Servicio diario - 11 de noviembre de 2020


 

AUDIENCIA GENERAL
Audiencia general: Lecciones sobre la oración
Gabriel Sales Triguero
Ciclo sobre la oración

PAPA FRANCISCO
El Papa bendice estatua mariana de la Medalla Milagrosa
Larissa I. López
Que recorrerá Italia

AUDIENCIA GENERAL
Informe McCarrick: El Papa renueva su cercanía a las víctimas
Gabriel Sales Triguero
Compromiso de la Iglesia

AUDIENCIA GENERAL
Audiencia general: Catequesis completa, “La oración perseverante”
Gabriel Sales Triguero
“El cristiano que reza no teme nada”

IGLESIA LOCAL
Italia: COVID- 19, el cardenal Bassetti, muy enfermo
Deborah Castellano Lubov
Llamada del Santo Padre

TESTIMONIOS
San Martín de Tours, patrón de la Guardia Suiza
Carlos Gómez Ruiz
Primer santo no mártir

TESTIMONIOS
La historia de Pepa y el Padre Pío: “Pasé mucho miedo con mi cáncer”
Redacción zenit
Un año después de ‘Renacidos’

AUDIENCIA GENERAL
El Papa invita a rezar “con confianza” en estos momentos de dificultad
Gabriel Sales Triguero
Saludo a fieles de lengua española

ANÁLISIS
Universidad de los Andes: Curso online “Comunicación e Identidad Cristiana”
Larissa I. López
En cuatro sesiones

AUDIENCIA GENERAL
Papa Francisco: San Martín de Tours, ejemplo de fe y caridad
Gabriel Sales Triguero
Hoy es su fiesta

ANÁLISIS
Monseñor Felipe Arizmendi: “Solidaridad ante la pandemia”
Felipe Arizmendi Esquivel
Abrir nuestro corazón a los que sufren

TESTIMONIOS
San Diego de Alcalá, 12 de noviembre
Isabel Orellana Vilches
Gran patrono en España


 

 

 

Audiencia general: Lecciones sobre la oración

Ciclo sobre la oración

noviembre 11, 2020 10:21

Audiencia General

(zenit – 11 nov. 2020).- En la audiencia general de esta mañana, el Papa Francisco ha destacado cómo Jesús “nos invita a la oración perseverante” y ha propuesto tres parábolas que ofrecen “algunas lecciones sobre la oración” en este sentido.

Hoy, 11 de noviembre de 2020, el Santo Padre ha presidido la audiencia general en la biblioteca del Palacio Apostólico vaticano, transmitida en directo, sin fieles, como medida de prevención frente a la COVID-19, y ha proseguido con el ciclo de catequesis sobre la oración, esta vez abordando el tema “La oración perseverante”.

En sus palabras en español, el Papa se ha centrado en el ejemplo de Jesús. Su continuo diálogo con el Padre “en el silencio y el recogimiento, fue el fundamento de toda su misión”. Para “exhortarnos” a la perseverancia en la oración, destaca, Dios propone tres parábolas: “la del amigo inoportuno, la de la anciana y el juez inicuo y la del fariseo y el publicano”.

 

Lecciones sobre la oración

En esta línea, el Pontífice ha subrayado la paciencia con que Dios “escucha nuestra súplica, aun cuando conoce nuestra miseria mejor que nosotros”.

Asimismo, explica que “con su silencio, el Señor busca incitar en nosotros el deseo y la esperanza filial, y nos pide también la perseverancia fundada en la firmeza de la fe”.

Del mismo modo, la oración “necesita ser valiente, incluso hasta retar a Dios entre lágrimas, sin rendirnos nunca ante el mal y la injusticia”. Por último, continúa, orar “nos revela que la humildad y la verdadera contrición son el modo para acceder al corazón de Dios”.

