la Biblia y, sobre todo, en la enseñanza de Jesús de Nazaret. Cristo exhortó a todos los que le escucharon, y a nosotros hoy, a no detenerse en lo externo, sino a discernir sabiamente los signos de los tiempos. Para ello, son necesarias dos cosas, la conversión y la creatividad.

Necesitamos experimentar una conversión ecológica para frenar nuestro ritmo inhumano de consumo y producción y aprender una vez más a entender y contemplar la naturaleza. Reconectarnos con el mundo que nos rodea. Trabajar por una reorientación ecológica de nuestra economía, sin ceder a las presiones del tiempo y de los procesos humanos y tecnológicos, sino volviendo a relaciones que son experimentadas, no consumidas.

También estamos llamados a ser creativos, como los artesanos, ideando nuevas formas de perseguir el bien común. Esa creatividad sólo puede provenir de la apertura al aliento del Espíritu, que nos inspira a intentar nuevas, oportunas e incluso audaces decisiones, como hombres y mujeres capaces de dar forma a ese desarrollo humano integral al que todos aspiramos. La creatividad de un amor que pueda devolver un significado al presente, para abrirlo a un futuro mejor.

Esta conversión y creatividad implican necesariamente la formación y el estímulo de la próxima generación de economistas y empresarios. Por esta razón, les he invitado a reunirse del 19 al 21 de noviembre próximo en Asís, la ciudad del joven san Francisco, que se despojó de todo “para elegir a Dios como brújula de su vida, haciéndose pobre con los pobres, hermano de todos. Su decisión de abrazar la pobreza dio lugar también a una visión de la economía que sigue siendo muy actual”(Carta para el evento “La economía de Francisco”, dirigida a los jóvenes economistas y empresarios de todo el mundo, 1 de mayo de 2019). Es importante invertir en los jóvenes que serán los protagonistas de la economía del mañana, formar hombres y mujeres preparados para ponerse al servicio de la comunidad y la creación de una cultura del encuentro. La economía de hoy, y los jóvenes y los pobres de nuestro mundo, tienen necesidad, sobre todo, de vuestra humanidad y de vuestra respetuosa y humilde fraternidad, y sólo después de vuestro dinero (cf. Laudato Si’, 129; Discurso a los participantes en el Encuentro “Economía de la Comunión”, 4 de febrero de 2017).

Los trabajos de vuestro Foro prevén también la elaboración de un programa para Europa. Han transcurrido 70 años desde la Declaración Schuman del 9 de mayo de 1950, que allanó el camino para la actual Unión Europea. Ahora más que nunca, Europa está llamada a mostrar su liderazgo en un esfuerzo creativo para salir del cerco del paradigma tecnocrático aplicado a la política y la economía. Este esfuerzo creativo debe ser de solidaridad, el único antídoto contra el virus del egoísmo, un virus mucho más potente que la COVID-19. En aquel entonces, la preocupación era la solidaridad en la producción; hoy en día, la solidaridad debe extenderse a un bien más preciado: la persona humana. La persona humana debe ocupar el lugar que le corresponde en el centro de nuestras políticas educativas, sanitarias, sociales y económicas. Las personas deben ser acogidas, protegidas, acompañadas e integradas cuando llaman a nuestras puertas, buscando un futuro de esperanza.

Vuestras reflexiones también se concentrarán en la ciudad del futuro. No es casualidad que, en la Biblia, el destino de toda la humanidad se cumpla en una ciudad, la Jerusalén celestial descrita por el Libro del Apocalipsis (Capítulos 21-22). Como su nombre indica, es una ciudad de paz, cuyas puertas están siempre abiertas a todos los pueblos; una ciudad construida para la gente, hermosa y resplandeciente: una ciudad de abundantes fuentes y árboles; una ciudad acogedora donde ya no hay enfermedad ni muerte. Esta elevada visión puede movilizar las mejores energías de la humanidad para la construcción de un mundo mejor. Os pido que no bajéis la mirada, sino que persigáis altos ideales y grandes aspiraciones.

Espero que estos días de reflexión y discusión sean fructíferos, que contribuyan a nuestro camino común proporcionando orientación en medio del estruendo de tantas voces y mensajes, y que se preocupen de que nadie se pierda en el camino. Os insto a que os esforcéis por desarrollar nuevas formas de entender la economía y el progreso, a que combatáis toda forma de marginación, a que propongáis nuevos estilos de vida y a que deis voz a los que no la tienen.

Concluyo ofreciéndoos mis mejores deseos con las palabras del salmista: “¡La dulzura del Señor sea con nosotros! ¡Confirma tú la acción de nuestras manos!” (Salmos 90:17)

Roma, San Juan de Letrán, 27 de agosto de 2020

 

© Librería Editorial Vaticana

 

 

 

 

Presentación del libro ‘Mujeres Brújula en un bosque de retos’

De Isabel Sánchez, directora del Opus Dei

septiembre 04, 2020 10:56

Arte y Cultura

(zenit – 4 sept. 2020).– La presentación del libro Mujeres Brújula en un bosque de retos (Espasa-Planeta), escrito por Isabel Sánchez, la mujer que ocupa el puesto más importante en la dirección del Opus Dei, tuvo lugar ayer, 3 de septiembre de 2020, en el hotel Conde Duque de Madrid, España.

Isabel Sánchez Serrano (Murcia, 1969) dirige desde 2010 la Asesoría Central del Opus Dei, el organismo compuesto por mujeres que asesoran al prelado en el gobierno del Opus Dei. Es licenciada en Derecho, vive en Roma desde 1992 y trabaja para las más de 50.000 mujeres que forman parte de la institución en 70 países.

 

Experiencias de 75 mujeres

Sánchez recoge en su libro las experiencias de 75 mujeres que trabajan en los cinco continentes liderando proyectos sociales para mejorar su entorno, informa un comunicado de la Oficina de Prensa del Opus Dei.

Hoy, 4 de septiembre de 2020, a las 21:30 horas tendrá lugar una presentación digital de la obra, a través de la cuenta de Youtube de Espasa. En ella participarán la autora y Gonzalo del Prado, periodista de la cadena televisiva española Antena 3.

 

Mujeres Brújula

Fruto de su trayectoria y de su cargo en la Obra, Isabel Sánchez ha conocido el trabajo de muchas mujeres que denomina “mujeres brújula”, “alguien que llega a ser punto de referencia para los demás, señala el norte, marca el camino y acompaña hasta la meta”.

Los beneficios del libro irán destinados a becas de Harambee ONGD para el proyecto Guadalupe, con el objetivo de que investigadoras africanas estudien en el extranjero para ayudar después a su continente.

