Servicio diario - 16 de septiembre de 2020


 

AUDIENCIA GENERAL
Catequesis del Papa sobre COVID-19, “Cuidado y contemplación”
Rosa Die Alcolea
Ciclo “Sanar al mundo”

ROMA
Sínodo de los Obispos: Renuncia del cardenal Baldisseri como secretario general
Larissa I. López
Le sucede Mario Grech

AUDIENCIA GENERAL
Catequesis en la audiencia general: Contemplar para cuidar la casa común
Rosa Die Alcolea
Texto completo

PAPA FRANCISCO
El Papa recuerda a Roberto Malgesini, sacerdote italiano asesinado
Rosa Die Alcolea
En la diócesis de Como

AUDIENCIA GENERAL
Saludo del Papa a los fieles de lengua española: “Ser contemplativos”
Rosa Die Alcolea
Durante la audiencia general

IGLESIA LOCAL
Perú: Comunicado de los obispos ante la situación política del país
Larissa I. López
Piden no “generar caos”

AUDIENCIA GENERAL
Juan Pablo II: La belleza de la tierra, testimonio del amor del Creador
Rosa Die Alcolea
Mención del Papa en la audiencia general

IGLESIA LOCAL
Guatemala: Inauguración de la Casa Siloé para migrantes y refugiados
Cristhian Alvarenga
Presidida por Mons. de Villa y Vásquez

ANÁLISIS
Monseñor Felipe Arizmendi: “Pandemia y ecología”
Felipe Arizmendi Esquivel
Cuidado de la casa común

TESTIMONIOS
San Roberto Belarmino, 17 de septiembre
Isabel Orellana Vilches
Defensor de la fe frente al protestantismo


 

 

 

Catequesis del Papa sobre COVID-19, “Cuidado y contemplación”

Ciclo “Sanar al mundo”

septiembre 16, 2020 11:45

Audiencia General

(zenit – 16 sept. 2020).- El Papa Francisco ha celebrado esta mañana su tercera audiencia general en el patio de San Dámaso, con la presencia de fieles, y ha ofrecido la séptima reflexión de la serie dedicada a los desafíos de la COVID-19, una catequesis sobre el cuidado y la contemplación.

En su discurso en italiano, el Papa, continuando el ciclo “Sanar el mundo”, centra su meditación en el tema “Cuidado de la casa común y actitud contemplativa” (Lectura: Gen 2:8-9.15).

Para salir de la pandemia, el Santo Padre ha exhortado a “cuidar” y cuidarnos mutuamente entre nosotros, apoyar a los “cuidadores” de los más débiles, de los enfermos y de los ancianos, y cuidar asimismo nuestra casa común.

 

Mejor antídoto: Contemplación

Para ello, el mejor antídoto que Francisco ha recomendado es “la contemplación”, pues “ser contemplativos nos lleva a ser responsables, con estilos de vida sostenibles que respeten y protejan la naturaleza, de la que también nosotros formamos parte”, ha descrito.

Especialmente en este mes de septiembre, celebramos el Tiempo de la Creación, un periodo de oración y acción por el cuidado de la casa común, por lo que el Pontífice ha recordado hoy que “la tierra y todas las criaturas pertenecen al Señor que las creó y que nos las encomendó para que las conservemos y protejamos”.

 

Custodios de la casa común

Francisco ha aclarado que nosotros también somos parte de la creación, pero ha advertido que “no somos sus dominadores absolutos, con la pretensión de querer ocupar el lugar de Dios, pensando que tenemos derecho a depredarla, explotarla y destruirla”.

En cambio, ha explicado,“la misión que Él nos ha confiado es que seamos los custodios de esta casa común que nos acoge, y aprendamos a respetarla y a evitar que la sigan maltratando y arruinando”.

 

 

 

 

Sínodo de los Obispos: Renuncia del cardenal Baldisseri como secretario general

Le sucede Mario Grech

septiembre 16, 2020 12:50

Roma

(zenit – 16 sept. 2020)-. El Papa Francisco aceptó la renuncia al cargo de secretario general del Sínodo de los Obispos presentada por el cardenal Lorenzo Baldisseri, ayer, 15 de septiembre de 2020.

Asimismo, nombró como nuevo secretario general del Sínodo de los Obispos a monseñor Mario Grech, obispo emérito de la diócesis de Gozo, hasta ahora pro-secretario general del Sínodo, informa hoy, 16 de septiembre de 2020, la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

 

Sucesión

El 2 de octubre de 2019, el propio cardenal Baldisseri anunció que el Santo Padre nombraba  pro-secretario general del Sínodo de los Obispos a Mons. Mario Grech. El purpurado señaló entonces que el obispo emérito participaría como miembro en el Sínodo de la Amazonía, celebrada del 6 al 27 de octubre.

También indicó que Mons. Grech ejercería su cargo de pro-secretario general “hasta el final del mandato del secretario general, con el fin de asumir su cargo”. Baldisseri cumplirá 80 años el próximo 29 de septiembre.