 

La oración en el Evangelio

Francisco ha afirmado que el Evangelio “es claro”: “la oración es vital para no desfallecer, es una cuestión de fe”. A pesar de que “nos parezca a veces una fatiga inútil y que Dios enmudece ante nuestros ruegos, hemos de perseverar en la oración”, aclara.

A continuación, el Obispo de Roma volvió a remitir a la figura de Jesús para decir que “en esto no es solo un maestro y un ejemplo, sino que nos acoge en su oración”. “Él toma sobre sí cada grito, cada canto de júbilo, cada súplica; en definitiva, cada oración humana”, apuntó.

Finalmente, describió que cuando rezamos, la voz de Jesús “está en nosotros, de modo que todo lo que pidamos en su nombre sea para gloria de Dios Padre”.

 

 

 

 

El Papa bendice estatua mariana de la Medalla Milagrosa

Que recorrerá Italia

noviembre 11, 2020 14:15

Papa Francisco

(zenit – 11 nov. 2020).- El Papa Franscico ha bendecido la “Sagrada efigie de la Bienaventurada Virgen Inmaculada de la Medalla Milagrosa” en el Vaticano.

La bendición de la imagen se produjo ante la presencia del superior general de la Congregación de la Misión, el padre Tomás Mavrič, en la mañana de hoy, 11 de noviembre de 2020, y tiene lugar con ocasión del 190 aniversario de las apariciones marianas a Santa Catalina Labouré (1806-1876).

De este modo, se da inicio simbólico a la peregrinación de la imagen por las regiones italianas que comenzará el próximo 1 de diciembre, para reconfortar en tiempos de pandemia.

 

Gesto del Papa

El padre Valerio Di Trapani, superior del Colegio Apostólico Leonés de Roma y asistente nacional de los Grupos de voluntarios vicentinos, quien además es el coordinador de la iniciativa denominada “María Peregrina” habló en Radio Vaticano Italia sobre este gesto del Papa.

Para el sacerdote, la bendición de Francisco constituye un verdadero envío en esta misión, que durará al menos un año, y que llevará la imagen de “María peregrina” a las comunidades y parroquias de toda Italia que deseen acogerla.

 

Continúa la misión

“Me parece significativo y consolador en este tiempo de pandemia que María, Madre de la Iglesia, y con ella podríamos decir toda la Iglesia, no se aleje de su pueblo, sino que permanezca cerca de los que están en juicio”, expresó el padre Valerio.

Asimismo, describió que la de ahora es una misión con la que María continúa y que comenzó con las apariciones de 1830 a Catalina Labouré: la Virgen visita a su pueblo, lo bendice y nos recuerda que siempre estará con nosotros.

El presbítero explicó también que la familia religiosa de san Vicente de Paúl, organizadora, “no somos los creadores de esta iniciativa, sino que nos limitamos a responder a la llamada de María de hace 190 años que la Virgen sigue dirigiendo hoy en día”.

“Hoy sentimos que este tiempo de prueba es una oportunidad para decir que Dios está con nosotros, en medio de nosotros, y la Virgen María nos abre el camino para encontrarnos con Cristo y el Padre”, indicó.

 

 

 

 

Informe McCarrick: El Papa renueva su cercanía a las víctimas

Compromiso de la Iglesia

noviembre 11, 2020 10:48

Audiencia General

(zenit – 11 nov. 2020).- El Papa Francisco ha recordado que ayer martes 10 de noviembre de 2020 fue publicado el Informe McCarrick sobre el “doloroso caso” del ex cardenal Theodore Edgar McCarrick (Estados Unidos), realizado por el Vaticano.

Al final de la audiencia general de este miércoles, 11 de noviembre de 2020, el Santo Padre ha renovado su cercanía a todas las víctimas de abuso y ha subrayado el “compromiso de la Iglesia para erradicar este mal”.

Tras lanzar este mensaje y justo antes de los habituales saludos a los fieles de lengua italiana, el Papa ha guardado unos instantes de silencio.