“Cuando la editorial me propuso poner por escrito mis reflexiones sobre cuestiones como la mujer, el trabajo, la familia o la educación pensé en volcar la experiencia de otras mujeres que, aunque desconocidas en su gran mayoría, son, para mí, referentes”, señala Sánchez Serrano.

 

Feminismo integrador

A lo largo del libro, y a raíz de los testimonios de las protagonistas, Isabel Sánchez aborda algunas cuestiones de gran actualidad como las consecuencias de la COVID-19, el trabajo, feminismo, liderazgo, maternidad, familia, solidaridad, vulnerabilidad.

En relación a la defensa de la igualdad entre hombres y mujeres, Sánchez Serrano plantea un feminismo integrador, en el que “mujeres y hombres trabajan codo con codo para construir un nuevo modelo de sociedad que dé respuesta a las inquietudes que el futuro nos plantea”.

 

Sociedad del cuidado

Sobre los retos en el ámbito laboral, la autora escribe que “en la vorágine de la cuarta revolución industrial y en el umbral de la quinta, la transformación del trabajo puede llevarnos hacia una encrucijada vital: o conformamos una sociedad del descarte, o una sociedad del cuidado”.

Esta sociedad del cuidado está en manos de hombres y mujeres y “necesitamos hombres y mujeres capaces de sentimientos radicalmente humanos, como la misericordia y la compasión”, apunta.

“Esto requiere repensar la organización de los trabajos para que realmente faciliten las relaciones humanas y la conciliación entre familia y trabajo”, explica también. Y afirma que penalizar la maternidad y la paternidad “no es un problema de la mujer, es un problema de todos, y quizá la primera batalla será lograr ese convencimiento”.

La autora plantea propuestas para la convivencia, desde la base de que “somos todos imperfectos en busca de quienes acepten nuestras imperfecciones, así que una de las primeras guías para la existencia feliz será aprender a convivir con nuestras propias limitaciones y con las de los demás”.

 

Liderazgo e identidad

En cuanto al liderazgo, considera que “para marcar un camino debemos tener claro el norte. Si no somos líderes, el norte nos lo marcan otros; si lo somos, el norte es nuestro: fruto de nuestro conocimiento y nuestra libertad, que proponemos a otros mediante el diálogo y el ejemplo”.

En su opinión, los líderes del día a día deben “desarrollar un pensamiento crítico, perder el miedo a recibir dislikes, e ir contra lo políticamente correcto cuando sea necesario para defender los valores o la identidad”.

Al hablar de sus convicciones religiosas, la autora se muestra defensora de una práctica religiosa libre y personal y sostiene que “un cristiano puede ser para el mundo un agente ecológico de la dimensión religiosa, que ayude a purificar las ideas contaminadas sobre Dios y cancele las sospechas que aún siguen pesando sobre Él —el tirano, el aguafiestas de los hombres, el acusador continuo, el ladrón de la felicidad jugosa y vital—”.

 

Mujer e Iglesia

En cuanto al papel de la mujer en la Iglesia, defiende “una fina labor de criba, para descubrir encargos que se han ido adhiriendo a las competencias de los sacerdotes, como si les pertenecieran en exclusiva, cuando podría no ser así”.

En su opinión, “el afán de ir sumando encargos y misiones en la Iglesia como meta para las mujeres resulta pobre y reductiva, pues la contribución femenina va mucho más allá de la mera funcionalidad en el ámbito eclesiástico. Lo más importante que la mujer, como mujer, puede hacer en la Iglesia, lo hace en el mundo”.

Por último, en relación a la COVID-19, Isabel Sánchez habla de la condición de “reclusos urbanos”, vulnerables e interdependientes, con la pandemia que “nos ha puesto ante la vida y la muerte, cambiando nuestros parámetros de interpretación. No somos los dueños del mundo y se nos da la oportunidad de cambiar nuestra arrogancia en confianza”.

 

 

 

 

Encuentro.COM: Concluye el “Encuentro con los Obispos de México”

Nuevo formato de formación permanente

septiembre 04, 2020 10:35

Iglesia Local

(zenit – 4 sept. 2020).- Termina la semana de formación permanente de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) que este año ha pasado de ser presencial a 100% virtual e interactiva con los fieles del país, dando lugar al Encuentro.COM, es decir, al “Encuentro con los Obispos de México”.

Del 31 de agosto al 3 de septiembre, los obispos de México se han congregado de manera virtual para compartir con los laicos, sacerdotes y religiosos “un espacio de encuentro formativo y sinodal, que nos ayude a responder de una mejor manera el contexto adverso que nos acontece”, describe Mons. Rogelio Cabrera, arzobispo de Monterrey y presidente de la CEM.

Con la celebración de la Hora Santa ante el Santísimo Sacramento se clausuró este encuentro, ayer, 3 de septiembre de 2020, abierta a todo México desde la basílica de San Juan de los Lagos.

 

Proyecto Global Pastoral 2031+2033

Este Encuentro.COM donde “.COM” significa: Con los Obispos de México. Lo que hasta ahora eran unos días de retiro, convivencia y descanso para los obispos del país, este año, además de respetar momentos únicamente para los prelados, han incluido otros abiertos a sacerdotes, religiosas y fieles, quienes han participado a través de la página web y redes sociales, en diversos talleres y en los momentos espirituales importantes que se ofrecerán en el programa.

El objetivo principal de estos días ha sido releer el Proyecto Global de Pastoral 2031+2033, desde la realidad más actual y los desafíos presentes y futuros provocados por la pandemia de la COVID-19 en México, “iluminados por la Palabra de Dios y el Magisterio del Papa Francisco, para enfrentar la desafiante situación cultural, económica, política, social y eclesial que atravesamos”, señalaron el presidente de la CEM y el secretario general, Mons. Alfonso Miranda.

 

Entre la Eucaristía y la reflexión

El encuentro comenzó en la tarde del 31 de agosto (hora Ciudad de México) con la Misa desde la Basílica de Nuestra Señora del Roble, presidida por el presidente del episcopado y arzobispo de Monterrey, monseñor Rogelio Cabrera López.

El 1 de septiembre, luego de la celebración eucarística matutina, se reunieron solo los obispos para reflexionar sobre realidad personal y del ministerio episcopal. La tarde estuvo dedicada a trabajos en grupo y talleres simultáneos que pueden ser seguidos por toda la comunidad eclesial.

La jornada concluyó con un análisis de las urgencias y desafíos presentados por la pandemia de COVID-19, una reflexión sobre el mundo del trabajo y  la discusión sobre la violencia en México y el compromiso de los obispos en la construcción de la paz.

El 2 de septiembre, la Misa matutina se celebró desde la Basílica de Nuestra Señora de Zapopán, a la que siguieron las intervenciones de los obispos sobre su rol ante la realidad actual y sus desafíos presentes y futuros en la Iglesia y la Pastoral. En particular, se habló de la respuesta de la Iglesia católica frente a la pandemia, donde participará el padre Augusto Zampini, del Dicasterio Desarrollo Humano Integral, miembro de la Comisión de la Santa Sede para la COVID-19.