 

Monseñor Lorenzo Baldisseri

Nació en Barga, archidiócesis de Pisa (Italia), el 29 de septiembre de 1940. Recibió la ordenación sacerdotal el 29 de junio de 1963. En la Pontificia Universidad Lateranense se licenció en Teología y se doctoró en Derecho Canónico.

Entró en el servicio diplomático de la Santa Sede en 1973 y prestó servicio en las nunciaturas de Guatemala, El Salvador, Japón, Brasil, Paraguay, Zimbawe y Haití.

Juan Pablo II le nombró arzobispo titular de Diocleziana y nuncio apostólico en Haití en 1992; recibiendo la ordenación episcopal el 7 de marzo sucesivo.

Después, el papa le trasladó a la nunciatura apostólica en Paraguay en 1995; a India y Nepal en 1999. En 2002 le nombró nuncio apostólico en Brasil.

Benedicto XVI le nombró secretario de la Congregación para los obispos y también secretario del Colegio cardenalicio en el año 2012.

El cardenal Baldisseri fue el secretario del cónclave que la tarde del 13 de marzo de 2013 eligió al Papa Francisco. El actual Pontífice le creó cardenal en el Consistorio del 22 de febrero de 2014.

El Santo Padre le nombró secretario general del Sínodo de los obispos el 21 de septiembre de 2013.

 

Monseñor Mario Grech

El obispo emérito de Gozo nació el 20 de febrero de 1957 en Qala, Malta. En 1986 se licenció en Derecho Canónico y Civil en la Pontificia Universidad Lateral de Roma y después obtuvo el Doctorado en Derecho Canónico de la Universidad Pontificia de Santo Tomás de Aquino.

Mario Grech fue ordenado sacerdote en 1984 y nombrado obispo de Gozo en noviembre de 2005 por Benedicto XVI. También ejerció como presidente de la Conferencia Episcopal de Malta de 2013 a 2015

Gozo es una pequeña isla en medio del mar Mediterráneo que forma parte de la República de Malta. Tiene una superficie de 67 kilómetros cuadrados, una cuarta parte de la de todo el archipiélago y una población de alrededor de 32 mil personas.

La diócesis es una de las más pequeñas de la Iglesia Católica, pero también una de las que tiene una de las tasas más altas de sacerdotes en comparación con la población.

 

Sínodo de los Obispos

El Sínodo de los Obispos es una institución permanente, creada por el Papa Pablo VI (15 de septiembre de 1965), en respuesta a los deseos de los Padres del Concilio Vaticano II para mantener vivo el espíritu de colegialidad nacido de la experiencia conciliar.

Aunque el Sínodo es una institución de carácter permanente, sus funciones y su concreta colaboración no presentan tal naturaleza. El Sínodo de los Obispos se reúne y actúa solo cuando el Santo Padre considera necesario y oportuno consultar al episcopado, el cual durante un encuentro sinodal expresa su opinión “sobre argumentos de gran importancia y gravedad” (Pablo VI, Discurso a los Cardenales, 24 de junio de 1967).

La próxima Asamblea General Ordinaria del Sínodo de los Obispos ha sido convocada por el Papa Francisco para el otoño de 2022.

 

 

 

 

Catequesis en la audiencia general: Contemplar para cuidar la casa común

Texto completo

septiembre 16, 2020 13:21

Audiencia General

(zenit – 16 sept. 2020).- En la catequesis de la audiencia general, el Papa Francisco ha tratado el tema “Cuidado de la casa común y actitud contemplativa” (Génesis, 2:8-9.15), subrayando que contemplar y cuidar son actitudes que “muestran el camino para corregir y reequilibrar nuestra relación como seres humanos con la creación”.

“¿Cuál es el antídoto para la enfermedad de no cuidar la casa común? Es la contemplación”, ha anunciado el Santo Padre esta mañana, en su séptima catequesis sobre el desafío de “Sanar al mundo” tras la pandemia de COVID-19.

Este miércoles, 16 de septiembre de 2020, la audiencia general se ha celebrado en el patio de San Dámaso, como se viene haciendo desde el 2 de septiembre, para retomar la participación de los fieles en el encuentro con Francisco.

El Papa ha indicado que quien sabe contemplar, “se pondrá más fácilmente manos a la obra para cambiar lo que produce degradación y daño a la salud” y “se comprometerá a educar y a promover nuevos hábitos de producción y consumo, a contribuir a un nuevo modelo de crecimiento económico que garantice el respeto de la casa común y el respeto de las personas”.

En este contexto, el Obispo de Roma ha invitado a todos a custodiar el patrimonio que Dios nos ha confiado para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo y ha advertido que “no hay que delegar en algunos lo que es la tarea de todo ser humano”, sino que “cada uno de nosotros puede y debe convertirse en un ‘custodio de la casa común’, capaz de alabar a Dios por sus criaturas, de contemplarlas y protegerlas”.

A continuación, sigue el texto de la catequesis pronunciada por el Papa Francisco en la audiencia general, traducido al español por la Oficina de Prensa de la Santa Sede.