 

El caso McCarrick

Theodore McCarrick fue acusado de abusar sexualmente de menores y adultos seminaristas y posteriormente expulsado tanto del Colegio Cardenalicio el 18 de julio de 2018 como de la Orden de obispos.

Francisco le retiró del estado clerical el 15 de febrero de 2019, por lo que desde ese momento tuvo prohibida la realización de cualquier acto sacerdotal (sería de ipso facto nulo), excepto de la absolución sacramental de una persona en inminente peligro de muerte.

La Santa Sede ha publicado el informe abarcando desde el año 1930 hasta el 2017. El documento trata del “conocimiento institucional y el proceso de adopción de decisiones de la Santa Sede” en relación con el ex cardenal. Fue redactado por la Secretaría de Estado a petición del Sumo Pontífice.

 

Sobre el ex cardenal

Theodore McCarrick fue creado cardenal por Juan Pablo II en el Consistorio del 21 de febrero de 2001. Como tal, participó en el cónclave de 2005 que eligió a Benedicto XVI. Habiendo cumplido 80 años el 7 de julio de 2010, no participó en la elección del Papa Francisco en marzo de 2013.

En junio de 2018, el actual Pontífice le suspendió de su cargo público y su título fue retirado. El Papa sugirió que presentara su renuncia al Colegio de Cardenales él mismo, y aceptó formalmente la misma el 27 de julio de 2018.

 

 

 

 

Audiencia general: Catequesis completa, “La oración perseverante”

“El cristiano que reza no teme nada”

noviembre 11, 2020 13:08

Audiencia General

(zenit – 11 nov. 2020).- En la audiencia general, el Papa Francisco ha propuesto “la oración perseverante” como característica común en las tres parábolas del Evangelio incluidas en el Catecismo de la Iglesia Católica: la del amigo inoportuno, la de la anciana y el juez inicuo y la del fariseo y el publicano.

La audiencia general de hoy, 11 de noviembre de 2020, ha sido emitida desde la biblioteca del Palacio Apostólico vaticano, sin fieles, como medida de prevención frente a la COVID-19. A lo largo de la misma, el Santo Padre ha continuado con el ciclo de catequesis sobre la oración reflexionando, efectivamente, sobre el tema “La oración perseverante” (Lectura: Lc 11,9-13).

Antes de comenzar la catequesis, el Papa ha señalado que alguien le dijo “usted habla demasiado sobre la oración” y “no es necesario”. Ante el comentario, ha respondido que sí lo es, porque “si nosotros no rezamos, no tendremos la fuerza para ir adelante en la vida”.

Para el Sucesor de Pedro, “la oración es el oxígeno de la vida”, es “atraer sobre nosotros la presencia del Espíritu Santo que nos lleva siempre adelante. Por esto yo hablo tanto de la oración”, aclara.

 

El amigo inoportuno

Después, Francisco se ha referido a cómo Jesús dio ejemplo “de una oración continua, practicada con perseverancia” y a cómo el Catecismo (cfr. CCE, 2613) recuerda las tres parábolas contenidas en el Evangelio de Lucas que subrayan esta característica de la oración de Jesús.

En esta línea, ha subrayado que la oración debe ser ante todo “tenaz”, como la del personaje de la parábola que llega a casa de un amigo en mitad de la noche, de improviso, para pedirle pan y, aunque “el amigo responde: ‘¡no!’, porque ya está en la cama”, él insiste varias veces, “hasta que le obliga a alzarse y darle el pan”.

Se trata de una “petición tenaz”. “Dios es más paciente que nosotros, y quien llama con fe y perseverancia a la puerta de su corazón no queda decepcionado”, indica. “Dios siempre responde. Siempre. Nuestro Padre sabe bien qué necesitamos”.

De este modo, el Pontífice apunta que la insistencia en la oración “no sirve para informarle o convencerle, sino para alimentar en nosotros el deseo y la espera”.