Por último, el cardenal Carlos Aguiar Retes, arzobispo de la arquidiócesis primada de México, presidió la Eucaristía en la basílica de Nuestra de Guadalupe, en la mañana del 3 de septiembre.

Los obispos continuaron con la relectura del Proyecto Global de Pastoral 2031+2033 y, en la tarde, se aportaron los elementos para el discernimiento pastoral de los sacerdotes en medio de la actual pandemia: realidad, tendencias y aspectos pastorales frente al reto de la nueva evangelización.

 

 

 

 

Exclusiva: 1.300 años después de la muerte de san Egidio, el cardenal Zuppi retrata al santo

Que muy pocos conocían

septiembre 04, 2020 13:11

Testimonios

(zenit – 4 sept. 2020).- 1.300 años después de la muerte de san Egidio, el cardenal Zuppi retrata al santo Que muy pocos conocían. Durante la homilía en la celebración en Trastevere, el prelado reflexionó sobre la oración intensa y perseverante del santo, sus milagros y su comunidad, que se ha convertido en un hogar.

“Ninguno de nosotros sabía inicialmente quién era san Egidio. En los primeros años de la comunidad, a menudo le preguntaban a Andrea (Riccardi) qué había hecho este san Egidio que era tan especial que decidió tomar su nombre. Descubrimos que se parece mucho a nosotros”.

El cardenal Matteo Zuppi, todavía llamado cariñosamente “Don Matteo” por la comunidad de San Egidio, y actualmente arzobispo de la ciudad italiana de Bolonia, lo admitió durante su homilía del 1 de septiembre de 2020, por el 1.300° aniversario de la muerte del santo, cuya comunidad, ahora de importancia mundial, lleva su nombre.

Con una multitud de fieles socialmente distantes y sentados en la plaza de Santa María de Trastevere, frente a la iglesia dedicada al santo, el cardenal, que participó en la fundación de la comunidad, junto con Andrea Riccardi, arrojó luz sobre la identidad de san Egidio.

 

¿Quién fue san Egidio?

San Egidio, abad, era un ermitaño en el sur de Francia. Se convirtió en un santo muy popular en la Edad Media, aunque se carece de información histórica sobre él. Según algunas fuentes históricas, nació en Atenas a principios del siglo VII y fundó un monasterio en Provenza, cerca de Arles. Allí murió Egidio.

La iglesia que lleva su nombre en el famoso barrio romano de Trastevere fue el primer lugar de oración de la Comunidad de San Egidio, de la que tomó su nombre.

Como explica en su sitio web, la Comunidad de San Egidio, una asociación católica laica dedicada al servicio social, inició en Roma en 1968, como iniciativa de un joven, Andrea Riccardi, que entonces tenía menos de veinte años. Inspirada por las primeras comunidades cristianas de los Hechos de los Apóstoles y Francisco de Asís, Andrea creía que leyendo y viviendo el Evangelio sería posible cambiar el mundo.

Entonces la Comunidad comenzó como un grupo de estudiantes de secundaria que se reunieron para escuchar y poner en práctica el Evangelio. Ahora, activo en casi 80 países, su presidente es Marco Impagliazzo.

 

Vivir la memoria de san Egidio

“Vivimos la memoria de San Egidio con especial alegría”, comenzó el cardenal Zuppi, recordando el importante aniversario, que marca 1.300 años después de que el santo murió y fue enterrado en el sur de Francia.

“Es una ocasión privilegiada para dar gracias”, dijo el arzobispo de Bolonia, señalando: “No debemos perdernos ninguna de estas ocasiones para hacerlo, porque dar gracias nos ayuda a vivir bien, a recordar los dones que tenemos y nos libera de la tentación de ser abrumados por las preocupaciones, que nos hace perder lo que no nos será quitado, y que nos hace sentir víctimas y, por tanto, no advertir la cercanía de Dios”.

San Egidio, recordó, era considerado protector del débil, sanador, defensor de los que no sabían defenderse. También protegió a los que sufren, mentalmente y espiritualmente, a los que naufragaron, a los que no eran dueños de sí mismos, a los campesinos que invocan la lluvia contra la sequía.

San Egidio, subrayó, “es un patrón, es decir, un protector, alguien que piensa en mí, que no me olvida, que me toma en serio y para quien soy tan importante, que viene en mi ayuda”.

“Sigue protegiendo a la ‘cierva’, símbolo de todos los débiles y de los que es amigo, de la violencia y la soberbia de todos los que son dueños de los demás y del medio”, apuntó, lamentándose: “Cómo ¡Mucha gente no tiene un patrón que los defienda!”.

“Celebramos a nuestro patrón con alegría, entendemos que lo somos y elegimos ser él para los demás”, dijo. “Nos encanta San Egidio, esta casa que es santa porque es un regalo de Dios”.

En estos meses difíciles de la pandemia, llenos de soledad y miedo, señaló el cardenal Zuppi, que los miembros de la comunidad han entendido aún más la fuerza de la humanidad de san Egidio y “cómo no podemos desperdiciarla con un amor vaciado de pasión o manteniendo por nosotros mismos”. La arquidiócesis de Bolonia, guiada por el cardenal Zuppi, perdió numerosas vidas a causa de la COVID-19, ya que la región de Emilia Romagna fue devastada por el virus.

 

El amor de Dios perdura

San Egidio, recordó también el prelado italiano, “vivía en un mundo completamente diferente al nuestro y podríamos pensar que no tiene nada que ver con nuestras vidas. El amor siempre supera distancias, tiempos, diferencias, porque viene de Dios”.

“La santidad, es decir, el amor de Dios reflejado en nuestra humanidad, nunca termina, sino que perdura después de nosotros”.

“San Egidio ciertamente no andaba con aureola”, agregó, “pero ciertamente los otros lo buscaban porque era un hombre lleno de amor, autoritario como Jesús porque con su fuerza, el único que realmente cambia la vida, un poder que no se retira ante el mal y quien lo gana”.

El arzobispo de Bolonia observó cómo el santo transmitía un amor que lo hacía atractivo y brillante.

“Era un hombre de oración intensa y perseverante y al mismo tiempo acogía con gran sensibilidad a todas las personas, especialmente a los pobres ya los que necesitaban protección. No le tenía miedo a los violentos y a los ricos, al contrario, si lo encontraban, lo entendían y se volvían diferentes, porque no era presuntuoso, era humilde y por eso, lleno de la inteligencia de Dios, débil, pero lleno del ‘poder’ del amor. Resistió su violencia y defendió a la “cierva”, su amigo. Construyó un monasterio, es decir, una comunidad de personas”.