***

 

Catequesis del Papa Francisco

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Para salir de una pandemia, es necesario cuidarse y cuidarnos mutuamente. También debemos apoyar a  quienes cuidan a los más débiles, a los enfermos y a los ancianos. Existe la costumbre de dejar de lado a los ancianos, de abandonarlos: está muy mal.  Estas personas -bien definidas por el término español “cuidadores”-, los que cuidan de los enfermos, desempeñan un papel esencial en la sociedad actual, aunque a menudo no reciban ni el reconocimiento ni la remuneración que merecen. El cuidado es una regla de oro de nuestra humanidad y trae consigo salud y esperanza (cf. Enc. Laudato si’ [LS], 70). Cuidar de quien está enfermo, de quien lo necesita, de quien ha sido dejado de lado: es una riqueza humana y también cristiana.

Este cuidado abraza también a nuestra casa común: la tierra y  cada una de sus criaturas. Todas las formas de vida están interconectadas (cf. ibid., 137-138), y nuestra salud depende de la de los ecosistemas que Dios ha creado y que nos ha encargado cuidar (cf. Gn 2, 15). Abusar de ellos, en cambio, es un grave pecado que daña, que perjudica y hace enfermar (cf. LS, 8; 66). El mejor antídoto contra este abuso de nuestra casa común es la contemplación (cf. ibid., 85; 214). ¿Pero cómo? ¿No hay una vacuna al respecto, para el cuidado de la casa común, para no dejarla de lado? ¿Cuál es el antídoto para la enfermedad de no cuidar la casa común? Es la contemplación. “Cuando alguien no aprende a detenerse para percibir y valorar lo bello, no es extraño que todo se convierta para él en objeto de uso y abuso inescrupuloso” (ibíd., 215). Incluso en objeto de “usar y tirar”. Sin embargo, nuestro hogar común, la creación, no es un mero “recurso”. Las criaturas tienen un valor en sí y “reflejan, cada una a su manera, un rayo de la sabiduría y de la bondad infinitas de Dios” (Catecismo de la Iglesia Católica, 339). Pero ese valor y ese rayo de luz divina hay que descubrirlo y, para hacerlo, necesitamos silencio, necesitamos escuchar, necesitamos contemplar. También la contemplación cura el alma.

Sin contemplación es fácil caer en un antropocentrismo desviado  y soberbio, el “yo” en el centro de todo, que sobredimensiona nuestro papel de seres humanos y nos posiciona como dominadores absolutos de todas las criaturas. Una interpretación distorsionada de los textos bíblicos sobre la creación ha contribuido a esta visión equivocada, que lleva a explotar la tierra hasta el punto de asfixiarla. Explotar la creación: ese es el pecado. Creemos que estamos en el centro, pretendiendo que ocupamos el lugar de Dios; y así arruinamos la armonía del diseño de Dios. Nos convertimos en depredadores, olvidando nuestra vocación de custodios de la vida. Naturalmente, podemos y debemos trabajar la tierra para vivir y desarrollarnos. Pero el trabajo no es sinónimo de explotación, y siempre va acompañado de cuidados: arar y proteger, trabajar y cuidar… Esta es nuestra misión (cf. Gn 2:15). No podemos esperar seguir creciendo a nivel material, sin cuidar la casa común que nos acoge. Nuestros hermanos y hermanas más pobres y nuestra madre tierra gimen por el daño y la injusticia que hemos causado y reclaman otro rumbo. Reclaman de nosotros una conversión, un cambio de ruta: cuidar también de la tierra, de la creación.

Es importante, pues, recuperar la dimensión contemplativa, es decir mirar  la tierra y  la creación como un don, no como algo que explotar para sacar beneficios. Cuando contemplamos, descubrimos en los demás y en la naturaleza algo mucho más grande que su utilidad. He aquí la clave del problema: contemplar es ir más allá de la utilidad de una cosa. Contemplar la belleza no significa explotarla: contemplar es gratuidad. Descubrimos el valor intrínseco de las cosas que les ha dado Dios. Como muchos maestros espirituales han enseñado, el cielo, la tierra, el mar, cada criatura posee esta capacidad icónica, esta capacidad mística para llevarnos de vuelta al Creador y a la comunión con la creación. Por ejemplo, San Ignacio de Loyola, al final de sus Ejercicios Espirituales, nos invita a la “Contemplación para alcanzar amor”, es decir, a considerar cómo Dios mira a sus criaturas y a regocijarse con ellas; a descubrir la presencia de Dios en sus criaturas y, con libertad y gracia, a amarlas y cuidarlas.

La contemplación, que nos lleva a una actitud de cuidado, no es mirar a la naturaleza desde el exterior, como si no estuviéramos inmersos en ella. Pero nosotros estamos dentro de la naturaleza, somos parte de la naturaleza. Se hace más bien desde dentro, reconociéndonos como parte de la creación, haciéndonos protagonistas y no meros espectadores de una realidad amorfa que solo serviría para explotaría. El que contempla de esta manera siente asombro no sólo por lo que ve, sino también porque se siente parte integral de esta belleza; y también se siente llamado a guardarla, a protegerla. Y hay algo que no debemos olvidar: quien no sabe contemplar la naturaleza y la creación, no sabe contemplar a las personas con toda su riqueza. Y quien vive para explotar la naturaleza, termina explotando a las personas y tratándolas como esclavos. Esta es una ley universal: si no sabes contemplar la naturaleza, te será muy difícil contemplar a las personas, la belleza de las personas, a tu hermano, a tu hermana.