 

La viuda y el juez

A continuación, el Obispo de Roma ha citado la parábola de la viuda “que se dirige al juez para que le ayude a obtener justicia”. Éste es corrupto, advierte, “un hombre sin escrúpulos” que, finalmente, “por la insistencia de la viuda, decide complacerla”.

El Papa Francisco narró cómo el juez piensa “es mejor que le resuelva el problema y me la quito de encima, y así no viene continuamente a quejarse”. Esta parábola “nos hace entender que la fe no es el impulso de un momento, sino una disposición valiente a invocar a Dios, también a ‘discutir’ con Él, sin resignarse delante del mal y la injusticia”.

 

El fariseo y el publicano

La tercera y última parábola a la que el Santo Padre ha remitido presenta “un fariseo y un publicano que van al templo a rezar”. El primero se dirige a Dios “presumiendo de sus méritos”, y el otro “se siente indigno incluso solo por entrar en el santuario”.

Sin embargo, expone el Sumo Pontífice, Dios no escucha la oración “de los soberbios, mientras que escucha la de los humildes”: “No hay verdadera oración sin espíritu de humildad”, ésta es la que “nos lleva a pedir en la oración”.

 

Rezar siempre

Francisco afirmó que el Evangelio es claro en su enseñanza de “rezar siempre”, aun cuando parezca que todo es en vano, que Dios es “sordo y mudo”, que “perdemos el tiempo” o que resulta “una ilusión, un cansancio estéril”. “Practicar la oración significa también aceptar ese cansancio”, insiste.

Es necesario ir adelante, “en los momentos malos” y en los que “no sentimos nada”. Así, el Papa ilustró cómo muchos santos y santas han experimentado “la noche de la fe y el silencio de Dios” y han sido perseverantes.

 

Rezar “en nombre de Jesús”

Asimismo, Francisco explicó que en esas noches de la fe “quien reza nunca está solo”, ya que Jesús no “es solo testigo y maestro de oración, es más”, nos acoge en la oración “para que nosotros podamos rezar en Él y a través de Él”. Esto es, prosigue, “obra del Espíritu Santo”.

El Evangelio invita a “rezar al Padre en nombre de Jesús”, y el Catecismo muestra que “la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús”, remarca.

El Obispo de Roma subrayó cómo sin Jesús, “nuestras oraciones correrían el riesgo de reducirse a los esfuerzos humanos, destinados la mayor parte de las veces al fracaso”, y que “Él ha tomado sobre sí cada grito, cada lamento, cada júbilo, cada súplica…cada oración humana”.

Por último, el Pontífice clarificó que el Espíritu Santo “reza en nosotros, es aquel que nos lleva a rezar, nos lleva a Jesús”, Cristo, que “es todo para nosotros, también en nuestra vida de oración”. Es por esto, concluye, que “el cristiano que reza no teme nada, se encomienda al Espíritu Santo, que se nos ha dado como don y que reza en nosotros, suscitando la oración”.

A continuación, sigue la catequesis completa de Francisco.

***

 

Catequesis – 14. La oración perseverante

Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Seguimos con las catequesis sobre la oración. Alguien me ha dicho: “Usted habla demasiado sobre la oración. No es necesario”. Sí, es necesario. Porque si nosotros no rezamos, no tendremos la fuerza para ir adelante en la vida. La oración es como el oxígeno de la vida. La oración es atraer sobre nosotros la presencia del Espíritu Santo que nos lleva siempre adelante. Por esto yo hablo tanto de la oración.

Jesús ha dado ejemplo de una oración continua, practicada con perseverancia. El diálogo constante con el Padre, en el silencio y en el recogimiento, es el fundamento de toda su misión. Los Evangelios nos cuentan también de sus exhortaciones a los discípulos, para que recen con insistencia, sin cansarse. El Catecismo recuerda las tres parábolas contenidas en el Evangelio de Lucas que subrayan esta característica de la oración (cfr. CCE, 2613) de Jesús.