“¡Qué alegría es un santo así y su nombre que nos une!” El cardenal Zuppi destacó al decir: “Su nombre hace que el nombre de cada uno sea importante y hace crecer en cada uno de nosotros, incluso después de muchos años, el deseo de ser mejores y la elección serena de sacar lo mejor de nosotros”. También habló de los muchos milagros del santo.

“Otra historia habla de san Egidio como el que puso la mesa en la tierra para los pobres”, dijo, “que Jesús pone por nosotros en el cielo. El nombre en sí nos acompaña en nuestras dificultades, nos hace sentir importantes porque somos amados. A veces nos deja solos, pero nunca aislados, como les pasa a algunos de nuestros hermanos que lamentablemente viven lejos y en condiciones peligrosas”.

Además, el nombre del santo inspira objetivos de paz, afirmó el cardenal, recordando: “¡Cuántos invocan a san Egidio porque están sumergidos en la terrible tormenta de la guerra!”.

El cardenal concluyó recordando la alegría con la que la comunidad celebra a su patrón y animándoles a seguir intentando ser san Egidio para los demás, cada uno a su manera, a pequeña escala.

A continuación, ofrecemos la homilía completa que el cardenal Zuppi brindó a zenit, que ha proporcionado una traducción de trabajo no oficial:

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Homilía del cardenal Zuppi

Vivimos la memoria de san Egidio con especial alegría. De hecho, hoy celebramos un aniversario verdaderamente importante: 1300 años después de su muerte, que tuvo lugar en el sur de Francia, donde está enterrado. Es una ocasión privilegiada para dar gracias. Nunca debemos perdernos ninguna de estas ocasiones para hacerlo, porque dar gracias nos ayuda a vivir bien, a recordar los dones que tenemos y nos libera de la tentación de ser superados por las preocupaciones, que nos hace perder lo que no se nos va a quitar. de nosotros, y que nos hace sentir víctimas y, por tanto, no notar la cercanía de Dios. Damos gracias por un don que es nuestro y es personal, como lo más íntimo y precioso que todos tenemos, y que nos ayuda a hacer precioso a nuestro prójimo, amándolo. Es un regalo común, que nos hace vivir en una sola casa con muchas habitaciones interconectadas, aunque sea lejos. A pesar de nuestro pecado, somos Suyos, porque Dios siempre es más grande que nuestra miseria. Y “la amistad aquí nunca termina”, dijo un viejo amigo de la Comunidad visiblemente conmovido, ya que es decisión de Dios ser un amigo. Es Dios quien nos enseña a ser una familia, a ser uno en todas nuestras elecciones, porque la amistad es la más importante de todas.

San Egidio es un hogar y no una sede. Me sorprendió (¡me sorprendió!), que justo el día de san Egidio, hace un año, el Papa Francisco anunció que me haría cardenal. Estaba claro: la comunidad es eminente, lo que tengo es por el amor que he recibido y todos somos dueños de esta casa que nos une al Obispo de Roma ya su Iglesia que preside. En la pequeña semilla al principio, se escondió un gran árbol que Andrés vio incluso cuando parecía imposible, porque él creía que la Palabra es eficaz y le agradecemos de todo corazón, junto con Marcos y todos los que, como el Apóstol diría, “trabaja duro para nosotros”. Siempre rezamos los unos por los otros y también por aquellos que tienen el servicio de la comunión en una familia tan numerosa y verdaderamente universal y que nos piden a todos que nunca fallemos en nuestra amistad y cercanía.

San Egidio es un árbol realmente grande que desea ofrecer refugio en un mundo marcado por intereses oscuros y poderosos, que lo amenazan peligrosamente. Es un mundo atravesado por tantas pandemias a las que la comunidad nunca se ha acostumbrado, que no ha ignorado y no ha afrontado sin prisas, con el destacamento de los funcionarios o con la frialdad de los indiferentes. Con el mal, no hay tiempo que perder y San Egidio no ha parado de apresurarse a alcanzar a tantos hombres medio muertos que, si pierden el tiempo, pierden incluso la mitad de la vida que les quedaba, esta vez, por culpa de el ‘bandido’, que es la indiferencia. En estos meses difíciles, llenos de soledad y miedo, hemos comprendido aún más la fuerza de humanidad de San Egidio y cómo no podemos desperdiciarla con un amor despojado de pasión o guardándolo para nosotros.

San Egidio vivió en un mundo completamente diferente al nuestro y podríamos pensar que no tiene nada que ver con nuestras vidas. El amor siempre supera distancias, tiempos, diferencias, porque viene de Dios. La santidad, es decir, el amor de Dios reflejado en nuestra humanidad, nunca termina y perdura después de nosotros. San Egidio ciertamente no andaba con un halo, pero los demás lo buscaban porque era un hombre lleno de amor, autoritario como Jesús porque con su fuerza, la única que realmente cambia la vida, un poder que no cambia. retrocede ante el mal y quien lo gana. Transmitía un amor que lo hacía atractivo y brillante.

Era un griego que se tomaba en serio el Evangelio y se sentía en casa en todas partes, como la Comunidad. Se fue al otro lado del mundo en ese momento, Francia y España. Era un hombre rico que se hizo pobre porque lo había encontrado todo. Fue un hombre de oración intensa y perseverante y al mismo tiempo acogió con gran sensibilidad a todas las personas, especialmente a los pobres ya los que necesitaban protección. No le tenía miedo a los violentos y a los ricos, al contrario, si lo encontraban, lo entendían y se volvían diferentes, porque no era presuntuoso, era humilde y por eso, lleno de la inteligencia de Dios, débil, pero lleno del “poder” del amor. Resistió su violencia y defendió a la “cierva”, su amigo. Construyó un monasterio, es decir, una comunidad de personas.

Ninguno de nosotros sabía inicialmente quién era san Egidio. En los primeros años de la comunidad, a menudo le preguntaban a Andrea (Riccardi) qué había hecho este san Egidio que era tan especial que decidió tomar su nombre. ¡Descubrimos que se parece mucho a nosotros! Los que aman al Señor no se vuelven iguales a los demás, sino que descubren que somos hermanos y que es hermoso serlo. Entienden que somos hijos de una misma madre y experimentan la alegría de estar juntos: pobres y ricos, hombres y mujeres, enfermos y no, jóvenes y viejos, niños y adolescentes. Todos podemos escucharlo y esto nos ayuda a poner esto en práctica, a medida que aprendemos que cada uno de nosotros siempre tiene algo que dar a los demás.