El que sabe contemplar, se pondrá más fácilmente manos a la obra para cambiar lo que produce degradación y daño a la salud. Se comprometerá a educar y a promover nuevos hábitos de producción y consumo, a contribuir a un nuevo modelo de crecimiento económico que garantice el respeto de la casa común y el respeto de las personas. El contemplativo en acción tiende a convertirse en custodio del medio ambiente: ¡qué hermoso es esto! Cada uno de nosotros debe ser custodio del ambiente, de la pureza del ambiente, tratando de conjugar los saberes ancestrales de las culturas milenarias con los nuevos conocimientos técnicos, para que nuestro estilo de vida sea sostenible.

En fin, contemplar y cuidar: ambas actitudes muestran el camino para corregir y reequilibrar nuestra relación como seres humanos con la creación. Muchas veces, nuestra relación con la creación parece ser una relación entre enemigos: destruir la creación para mi ventaja; explotar la creación para mi ventaja. No olvidemos que se paga caro; no olvidemos el dicho español: “Dios perdona siempre; nosotros perdonamos a veces; la naturaleza no perdona nunca”. Hoy leía en el periódico acerca de los dos grandes glaciares de la Antártida, cerca del Mar de Amundsen: están a punto de caer. Será terrible, porque el nivel del mar subirá y esto acarreará muchas, muchas dificultades y muchos males. ¿Y por qué? Por el sobrecalentamiento, por no cuidar del medio ambiente, por no cuidar de la casa común. En cambio, si tenemos esta relación -me permito usar la palabra- “fraternal”, en sentido figurado, con la creación, nos convertimos en custodios de la casa común, en custodios de la vida y en custodios de la esperanza, custodiaremos el patrimonio que Dios nos ha confiado para que las generaciones futuras puedan disfrutarlo. Y alguno podría decir: “Pero, yo me las arreglo así”. Pero el problema no es cómo te las arreglas hoy – esto lo decía un teólogo alemán, protestante, muy bueno: Bonhoeffer – el problema no es cómo te las arreglas hoy; el problema es: ¿cuál será la herencia, la vida de la futura generación? Pensemos en los hijos, en los nietos: ¿qué les dejaremos si explotamos la creación? Custodiemos este camino para que podamos convertirnos en “custodios” de la casa común, custodios de la vida y de la esperanza.

Custodiemos el patrimonio que Dios nos ha confiado para que las futuras generaciones puedan disfrutarlo. Pienso de manera especial en los pueblos indígenas, con los que todos tenemos una deuda de gratitud, incluso de penitencia, para reparar el daño que les hemos causado. Pero también pienso en aquellos movimientos, asociaciones y grupos populares, que se esfuerzan por proteger su territorio con sus valores naturales y culturales. Sin embargo, no siempre son apreciados e incluso, a veces, se les obstaculiza porque no producen dinero, cuando, en realidad, contribuyen a una revolución pacífica que podríamos llamar  la “revolución del cuidado”. Contemplar para cuidar, contemplar para custodiar, custodiarnos nosotros, a la creación, a nuestros hijos, a nuestros nietos, y custodiar el futuro. Contemplar para curar y para custodiar y para dejar una herencia a la futura generación.

Ahora bien, no hay que delegar en algunos lo que es la tarea de todo ser humano. Cada uno de nosotros puede y debe convertirse en un “custodio de la casa común”, capaz de alabar a Dios por sus criaturas, de contemplarlas y protegerlas.

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

El Papa recuerda a Roberto Malgesini, sacerdote italiano asesinado

En la diócesis de Como

septiembre 16, 2020 18:35

Papa Francisco

(zenit – 16 sept. 2020).- El Papa Francisco ha lamentado la muerte del sacerdote Roberto Malgesini, de la diócesis de Como, al norte de Italia, asesinado ayer a puñaladas por un indigente con trastorno mental al que el sacerdote ayudaba.

“Me uno al dolor y a la oración de su familia y de la comunidad de Como y, como dijo su obispo, alabo a Dios por el testimonio, es decir, por el martirio, de este testimonio de caridad hacia los más pobres”, ha dicho el Papa en italiano en la audiencia general, este miércoles, 16 de septiembre de 2020.

Así, ha invitado a rezar en silencio por don Roberto Malgesini y por todos los sacerdotes, monjas, laicos que trabajan con los necesitados y descartados por la sociedad.

El padre Roberto era colaborador de la comunidad pastoral Beato Scalabrini, sirvió en Como San Rocco y fue allí donde el obispo, monseñor Oscar Cantoni, fue tan pronto como se enteró del asesinato del sacerdote italiano, al que ha denominado “mártir de la caridad”.

“Para los pobres era un verdadero padre”, ha declarado el obispo Cantoni en Vatican News. Para él, como obispo, don Roberto era más bien un hijo: “Sí, era como un hijo y nos veíamos a menudo. Me habló de su actividad sacando a la luz las más bellas realidades, porque llevó a cabo su ministerio con alegría. Una vocación dentro de una vocación”, indicó el prelado.