La oración debe ser sobre todo tenaz: como el personaje de la parábola que, teniendo que acoger un huésped que llega de improviso, en mitad de la noche va a llamar a un amigo y le pide pan. El amigo responde: “¡no!”, porque ya está en la cama, pero él insiste e insiste hasta que no le obliga a alzarse y a darle el pan (cfr. Lc 11,5-8). Una petición tenaz. Pero Dios es más paciente que nosotros, y quien llama con fe y perseverancia a la puerta de su corazón no queda decepcionado. Dios siempre responde. Siempre. Nuestro Padre sabe bien qué necesitamos; la insistencia no sirve para informarle o convencerle, sino para alimentar en nosotros el deseo y la espera.

La segunda parábola es la de la viuda que se dirige al juez para que la ayude a obtener justicia. Este juez es corrupto, es un hombre sin escrúpulos, pero al final, exasperado por la insistencia de la viuda, decide complacerla (cfr. Lc 18,1-8). Y piensa: “Es mejor que le resuelva el problema y me la quito de encima, y así no viene continuamente a quejarse delante de mí”. Esta parábola nos hace entender que la fe no es el impulso de un momento, sino una disposición valiente a invocar a Dios, también a “discutir” con Él, sin resignarse delante del mal y la injusticia.

La tercera parábola presenta un fariseo y un publicano que van al Templo a rezar. El primero se dirige a Dios presumiendo de sus méritos; el otro se siente indigno incluso solo por entrar en el santuario. Pero Dios no escucha la oración del primero, es decir, de los soberbios, mientras escucha la de los humildes (cfr. Lc 18,9-14). No hay verdadera oración sin espíritu de humildad. Es precisamente la humildad la que nos lleva a pedir en la oración.

La enseñanza del Evangelio es clara: se debe rezar siempre, también cuando todo parece vano, cuando Dios parece sordo y mudo y nos parece que perdemos el tiempo. Incluso si el cielo se ofusca, el cristiano no deja de rezar. Su oración va a la par que la fe. Y la fe, en muchos días de nuestra vida, puede parecer una ilusión, un cansancio estéril. Hay momentos oscuros, en nuestra vida y en esos momentos la fe parece una ilusión.

Pero practicar la oración significa también aceptar este cansancio. “Padre, yo voy a rezar y no siento nada… me siento así, con el corazón seco, con el corazón árido”. Pero tenemos que ir adelante, con este cansancio de los momentos malos, de los momentos que no sentimos nada. Muchos santos y santas han experimentado la noche de la fe y el silencio de Dios —cuando nosotros llamamos y Dios no responde— y estos santos han sido perseverantes.

En estas noches de la fe, quien reza nunca está solo. Jesús de hecho no es solo testigo y maestro de oración, es más. Él nos acoge en su oración, para que nosotros podamos rezar en Él y a través de Él. Y esto es obra del Espíritu Santo.

Es por esta razón que el Evangelio nos invita a rezar al Padre en el nombre de Jesús. San Juan escribe estas palabras del Señor: “Y todo lo que pidáis en mi nombre, yo lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo” (14,13). Y el Catecismo explica que “la certeza de ser escuchados en nuestras peticiones se funda en la oración de Jesús” (n. 2614). Esta dona las alas que la oración del hombre siempre ha deseado poseer.

Cómo no recordar aquí las palabras del salmo 91, cargadas de confianza, que nacen de un corazón que espera todo de Dios: “Te cubrirá con su plumaje, un refugio hallarás bajo sus alas. Escudo y adarga es su lealtad. No temerás el terror de la noche, ni la saeta que de día vuela, ni la peste que avanza en las tinieblas, ni el azote que devasta a mediodía” (vv. 4-7). Es en Cristo que se cumple esta maravillosa oración, es en Él que encuentra su plena verdad.