¡Qué alegría es un santo así y su nombre que nos une! Su nombre hace que el nombre de cada uno sea importante y hace crecer en cada uno de nosotros, incluso después de muchos años, el deseo de ser mejores y la elección serena de sacar lo mejor de nosotros. San Egidio fue uno de los que realizó muchos milagros. ¡La Palabra de Dios es eficaz y cambia vidas! Y nos enseña a hacer las grandes cosas de los discípulos de Jesús, que no pueden contentarse con un amor mediocre, porque el amor no es mediocre. Cuentan las historias antiguas de personas en gran dificultad, como los presos o los condenados a muerte, que pronunciaron el nombre de san Egidio y fueron liberados o protegidos.

Otra historia habla de san Egidio como el que puso la mesa en la tierra para los pobres que Jesús nos pone en el cielo. El nombre en sí nos acompaña en nuestras dificultades, nos hace sentir importantes porque somos amados. A veces nos deja solos, pero nunca aislados, como les ocurre a algunos de nuestros hermanos que lamentablemente viven lejos y en condiciones peligrosas. Es un nombre que inspira objetivos de paz. ¡Cuántos invocan a San Egidio porque están sumergidos en la terrible tormenta de la guerra!

El Evangelio que hemos escuchado nos habla de un hombre que ya no tenía el control de sí mismo porque estaba poseído por un espíritu que arruinó su corazón y su relación con los demás. Jesús repara y no arruina, sana pero no condena, silencia la división y construye una relación de amor, nos devuelve a nosotros mismos y a los demás, nos da el poder de liberar al mundo de tantos espíritus de división, odio, violencia, de soledad. San Egidio era considerado protector de los débiles, curandero, defensor de los que no sabían defenderse. También protegió a los que sufren, mentalmente y espiritualmente, a los que naufragaron, a los que no eran dueños de sí mismos, a los campesinos que invocan la lluvia contra la sequía.

San Egidio es un patrón, es decir, un protector, alguien que piensa en mí, que no me olvida, que me toma en serio y para quien soy tan importante, que viene en mi ayuda.

Sigue protegiendo a la cierva, símbolo de todos los débiles y de los que es amigo, de la violencia y la soberbia de todas esas personas que son dueñas de los demás y del medio. ¡Cuántas personas no tienen patrón que las defienda! Celebramos a nuestro patrón con alegría, entendemos que lo somos y elegimos ser él para los demás. Nos encanta San Egidio, esta casa que es santa porque es un regalo de Dios.

“El Señor es bueno con todos; Su ternura se extiende a todas las criaturas. Todas tus obras te alaban, Señor, y tus fieles te bendicen. Que hablen de la gloria de tu reino y hablen de tu poder. Dar a conocer a los hombres Tus obras y la espléndida gloria de Tu reino”.

 

 

 

 

Santa Teresa de Calcuta: El padre Ángel celebra Misa por su fiesta

El 5 de septiembre

septiembre 04, 2020 18:48

Testimonios

(zenit – 4 sept. 2020).– El padre Ángel celebrará la Misa mañana, 5 de septiembre de 2020, fiesta de santa Teresa de Calcuta, en el 23 aniversario de su muerte.

La celebración eucarística tendrá lugar en la iglesia de San Antón de Madrid (C/Hortaleza, 63), España, a las 20 horas.

La Madre Teresa de Calcuta es conocida como “el ángel de los pobres”. Entre otros galardones por su labor humanitaria, en 1979 obtuvo el Nobel de la Paz. Fallecida con fama de santidad en 1997, fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II y canonizada por Francisco en 2016.

 

Bendición de la sepultura de la Madre Teresa

El padre Ángel, sacerdote y presidente de la ONG Misioneros de la Paz, fue la primera persona que bendijo la sepultura de la Madre Teresa en la casa de las Misoneras de la Caridad, en Calcuta, que ya habían dispuesto un lugar para su enterramiento. La Madre Teresa murió el 5 de septiembre de 1997 en Calcuta y el gobierno indio le concedió un funeral de estado, trasladando su féretro por la ciudad en el mismo carruaje que se utilizó para Mahatma Gandhi.

“La madre ha sido una de esas formas de caridad expresa. En mi vida he tenido siempre presente a tres de estos santos que yo llamo “de camiseta”: Vicente Ferrer, que hablaba siempre de la providencia; madre Teresa que siempre habló de la caridad y el Papa Francisco que habla de la misericordia”, comenta el padre Ángel.

“Ha sido una persona libre, independiente, a quien no achantaba nadie y que ha sufrido mucho con las autoridades eclesiásticas. Era una mujer que se ocupaba de las personas que no quería nadie, decía siempre: “A los que nadie quiere, déjenmelos a mí”. Ella veía a Jesús en cada uno de los hombres; acariciaba a la gente, a todos y les transmitía amor y tranquilidad.

Cuando el mismo presidente de los Estados Unidos, John F. Kennedy le dijo sobre su obra: “Madre esto yo no lo haría ni por un millón de dólares, ella dijo, yo tampoco, lo hago por amor a Dios”. Ella era la paz, la caridad”.

 

Primer encuentro con la santa

“La conocí la primera vez que vino a España, continua el relato del padre Ángel. Fui al Palacio de Congresos que estaba junto al Bernabéu donde se nos había convocado a mucha gente. Recuerdo que con mucha valentía, antes de comenzar el acto, ante todos esos cientos de personas, dijo: “Vamos a rezar todos un Padre Nuestro”.

“Era muy libre, decía las cosas como debían ser. También recuerdo que en la época en que la conocí, en los años 80, Mensajeros de la Paz desarrollaba un proyecto con casas que acogían a niños enfermos de SIDA y yo le propuse trabajar juntos y me contestó: ‘De eso nada; usted siga los caminos de Dios que yo también seguiré los caminos de Dios’. Y acertó porque era muy difícil un matrimonio con la madre Teresa de Calcuta”, ríe el padre Ángel.

“Hablaba mucho de que había que hacer más caridad y menos demagogia porque los pobres estaban entre la basura y nadie los miraba. Tenía una alegría inmensa, una mirada profunda y despierta…  Al final de sus días estaba muy deteriorada, con muchos achaques pero todos veíamos en ella la mirada, esos ojos…”, evoca el sacerdote.

 

Momentos compartidos

“Una cosa preciosa que recordaré siempre es que cuando la tuvimos delante queríamos ir a tocarla porque sabíamos que, tocándola, como cuando la gente quería acercarse a Jesús, nos curábamos de todo. Tocar a la madre era tocar a una santa en vida. Para mí no necesitaban canonizarla para que lo fuera”, agrega.

“Tuve también el privilegio de compartir con ella una de las ediciones del Premio Príncipe de Asturias, el de la Concordia para el que estábamos propuestos los dos. Yo le decía: ‘Y usted para que quiere el premio de la Concordia en Asturias si ya tiene el Premio Nobel y usted es una santa y no necesita nada’… y ella solo sonreía… Creo que gracias a ella me lo dieron a mí… porque se lo tenían que haber dado a ella… aunque sé que ella prefería seguir siendo lo que era: la madre Teresa”.