 

 

 

 

Saludo del Papa a los fieles de lengua española: “Ser contemplativos”

Durante la audiencia general

septiembre 16, 2020 12:21

Audiencia General

(zenit – 16 sept. 2020).- En el tradicional saludo del Papa a los fieles de lengua española, durante la audiencia general, celebrada esta mañana en el patio de San Dámaso, les ha sugerido que pidan al Señor “que nos conceda ser contemplativos”.

En el marco del Tiempo de la Creación, este miércoles, 16 de septiembre de 2020, el Santo Padre ha dedicado la catequesis al “Cuidado de la casa común y actitud contemplativa”, dentro del ciclo sobre el desafío de “Sanar al mundo” tras la pandemia de COVID-19, que comenzó el pasado 5 de agosto.

El saludo del Papa a los fieles de lengua hispana ha ido acompañado de una invitación: “Pidamos al Señor Jesús que nos conceda ser contemplativos, para alabarlo por su obra creadora, que nos enseñe a ser respetuosos con nuestra casa común y a cuidarla con amor, para bien de todas las culturas y de las generaciones futuras”.

 

 

 

 

Perú: Comunicado de los obispos ante la situación política del país

Piden no “generar caos”

septiembre 16, 2020 17:40

Iglesia Local

(zenit – 16 sept. 2020)-. Los obispos del Perú han emitido un comunicado ante la situación política actual del país en el que advierten que “no es el momento de generar caos y división”.

Las tensiones entre el Parlamento y el presidente Martín Vizcarra aumentan. Ayer fracasó la moción de censura promovida por la oposición contra la ministra de Economía, María Antonieta Alva, como parte del juicio político abierto en el Congreso para destituir al presidente, informa la Agencia EFE.

Al mismo tiempo, el panorama económico no resulta alentador debido a la crisis del coronavirus, “que viene dejando más de 30 mil peruanos fallecidos y más de 700 mil contagiados”, indica la Conferencia Episcopal Peruana en la citada nota, difundida el 15 de septiembre de 2020.

 

Enfrentar la crisis sanitaria, prioritario

En este sentido, los prelados apuntan que ahora “la prioridad es hacer frente a la pandemia unidos, y enfrentar solidariamente la crisis sanitaria, social, económica, educativa y política, luchando contra la corrupción y preparándonos a la post-pandemia”.

“Los peruanos esperamos tanto del Poder Ejecutivo como del Legislativo que, en aras del Bien Común, superen la confrontación y enfrenten unidos la crisis actual, salvaguardando el Estado de Derecho y buscando consensos para la transformación del Perú”, expresan.

Y recuerdan que “estamos lejos de haber superado la crisis sanitaria: la producción nacional ha caído drásticamente y se han perdido millones de empleos, perjudicando sobre todo a las personas más vulnerables”.

 

Preservar la democracia

En estas circunstancias, a siete meses de las elecciones generales, añaden que “no se debe debilitar nuestra frágil democracia, ni su institucionalidad”, de manera que “cualquier acto que vaya en contra de la ley, debe ser sancionado en su debido momento y la autoridad en cuestión debe someterse al debido proceso en la etapa de investigación, así como en el posterior desarrollo de la misma”.

El comunicado apunta también que la Iglesia, sigue ofreciendo su apoyo al pueblo peruano “con ayuda en la alimentación, la salud integral, la educación, el cuidado del ambiente y del trabajo, en la promoción del diálogo por la paz, la gobernabilidad, el desarrollo y en la formación espiritual”, con programa como Caritas del Perú, “Denles Ustedes de Comer” y “Respira Perú”.

Finalmente, “invitamos a todos las mujeres y hombres de buena voluntad, especialmente a los jóvenes, a integrarse y apoyar la reciente Iniciativa Pastoral “Resucita Perú Ahora”, que busca promover “un nuevo futuro para el país”.

 

 

 

 

Juan Pablo II: La belleza de la tierra, testimonio del amor del Creador

Mención del Papa en la audiencia general

septiembre 16, 2020 18:54

Audiencia General

(zenit – 16 sept. 2020).- Las bellas palabras de Juan Pablo II sobre la contemplación la belleza de esta tierra como testimonio del amor del Creador han sido mencionadas por el Papa Francisco esta mañana, en la audiencia general.

En su saludo a los fieles polacos, compatriotas del papa san Juan Pablo II, el Santo Padre Francisco ha comentado una bella reflexión del polaco sobre la creación, coincidiendo con el tema de la catequesis pronunciada hoy sobre “Cuidado de la casa común y actitud contemplativa”.

Dice así: “Contemplo la belleza de esta tierra (…). Parecen hablar, con un poder excepcional, el azul del cielo, el verde de los bosques y campos, la plata de los lagos y ríos. Y todo esto testifica el amor del Creador, el poder… la vivificación de su Espíritu y la redención realizada por el Hijo para el hombre y para el mundo”.