Sin Jesús, nuestras oraciones correrían el riesgo de reducirse a los esfuerzos humanos, destinados la mayor parte de las veces al fracaso. Pero Él ha tomado sobre sí cada grito, cada lamento, cada júbilo, cada súplica… cada oración humana. Y no olvidemos el Espíritu Santo que reza en nosotros; es Aquel que nos lleva a rezar, nos lleva a Jesús. Es el don que el Padre y el Hijo nos han dado para proceder al encuentro de Dios. Y el Espíritu Santo, cuando nosotros rezamos, es el Espíritu Santo que reza en nuestros corazones.

Cristo es todo para nosotros, también en nuestra vida de oración. Lo decía San Agustín con una expresión iluminante, que encontramos también en el Catecismo: Jesús “ora por nosotros como sacerdote nuestro; ora en nosotros como cabeza nuestra; a Él se dirige nuestra oración como a Dios nuestro. Reconozcamos, por tanto, en Él nuestras voces; y la voz de Él, en nosotros” (n. 2616).

Es por esto que el cristiano que reza no teme nada, se encomienda al Espíritu Santo, que se nos ha dado como don y que reza en nosotros, suscitando la oración. Que sea el mismo Espíritu Santo, Maestro de oración, quien nos enseñe el camino de la oración.

 

© Librería Editora Vaticana

 

 

 

 

Italia: COVID- 19, el cardenal Bassetti, muy enfermo

Llamada del Santo Padre

noviembre 11, 2020 18:01

Iglesia Local

(zenit – 11 nov. 2020).- El presidente de los obispos de Italia está muy enfermo con COVID-19, y el Papa Francisco llamó anoche para ver cómo está el cardenal Bassetti.

El Santo Padre llamó a Mons. Marco Salvi, obispo auxiliar de Perugia-Città della Pieve, actualmente en cuarentena por ser positivo al coronavirus, pero asintomático, para saber más sobre la condición actual del cardenal.

La oficina de Comunicaciones Sociales de la Conferencia Episcopal Italiana publicó el 9 de noviembre de 2020 una actualización sobre el purpurado, cuya condición esta semana se ha vuelto cada vez más grave.

“En las últimas horas, el cuadro clínico del cardenal Gualtiero Bassetti, arzobispo de Perugia-Citta della Pieve y presidente de la Conferencia Episcopal Italiana (CEI), – hospitalizado el 3 de noviembre en cuidados intensivos 2 en el Centro Hospitalario Santa María de la Misericordia -, ha sufrido un súbito empeoramiento”, decía.

Se están haciendo más diagnósticos y se están dando los cuidados adecuados, aseguraba el texto.

“Acompañamos al cardenal presidente con afecto y cercanía”, subrayó, instando: «Pedimos a nuestras iglesias que recen en este momento de prueba”.

“Estamos seguros”, concluyó monseñor Stefano Russo, secretario general de la CEI, “de que al Señor no le faltará misericordia y consuelo para el cardenal y para todos aquellos que han sido duramente probados por la enfermedad. Recordamos también a los médicos, a los agentes sanitarios y a todos los que se ocupan del sufrimiento. Pedimos a todos que compartan esta intención en sus momentos de oración diaria”.

 

Traducido por Nicolás J. López

 

 

 

 

San Martín de Tours, patrón de la Guardia Suiza

Primer santo no mártir

noviembre 11, 2020 09:00

Testimonios

(zenit – 11 nov. 2020).- La Iglesia celebra hoy la fiesta de san Martín de Tours, el primer santo no mártir, y considerado patrón de la Guardia Suiza Pontificia. A continuación, sigue el artículo del padre Carlos Gómez Ruiz, sacerdote teatino, sobre la figura de este santo.

***

 

San Martín de Tours, apóstol de la Galia, influyó grandemente en la espiritualidad de toda Europa. Primer santo no mártir después de la paz de Constantino, habiendo sido forzado a ser soldado y teniendo vocación de monje, sería después obligado a ser obispo, presentando a la Iglesia universal un nuevo modelo de santidad.