 

Una figura que cambió la Iglesia

Para el padre, esta santa constituye “una figura que cambió la iglesia y por eso y desde hace 5 años que me dieron la iglesia de San Antón, coloqué en el altar, justo debajo del púlpito donde leemos las lecturas, una escultura con su imagen y su foto como santa. El día de su beatificación estaba yo en Bagdag, en Irak, e hice allí la misa mientras la beatificaban en El Vaticano. Nos acompañaban en la concelebración las Misioneras de la Caridad que habían venido desde Calcuta, y en ese momento entraron los americanos con las ametralladoras en las manos porque creían que estábamos conspirando”.

“Gracias a que el nuncio que estaba allí con nosotros y que hoy es cardenal en Roma (sirogui) nos defendió porque podrían habernos disparado. Cuando Mensajeros de la Paz viaja por el mundo, la primera visita obligada al llegar a cualquier país donde estén, es a las Misioneras de la Caridad . Siempre hemos estado muy unidos, incluso alguna asturiana que fue educadora nuestra en los inicios, cuando Mensajeros se llamaba La Cruz de los Ángeles , se unió a ellas en esta casa de Caridad en Calcuta”, describe.

 

Funerales de su muerte

La madre Teresa marcó la vida de este pastor español “la he visto unas 8 o 10 veces en vida y en su último expirar también le acompañe viajando hasta Calcuta donde me quede 4 días. Fui con la Reina Sofía porque se celebraban los funerales de estado y la Reina la quería mucho. Allí estuvimos juntos y emocionados los dos porque sabíamos que la madre era una santa”.

“Por eso hago esta Misa para celebrar su recuerdo porque los que creemos que con la muerte no se acaba todo. En la iglesia se celebra más el día de la muerte que el del nacimiento porque el de la muerte de muchos se entiende que es un principio de santidad, aunque para mí, Teresa lo era desde que nació”, indica.

 

“La esencia de la Caridad”

Finalmente, el padre Ángel alude al hecho de que a la Madre Teresa “la criticaron en vida y la siguen criticando algunos en muerte, porque decían que solo daba de comer”. No obstante, “ella, con esa sabiduría que tenía les contestaba: ‘A mí déjenme darles de comer mientras ustedes piensan en ideas y proyectos y en enseñarles a pescar con una caña. Pero mientras piensan en eso déjenme mantenerles vivos para cuando ustedes solucionen lo de la caña. Las ideas y los proyectos tardan en llegar y la gente en ese tiempo se muere de hambre’”.

“Me gustaría que la recordásemos como la madre de la Caridad, de la esencia de la Caridad”, concluye el padre Ángel.

 

 

 

 

Lecturas de verano: Fe y razón, el encuentro de san John Henry Newman

2 obras del cardenal inglés

septiembre 04, 2020 15:07

Arte y Cultura

(zenit – 4 sept. 2020).– En el último artículo de la sección “Lecturas de verano” de esta temporada, hoy, viernes 4 de septiembre de 2020, el crítico literario Pablo Ortiz reseña dos libros sobre y de san John Henry Newman.

En concreto, se trata de El espíritu del Movimiento de Oxford (Rialp) y La fe y la razón. Sermones universitarios (Encuentro).

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La figura del profesor de la Universidad de Oxford John Henry Newman, sacerdote anglicano convertido al catolicismo en 1845, cardenal y santo de la Iglesia católica es paradigma del tópico literario Homo Viator porque, como afirmó Benedicto XVI, es “un hombre que durante toda su vida estuvo en camino; en camino para dejarse transformar por la verdad, en una búsqueda de gran sinceridad y de gran disponibilidad a conocer mejor y a encontrar, a aceptar la vía para la verdadera vida. […] su fe -prosigue el Papa emérito-, no es una fe en fórmulas de un tiempo pasado; es una fe en forma personalísima, vivida, sufrida, encontrada en un largo camino de renovación y de conversiones”. Una fe que estuvo continuamente examinada por la razón en su largo camino de reflexión sobre la historia del cristianismo, los fundamentos de la tradición católica y los pilares de la iglesia de Inglaterra.

Una muestra de su peregrinaje lo encontramos en la importante escuela de renovación teológica e intelectual que ideó junto a sus dos amigos oxonienses J. Keble y H. Froude: el Movimiento de Oxford (1833 – 1845), una corriente que tuvo la pretensión de reformar la Iglesia anglicana, mediante su separación del Estado y la recuperación de las raíces católicas en el culto, con el fin de evitar que el secularismo se infiltrara en ella. Si quieren saber más sobre esta escuela recomiendo El espíritu del Movimiento de Oxford (Rialp), del historiador británico Christopher Dawson.

Escrito con rigurosidad y viveza, en este libro el autor narra el origen, desarrollo y decadencia de esta tendencia anglocatólica con el objetivo de comprender sus aciertos y equivocaciones. En este sentido, apoyado en las fuentes literarias de los protagonistas (cartas, obras, sermones, poemas y tractos), Dawson inicia el recorrido histórico a principios del siglo XIX, explicando el contexto de la Iglesia anglicana, su relación con el Estado (“vínculo casi sacramental que moldeaba la vida interior”), el liberalismo antiteísta y cómo esta atmósfera provocó la cuestión decisiva de la escuela: “¿Qué es la Iglesia de Inglaterra? Hacer esta pregunta suponía hacer otras cien. Credos, dogmas, reglamentos, jerarquía, instituciones parlamentarias…”

En los dos siguientes capítulos, el historiador presenta las figuras de los fundadores (Keble, Froude y Newman), observando sus lazos de amistad, sus ideas y sus diferencias, y destacando entre ellos la importancia del profesor Newman que “dio al Movimiento su alto carácter intelectual y ensanchó al mismo tiempo sin medida su espíritu y sus objetivos”. A continuación, nos narra el viaje que hicieron Newman y Froude por algunos países mediterráneos y el impacto de ambos al observar la expansión del secularismo debido al liberalismo más radical y sus consecuencias en la sociedad; así como su iluminación al descubrir a los Padres de la Iglesia. Este hecho sería fundamental ya que nada más volver a Inglaterra, en el verano de 1833, se formalizaría el Movimiento de Oxford.

En los últimos capítulos, se adentra en la decisiva transformación que lleva a cabo Newman, ayudado por sus amigos y otros seguidores, mediante la publicación de unos breves artículos (tracts), sobre los principios apostólicos y el ideal de la iglesia cristiana, en los cuales invitaban a sus contemporáneos a la acción para acabar con el establishment liberal anglicano. Finalmente, el autor explica el paulatino alejamiento del líder tractariano de sus raíces para acabar comulgando con el catolicismo, valorando en último lugar las aportaciones de este movimiento que, entre otras cosas, favoreció la apertura ecuménica del anglicanismo además de propiciar que el liberalismo en Inglaterra fuera menos anticlerical.