“Este modo de vivir la relación con la creación es para todos nosotros una fuente de compromiso con su ¡protección!”, ha señalado el Pontífice al final de la audiencia general, y después ha impartido la bendición sobre los peregrinos de Polonia.

 

 

 

 

Guatemala: Inauguración de la Casa Siloé para migrantes y refugiados

Presidida por Mons. de Villa y Vásquez

septiembre 16, 2020 11:16

Iglesia Local
Justicia y Paz

(zenit – 16 sept. 2020)- Monseñor Gonzalo de Villa y Vásquez, presidente de la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), junto al padre Juan Luis Carbajal, secretario ejecutivo de la Pastoral de Movilidad Humana del episcopado y unos 15 huéspedes del albergue participaron en la inauguración de la Casa Siloé, para personas solicitantes de asilo y refugiadas, fue inaugurada y bendecida, la semana pasada, por el neo arzobispo metropolitano de Guatemala.

El arzobispo en su intervención recalcó que el proyecto “es un esfuerzo muy grande” por ayudar a las personas que llegan a Guatemala con la intención de quedarse. “Dice la Palabra que con la vara que midas serás medido, y si pedimos por nuestros migrantes en el norte también nosotros tenemos que abrir los brazos a la gente que viene de otros lados”, afirmó monseñor de Villa al recordar que hay muchos guatemaltecos migrantes en otras naciones y que la forma en que se trate a los migrantes es, en cierto modo, un termómetro que mide la propia humanidad.

 

Hogar exclusivo para solicitantes de asilo

El albergue ubicado en la capital guatemalteca tiene capacidad para unas 30 personas y cuenta con todos los servicios necesarios para permanecer mientras sus solicitudes se resuelven. Se trata de la primera casa-hogar de la Iglesia Católica para recibir exclusivamente a solicitantes de asilo y de refugio, pues las otras 17 estructuras están destinadas a migrantes en tránsito.

El albergue también proporcionará asesoría para que los solicitantes de protección puedan integrarse a la vida económica del país y contar, por ejemplo, con un permiso de trabajo, una cuenta bancaria y acceso a la educación de sus hijos cuando sea necesario. “Se trata de dar toda la ayuda humanitaria, alimento, vestido, ayuda psicológica y social”, afirmó el padre Carvajal.

 

Las dificultades de la pandemia

El responsable de la Pastoral de Movilidad Humana, padre Juan Luis Carbajal, explicó a medios de comunicación nacionales que las solicitudes de asilo y refugio recibidas por el Estado de Guatemala no se han detenido, pese a la pandemia de COVID-19. En lo que va de año, se han recibido más de 250 solicitudes que seguramente aumentarán con la reapertura de las fronteras.

El sacerdote explicó que la pandemia ha hecho más difícil el proceso de solicitud de asilo, no solo por el recrudecimiento de las medidas de seguridad y militarización de las fronteras, sino porque, prácticamente, “los mismos trabajadores de la salud y los propios vecinos se han convertido agentes migratorios”. Es decir, denuncian a los migrantes por temor a que sean portadores del virus. El sacerdote advirtió que con la apertura de las fronteras “se va a destapar la olla” y se tendrá un flujo de personas “enorme” migrando al norte y, consecuentemente, “más detenciones en la frontera y muertes en el desierto”.

 

Protección al llegar a la frontera

Respecto de la agilidad con que el Estado analiza las solicitudes de asilo, el padre Carbajal indicó que ha habido altibajos en la atención, y aunque en algunos momentos se ha visto voluntad por revisar los casos pendientes, quedan muchas de solicitudes de asilo por resolver.

Igualmente, se hizo referencia las dificultades que traería la posible reactivación del Acuerdo de Cooperación de Asilo (ACA) firmado en julio del año pasado y mediante el cual Estados Unidos puede deportar a Guatemala a hondureños y salvadoreños que soliciten protección al llegar a su frontera.

 

 

 

 

Monseñor Felipe Arizmendi: “Pandemia y ecología”

Cuidado de la casa común

septiembre 16, 2020 09:00

Análisis

Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano, habla hoy sobre la pandemia y la ecología, sobre la responsabilidad de cuidar la casa común.

 

VER

Durante la pandemia por el virus SARS-CoV-2, que redujo la movilidad humana, se han documentado casos de especies animales que deambulaban libremente por espacios urbanos, como recuperando lugares que les fueran propios. El agua de algunos lagos y mares recuperó sus colores originales. Se respiraba aire más fresco y limpio en algunos centros urbanos, sin tanta contaminación vehicular y humana. Lamentablemente estamos volviendo a “la normalidad”, que de por sí es anormalidad, y retomamos las costumbres de siempre, con lo cual seguimos destruyendo el medio ambiente. Parece que nada hemos aprendido.

Por el rumbo de mi pueblo natal, mayoritariamente agrícola, hace años todo se cultivaba en forma orgánica; ahora casi todo lleva sustancias químicas para hacer rendir más la tierra y obtener mayores ventajas económicas, pero han aumentado los casos de cáncer y otras enfermedades desconocidas. Lo que importa es ganar más dinero, aunque se deteriore la salud. Varios productos se exportan a Estados Unidos y se reciben buenas cantidades de dólares, pero no dimensionamos el daño que se puede estar causando al medio ambiente.