San Martín nació alrededor del año 316 en Savaria (Szombathely, en húngaro), en la antigua provincia romana de Panonia (hoy entre el oriente de Austria y Hungría). Su familia se trasladó a Pavía (en la región de Lombardía), donde vivió sus primeros años hasta los quince años de edad cuando se enroló en la guardia imperial romana en la cual permanecerá por veinticinco años, pudiendo servir a los emperadores Constancio II y Juliano II “el Apóstata”. Recibió el Bautismo con 18 ó 22 años de edad, siendo trasladado a la Galia hacia el año 337.

 

Partición del manto

El pasaje más famoso de su vida acaece en Amiens, ciudad capital de la Picardía (norte de Francia). Durante una ronda nocturna, a un mendigo que se helaba de frío, Martín da de limosna la mitad de su capa (paludamentum, en latín). Solo la mitad, porque la otra mitad era propiedad de la milicia de la que formaba parte.

Narra la crónica de Sulpicio Severo el efecto que causó esto: “Entre los que asistían al hecho, algunos se pusieron a reír al ver el aspecto ridículo que tenía con su capa partida, pero muchos en cambio, con mejor juicio, se dolieron profundamente de no haber hecho otro tanto, pues teniendo más hubieran podido vestir al pobre sin sufrir ellos la desnudez”.

Se le apareció Cristo en sueños, esa misma noche, acompañado de dos ángeles. San Martín escuchó cómo Cristo les explicaba: “Martín, siendo todavía catecúmeno, me ha cubierto con este vestido” (“Martinus adhuc catechumenus hac me ueste contexit”, como dice la crónica en latín). A esta aparición en sueños, Martín reaccionó con la voluntad de abandonar sus tareas militares y convirtiéndose. Aunque no se le otorgó la licencia para desertar, recibió el Bautismo y aprovechó sus siguientes veinte años en la milicia para propagar la fe cristiana por el Imperio.

Luego de una campaña contra los bárbaros, concluyó su carrera militar en Worms para integrarse a los discípulos de san Hilario de Poitiers, obispo asceta de la Galia occidental, martillo de los arrianos en Occidente, hacia el año 356. Pese a los intentos de este obispo, se rehusó a ser ordenado diácono porque se consideraba indigno. Hilario, al entender esto, lo comprometió con otro ministerio, confiriéndole el grado de exorcista, que sí aceptó, porque lo consideraba “más humilde”.

Desafortunadamente los herejes arrianos desterraron a Hilario, por lo que Martín tuvo que regresar a su tierra natal, donde lleva a convertirse a su madre. Desde allí emprendió algunos viajes misioneros a la provincia de Ilírico y a la Galia.

 

Monje

En las afueras de Milán Martín fundó un monasterio, del cual terminó expulsado porque el obispo Auxencio, hereje arriano, exaltó los ánimos en su contra, debiendo huir y refugiarse en la isla Gallinara también conocida como de Albenga. Allí, viviendo como eremita, encontró la posibilidad de llevar una vida de silencio, de recogimiento, de profundización de las Sagradas Escrituras, de reflexión y de mortificación, hasta que terminó el exilio de san Hilario y fue de nuevo llamado por él.

El más antiguo monasterio de Occidente todavía hoy en actividad lo fundó precisamente san Martín en Ligugé, cerca de Poitiers, aproximadamente el año 360, y allí atrajo nuevos adeptos gracias a su fama de santidad y su vida eremítica.

 

Obispo

El pueblo lo enalteció al episcopado, a pesar de que parte del clero veía en él solo a un monje desaliñado. Se logró de la siguiente manera: con el pretexto de curar a un enfermo, san Martín fue llamado a la ciudad de Tours, sede episcopal que estaba vacante. Allí recibió su ordenación como obispo el 4 de julio de 371.

De hecho, Martín siguió llevando una vida humilde y vistiendo ropa sencilla. Hasta mandó construir una austera celda junto a la catedral, llevando su tarea episcopal sin dejar le género de vida y virtud que había aprendido en el monacato. Fue, como dice la tradición, “soldado por fuerza, obispo por obligación, monje por elección”.