A este respecto, también es muy recomendable el libro La fe y la razón. Sermones universitarios (Encuentro). Esta obra está tejida por quince sermones-conferencias predicados en su Alma máter durante los años 1826-1843 que tienen como fin explicar la relación entre la fe y la razón; una significativa reciprocidad, por cierto, distintiva del cristianismo. Para ello, en los primeros capítulos, Newman comienza desmontando uno de los mitos modernos que afirma que la aparición del cristianismo impidió el avance de la ciencia y la filosofía, reflexionando también sobre las relaciones entre la religión natural, la ética en el marco de la filosofía antigua y la religión revelada.

Otras importantes aportaciones son las que ahondan en los excesos de la razón, los principios de la fe y sus adversidades, los que versan sobre la inclinación hacia el bien y hacia el mal y la responsabilidad humana o aquellos en los que explica los antecedentes de la fe, su lógica y la razonabilidad vivencial de la misma. Asimismo, son muy interesantes los discursos que tratan la diferencia entre la fe y la superstición y entre la fe sencilla y el fanatismo, las condiciones de los evangelizadores, la importancia que la razón tiene para la fe, el papel que ha jugado la razón en la historia del cristianismo o, entre otros temas que descubrirán sumergiéndose en la lectura, el sermón que define la razón y analiza sus características propias. Según comenta el autor, esta obra es “en su conjunto lo mejor que he escrito”.

En definitiva, estos libros son una magnífica oportunidad para conocer la vida y el pensamiento del santo decimonónico, redescubrir sus ideas, comprender la correlación fe y razón, conocer los problemas que acarrea la relación Estado-Iglesia, saber más sobre el proceso de secularización y la importancia del movimiento reformador de Oxford.

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FICHAS TÉCNICAS

Título: El espíritu del Movimiento de Oxford
Autor: Christopher Dawson
Editorial: Rialp
Páginas: 158 

Título: La fe y la razón. Sermones universitarios
Autor: John Henry Newman
Editorial: Encuentro
Páginas: 438

 

 

 

 

COVID-19: Dilemas médicos y bioéticos

Observatorio de Bioética – Universidad Católica de Valencia

septiembre 04, 2020 11:43

Análisis

(zenit – 4 sept. 2020).– Entre los muchos temas médicos y bioéticos suscitados en la pandemia de la COVID-19 cabe señalar los dilemas relacionados con la búsqueda y producción de vacunas y fármacos para la prevención y el abordaje terapéutico de la enfermedad.

 

Vacunas

Para valorar la situación en la que se encuentran los ensayos clínicos de la vacuna contra la COVID-19, hemos utilizado un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS), y un artículo de la revista Science, ambos publicados el pasado mes de junio. En el primero se constata que en el momento actual existen 136 proyectos en marcha para producir esta vacuna. De ellos, solo tres se encuentran en la fase II/III: uno, chino, promovido por Cansino Biologics Inc., del Instituto de Biotecnología de Pekín; otro que se está desarrollando en la Universidad de Oxford, en colaboración con la firma farmacéutica Astra-Zeneca y un tercero, norteamericano, promovido por Moderna/NIADID, de Cambridge, Massachusetts.

De las 136 vacunas en vía de producción, 6 utilizan células procedentes de fetos de abortos humanos provocados. De las tres que están en fase II/III, en dos de ellas, la china y la de Oxford, se utilizan células fetales, y en la norteamericana, se utiliza mARN viral.

Aunque su proceso de obtención, autorización y producción se ha acelerado considerablemente con respecto a los plazos habituales, no es previsible que estén disponibles hasta el primer trimestre de 2021.

 

Fármacos

La OMS ha puesto en marcha el ensayo clínico internacional Solidaridad, cuyo objetivo es encontrar un tratamiento eficaz contra la COVID-19, que ha incluido fármacos antirretrovirales, anticuerpos monoclonales e inhibidores del sistema inmunitario, en fase de estudio o aprobados previamente con otras indicaciones, como el tratamiento del VIH, la malaria, la artritis o ciertos tipos de cáncer.

Actualmente hay más de 1.500 ensayos clínicos y unos 200 fármacos en vías de investigación para combatir el SARS-CoV-2, siendo el remdesivir el primer fármaco autorizado por la Agencia Europea del Medicamento para este propósito. Recientemente, la firma Boryung Pharmaceutical, ha presentado los resultados de los estudios in vitro de plitidepsina (Aplidin®), ya comercializado para el tratamiento del mieloma múltiple en Australia, mostrando una actividad antiviral entre 2.400 y 2.800 veces mayor que remdesivir.

Por otro lado, la OMS ha suspendido los ensayos con lopinavir/ritonavir, medicamento que se usa contra el VIH, y los de la hidroxicloroquina, que se utiliza contra la malaria, promovido mediáticamente por los presidentes Donald Trump y Emmanuel Macron, fármaco que, además, presenta importantes efectos secundarios.

 

Reflexión bioética

En relación con las vacunas, la gran dificultad ética estriba en que para producir algunas de ellas se utilizan células de fetos humanos de abortos provocados, lo que condiciona que su uso sea éticamente desaconsejable. Por ello, se recomienda utilizar las que no usan tales células, la promovida por Moderna/NIAID. Pero hasta que ésta esté disponible, se podría utilizar temporalmente alguna de las que usan células fetales. Es decir, se trataría de una autorización temporal hasta que se ponga a punto alguna de las vacunas que no las utilizan.

El gobierno de Donald Trump ha logrado un polémico acuerdo para acaparar los suministros de los próximos tres meses de remdesivir. También el gobierno británico se ha hecho con las existencias de dexametasona, que es efectiva en los enfermos de COVID-19 más graves.

La solidaridad y subsidiariedad, principios que defiende la bioética personalista, promueven la justa distribución de los recursos disponibles, pero tratando de dedicarlos preferentemente a los que más los necesitan. Los tristes ejemplos que mencionamos invitan a una profunda reflexión que promueva el abandono de actitudes que, por insolidarias, suponen un atentado contra la dignidad de las personas, especialmente de las más débiles. Ello debería incluir el ajuste del precio de los nuevos tratamientos y su justa producción y distribución, especialmente entre los más desfavorecidos y en los países del tercer mundo con muchos menos recursos para combatir esta pandemia.