 

PENSAR

Hace más de cinco años, el Papa Francisco publicó una carta encíclica titulada Laudato si, para invitarnos a reflexionar sobre la responsabilidad de proteger “la casa común”, no por una moda estratégica, sino por el mandato divino de cuidar y cultivar la tierra que El nos dio. Ahora, nos ha insistido en lo mismo, también con ocasión de la pandemia sanitaria. En sus catequesis semanales de los miércoles, ha dicho:

“La pandemia ha puesto de relieve lo vulnerables e interconectados que estamos todos. Si no cuidamos el uno del otro, empezando por los últimos, por los que están más afectados, incluso de la creación, no podemos sanar el mundo… Mirar al hermano y a toda la creación como don recibido por el amor del Padre suscita un comportamiento de atención, de cuidado y de estupor. Así el creyente, contemplando al prójimo como un hermano y no como un extraño, lo mira con compasión y empatía, no con desprecio o enemistad. Y contemplando el mundo a la luz de la fe, se esfuerza por desarrollar, con la ayuda de la gracia, su creatividad y su entusiasmo para resolver los dramas de la historia… Que el Señor pueda “devolvernos la vista” para redescubrir qué significa ser miembros de la familia humana. Y esta mirada pueda traducirse en acciones concretas de compasión y respeto para cada persona y de cuidado y custodia para nuestra casa común” (12-VIII-2020).

“Todos estamos preocupados por las consecuencias sociales de la pandemia. Todos. Muchos quieren volver a la normalidad y retomar las actividades económicas. Cierto, pero esta “normalidad” no debería comprender las injusticias sociales y la degradación del ambiente. La pandemia es una crisis y de una crisis no se sale iguales: o salimos mejores o salimos peores. Nosotros debemos salir mejores, para mejorar las injusticias sociales y la degradación ambiental. Hoy tenemos una ocasión para construir algo diferente” (19-VIII-2020).

“Este modelo económico es indiferente a los daños infligidos a la casa común. No cuida de la casa común. Estamos cerca de superar muchos de los límites de nuestro maravilloso planeta, con consecuencias graves e irreversibles: de la pérdida de biodiversidad y del cambio climático hasta el aumento del nivel de los mares y a la destrucción de los bosques tropicales. La desigualdad social y el degrado ambiental van de la mano y tienen la misma raíz: la del pecado de querer poseer, de querer dominar a los hermanos y las hermanas, de querer poseer y dominar la naturaleza y al mismo Dios. Pero este no es el diseño de la creación. 

Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos. Dios nos ha pedido dominar la tierra en su nombre, cultivándola y cuidándola como un jardín, el jardín de todos. Nosotros somos administradores de los bienes, no dueños. Administradores… Cuando la obsesión por poseer y dominar excluye a millones de personas de los bienes primarios; cuando la desigualdad económica y tecnológica es tal que lacera el tejido social; y cuando la dependencia de un progreso material ilimitado amenaza la casa común, entonces no podemos quedarnos mirando. No, esto es desolador. ¡No podemos quedarnos mirando! Con la mirada fija en Jesús y con la certeza de que su amor obra mediante la comunidad de sus discípulos, debemos actuar todos juntos, en la esperanza de generar algo diferente y mejor” (26-VIII-2020).

 

ACTUAR

No seamos de esos irresponsables que contaminan y colaboran en la destrucción del medio ambiente. Sigamos educándonos para no tirar basura donde sea, para no gastar más agua y electricidad que la necesaria, para no consumir más alimentos transgénicos, para evitar ruidos que molesten a los vecinos, etc. No destruyamos la casa que Dios nos dio para todos.

 

 

 

 

San Roberto Belarmino, 17 de septiembre

Defensor de la fe frente al protestantismo

septiembre 16, 2020 09:11

Testimonios

 

“Insigne jesuita, arzobispo, cardenal y doctor de la Iglesia, fue un brillante defensor de la fe frente al protestantismo. Autor, entre otras obras, de la excepcional Controversiae. Tuvo bajo su dirección a san Luís Gonzaga

Nació en Montepulciano, Italia, el 4 de octubre de 1542. El papa Marcelo II era tío materno suyo. Esta circunstancia, unida a su privilegiada inteligencia superior a lo ordinario, que presagiaba un futuro brillante para su vida, aunque no llegó a ser causa de tropiezo para él, bordeó las tentaciones de la vanidad y el orgullo. Su madre le advirtió de la gravedad de estas tendencias que le acechaban, no solo por ser familiar del pontífice sino por sus prodigiosas dotes intelectuales. De éstas dio constancia el rector de los jesuitas de su ciudad natal, quien ya lo consideraba «el más inteligente de los alumnos», vaticinándole una carrera prometedora.