 

Justo Aznar y Julio Tudela
Observatorio de Bioética
Instituto de Ciencias de la Vida
Universidad Católica de Valencia

(Artículo publicado en Alfa&Omega – Diario ABC)

 

 

 

 

Santa Teresa de Calcuta, 5 de septiembre

El ángel de los pobres

septiembre 04, 2020 09:02

Testimonios

 

“El ángel de los pobres. Entre otros galardones por su labor humanitaria, en 1979 obtuvo el Nobel de la Paz. Fallecida con fama de santidad en 1997, fue beatificada en 2003 por Juan Pablo II y canonizada por Francisco en 2016”.

Pocos dudan de que la vida de Teresa es conmovedora y fascinante, aunque determinadas críticas mordaces atenten contra su nombre y quehacer. A través de ella ha irradiado la misericordia de Dios en los deprimidos rincones de Calcuta con una fuerza tal que se siente la tentación de considerarla irrepetible. Y ciertamente cada ser humano lo es ante el Padre. Pero esta mujer acogió la gracia con tanto brío que multiplicó con creces los numerosos talentos que recibió, sembrándolos en el tembloroso corazón de esos hermanos y hermanas que jamás conocieron otro consuelo que el que ella les dio. Digan lo que digan sus detractores cuesta dudar de la presencia de Dios y de su infinita bondad cuando se examina el testimonio de Agnes Gonxha Bojaxhiu. El sello de los justos es fácil de reconocer porque tras de sí dejan una huella inextinguible, como la suya.

“Soy un lápiz en manos de Dios”, le gustaba decir. Era albanesa. Había nacido en Skopje, hoy Macedonia, el 26 de agosto de 1910. En 1950 adquirió la ciudadanía india. Fue la benjamina de la familia. Influenciada por la honda fe materna, poco antes de cumplir los 12 años, y cuatro después de morir su padre, ya barajó la posibilidad de hacerse misionera. Participaba activamente en la parroquia del Sagrado Corazón. Un día, hallándose ante la imagen de la Virgen de Letnice, sintió que debía consagrarse a Dios. A la espera de tener edad para entrar en una Orden, se afilió a las Hijas de María, donde nació su vocación por los desfavorecidos. A los 18 años ingresó en el Instituto de la Bienaventurada Virgen María (hermanas de Loreto) sito en una localidad irlandesa. Y queriendo emular a la santa de Lisieux, tomó el nombre de Teresa. Pocos meses más tarde se trasladó a la India. Llegó a Calcuta el 6 de enero de 1929. En 1931 comenzó a ejercer la docencia en la escuela femenina St. Mary, regida por la comunidad. En 1944 fue designada directora de la misma, y como tal ejerció hasta 1948. Cesó al ser autorizada para dedicarse por entero a la atención de los “más pobres de entre los pobres”. Poseía todas las cualidades para ello: audacia, abnegación, espíritu de sacrificio, compasión, osadía, temple, misericordia, fortaleza, fidelidad, dotes organizativas, una fe insondable, etc. Y todo lo que hacía estaba impregnado de alegría.

Pero antes, como era una mujer de profunda oración, en ella fue vislumbrando la nueva vía que debía seguir. La denominó “llamada dentro de la llamada”. Sucedió el 10 de septiembre de 1946 cuando iba de camino a Darjeeling para realizar el retiro anual y marcó el inicio de una travesía irreversible en la que su anhelo de amar a Cristo y a los demás llenó su vida por completo. En medio de una serie de locuciones y visiones se fue incrementando su sed por hallar “víctimas de amor” para Cristo. En una de ellas sintió que Él le decía: “Ven y sé mi luz. No puedo ir solo”. Y fue dirigida por Cristo hacia el colectivo más desfavorecido de la tierra, para lo cual, según Él mismo le indicó, debía fundar una Congregación. Pasó dos años de pruebas y dificultades hasta que en agosto de 1948, obtenido el permiso correspondiente y vestida con su inmaculado sari de algodón, se dispuso a paliar todo el sufrimiento humano que le fuese posible sin ahorrar ningún esfuerzo, ni escatimar sacrificios.

Tras brevísima estancia con las Hermanas Médicas Misioneras de Patna, especializándose para su misión, y con las Hermanitas de los Pobres, en diciembre de ese mismo año comenzó su labor. Recibía la Eucaristía, y salía rosario en mano a buscar a los enfermos y moribundos, “los no deseados, los no amados, aquellos de los que nadie se ocupaba”; tanto daban hombres, mujeres, niños o ancianos, y lo mismo sucedía con el tipo de enfermedades que padeciesen. Ni repugnancia, ni temor a contagios, ninguna selección, la Madre Teresa no tenía otro horizonte que cubrir con su ternura al sufriente. Atendía, lavaba y curaba con delicadeza y misericordia a todos ellos en las calles donde se encontraban y también en sus casas. Vio la simbiosis entre amor y oración: “Dios nos ha creado para amar y para ser amados, y este es el comienzo de la oración, saber que Él me ama, que yo he sido creado para obras mayores”, y que la santidad no es un lujo selectivo sino un deber de todos.

Pronto se fueron uniendo a la labor algunas de sus antiguas alumnas y surgió la congregación de las Misioneras de la Caridad, fundada en octubre de 1950 y aprobada por Pablo VI en 1965. Después nacieron los Hermanos Misioneros de la Caridad, los Misioneros de la Caridad Contemplativos y los Padres Misioneros de la Caridad. Creó también los colaboradores de Madre Teresa, y los colaboradores Enfermos y Sufrientes. Además, inició el Movimiento Sacerdotal Corpus Christi. Luchó contra el aborto –“el niño es un regalo de Dios para la familia”, decía–, y la eutanasia. Abrió centros en distintos puntos del mundo para la atención de leprosos, ciegos, ancianos, enfermos de SIDA, así como orfanatos para niños pobres y abandonados. Consideraba que “las obras de amor son siempre obras de paz”.

Espiritualmente vivió una prolongada “noche oscura” hasta el fin de sus días, que acrecentó su sed de amor divino. “El amor, para que sea auténtico, debe costarnos […]. Nuestros sufrimientos son caricias bondadosas de Dios, llamándonos para que nos volvamos a Él, y para hacernos reconocer que no somos nosotros los que controlamos nuestras vidas, sino que es Dios quien tiene el control, y podemos confiar plenamente en Él”. Por su heroica labor fue galardonada con premios significativos como el Nobel de la Paz que obtuvo en 1979. En 1986 Juan Pablo II la visitó en Calcuta, en la conocida “Casa del moribundo”. El 5 de septiembre de 1997, con el gozo de haber dejado nombrada una nueva superiora general, y su fundación extendida por diversos países, murió. El gobierno le dispensó un funeral de Estado, y de forma inmediata fue aclamada con fama de santidad en todo el mundo. Juan Pablo II la beatificó el 19 de octubre de 2003. Fue canonizada el 4 de septiembre de 2016 por el Papa Francisco.