Roberto podía haber dejado a un lado los consejos maternos, pero no lo hizo. Reparó en la fugacidad de las glorias de este mundo: “Estando durante mucho tiempo pensando en la dignidad a que podía aspirar, me sobrevino de modo insistente el pensamiento de la brevedad de las cosas temporales. Impresionado con estos sentimientos, llegué a concebir horror de tal vida y determiné buscar una religión en que no hubiera peligro de tales dignidades”. Y sabiendo que podía ser designado obispo o cardenal, eligió ex profeso la Orden de los jesuitas para consagrar su vida a Cristo. Ingresó en ella en 1560. Creyó estar a salvo allí de ciertos honores, debido al veto impuesto por las constituciones que impedían a sus miembros aceptar tan altas misiones, pero se equivocó.

A pesar de su débil salud –uno de sus más grandes sufrimientos, porque le obligaba a efectuar periódicos descansos cada dos meses para reponerse–, llegó a la vida religiosa con una sólida formación filosófica y teológica recibida en el Colegio Romano, en Padua y en Lovaina, donde impartió clases de teología después de ser ordenado sacerdote en 1570. Luego se convirtió en titular de la cátedra de apologética del Colegio Romano ejerciendo en él la docencia desde 1576 a 1586. Fue siendo rector de este prestigioso centro cuando tuvo bajo su dirección a san Luís Gonzaga, a quien admiró por su excelsa virtud; quiso ser enterrado junto a su tumba. También estimó a su hermano jesuita san Bernardino Realino, aunque el afecto era mutuo. Cuando se vieron cara a cara en un viaje apostólico efectuado por Roberto, los dos se abrazaron postrados de rodillas; era un signo del altísimo concepto que tenían el uno del otro. Tras la despedida, Bernardino manifestó: “se ha ido un gran santo”.

Fruto de las reflexiones de esa época en la que fue profesor del Colegio Romano surgieron las Controversiae, un éxito de ventas y objeto de constantes reediciones, texto de primera magnitud para defender la fe católica frente a las tesis de los protestantes. Escribió la obra a petición del pontífice. Tan fulminantes fueron sus argumentos para destronar al protestantismo que Teodoro de Beza, el teólogo calvinista francés, reconoció: “He aquí el libro que nos ha derrotado”. Ese trabajo, junto con la Biblia, fue utilizado por san Francisco de Sales para combatirlos. En los escritos de Belarmino se advierten, junto a la Sagrada Escritura, referencias a los santos, destacando las alusiones a Jerónimo, Agustín, Gregorio Nacianceno y Juan Crisóstomo. No falta la presencia de otras glorias de la Iglesia como san Benito, san Francisco y santo Domingo. Distintas obras de este insigne jesuita, como Doctrina cristiana breve, al igual que ha sucedido con su Controversiae, han sido sucesivamente reeditadas y traducidas a varios idiomas.

Clemente VIII lo designó sucesivamente teólogo pontificio, consultor del Santo Oficio, rector del Colegio de los Penitenciarios de la basílica de San Pedro, miembro de los obispos, de los Ritos, del Índice y de la Propagación de la Fe, así como cardenal y arzobispo de Capua. Respecto a esta última misión, aún tratándose de la voluntad del Santo Padre, cuando se lo propuso diciéndole: “Le elegimos porque no hay en la Iglesia de Dios otro que se le equipare en ciencia y sabiduría”, Roberto le recordó el veto impuesto a los jesuitas por sus constituciones para ostentar cargos. Pero el pontífice dejó claro que podía dispensarle del mismo. De modo, que para no incurrir en pecado mortal, tuvo que aceptar el cardenalato. Al tomar posesión de sus aposentos, implantó la austeridad que signaba su acontecer. “Las paredes no sufren de frío”, manifestó al rogar que retirasen las espléndidas cortinas para dárselas a los pobres. Admirable predicador, aclamado y elogiado por su sabiduría y dotes oratorias, llegó al corazón de todos los que acudían a escucharle. Multitudes llenaban los templos esperando oír sus sermones, y similar acogida tenían sus palabras en las universidades por las que pasó.

Se cuenta que mientras transmitía la Palabra de Dios su rostro mostraba un brillo especial. Como le ha sucedido a otros insignes predicadores, sufrió una radical evolución en el modo de exponer los sermones. Así, al ver que las gentes se sentían llamadas a la conversión, se decantó por la sencillez y sobriedad del evangelio, después de haber pasado por una etapa de recargamiento y uso de elementos literarios. Fue un hombre de oración, reflexivo, humilde y obediente. Sus peticiones al cielo para no ser elegido pontífice tuvieron eco, pero poco faltó para recibir la designación ya que fue votado por la mitad del cónclave. Sus incursiones en el ámbito de la diplomacia en Venecia y en Inglaterra fueron de gran valía. Nunca había querido tener nada para él, pero lo poco que le quedaba tras su muerte lo entregaron a los pobres cumpliendo lo que dejó escrito en su testamento. En él rogaba también que sus funerales se oficiaran de noche desprovistos de solemnidad. Así se hizo después de su fallecimiento sucedido el 17 de septiembre de 1621 con fama de santidad. Pero no se pudo evitar que un impresionante gentío lo despidiera. Pío XI lo beatificó el 13 de mayo de 1923. También lo canonizó el 29 de junio de 1930, y en 1931 lo proclamó doctor de la Iglesia.