Llegó a contar con ochenta monjes el monasterio que instituyó al otro lado del río de la ciudad en uno de sus primeros actos, en cuanto pudo, en Marmoutier, del cual algunos monjes después serían también obispos. Trasladando su residencia a dicha comunidad monástica, Martín fue padre espiritual del eremitorio, donde acudía a la oración, al refectorio, a las comidas que eran muy sobrias, y en el que compartía sus bienes con la comunidad. Evitaba comer carne en Cuaresma, y en signo de penitencia llevaba cilicio y dormía en el suelo.

Famoso hombre de Dios, en los relatos de su vida concurren los rasgos que distinguían los tres tipos de santidad según la tradición: 1) asceta, porque su austeridad y penitencia le situaban al extremo del límite de lo humano, acercándolo a Dios; 2) pastor, como obispo de Tours; y 3) misionero, de actividad extraordinaria. Aunque su modelo monástico, tan centrado en el mismo Santo como padre espiritual, no fue fácilmente replicado y tuvo más éxito el camino monacal que se basaba en reglas.

 

Tránsito al cielo

Tras haber combatido espiritualmente, habiendo conseguido paz a para su Iglesia, intuyó que se su misión llegaba a su fin. Por lo que se retiró al monasterio de Candes, que había sido fundado por él en la confluencia de los ríos Viena y Loira. Con sus discípulos reunidos en torno a él, advirtió que el punto culminante de su vida se acercaba. Viendo a sus discípulos y escuchando sus súplicas, expresó una plegaria que sería recogida por la tradición y el canto gregoriano y que liturgia presenta entre los textos del oficio del Santo: “Domine, si adhuc populo tuo sum necessarius, non recuso laborem: fiat voluntas tua” “Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehúyo el trabajo; hágase tu voluntad”. Sus discípulos le habían ofrecido una cama, un poco más cómoda, pero él prefirió continuar acostado sobre ceniza, portando su cilicio: “No conviene a un cristiano morir de otra suerte”, les instruía.

Transitó al cielo el 8 de noviembre de 397, en Candes, desde donde trasladaron sus restos mortales a Tours el 11 del mismo mes. Existe una capilla que señala el lugar exacto en que falleció el santo. Desde los primeros días su tumba se volvió lugar de peregrinación. Sobre todo, en la época merovingia. Los reyes capetos siempre se sintieron honrados de llevar también el título de abades de San Martín de Tours.

 

Primer santo no mártir

Los primeros santos que hubo en la Iglesia fueron siempre los mártires, abundantes a causa de la persecución romana que golpeó en varias oleadas. Tras la el edicto constantiniano, del año 313, se comenzó a venerar a confesores, o sea, a los grandes obispos y a los ascetas. Sus sepulcros se convirtieron en lugares de culto, celebrándose, sobre todo, el aniversario de su fallecimiento, calificándolo de dies natalis, el día de su nacimiento (al cielo). Sin investigación, sin doctos tribunales, sin sentencia oficial, sino en espontáneas canonizaciones populares que respondían a su fama de santidad en la Iglesia.

Santo porque en su propia persona enfrenta las herejías del momento (priscilianismo y arrianismo). Santo porque su culto surgió temprano, semejante al de los mártires y los apóstoles. Pero santo activo, inserto en el mundo, involucrado en la paz política, la fraternidad, la caridad y la justicia. Haber alcanzado la santidad sin sufrir el martirio supuso una gran novedad en la Iglesia, razón que le convirtió en un santo muy venerado en toda Europa.

A la tumba de san Martín de Tours las peregrinaciones iniciaron inmediatamente después de sus funerales. A su popularidad misionera se agregó entonces la fama de los milagros: un santo taumaturgo del que su sucesor, san Gregorio, se dedicó incansablemente a recopilar cuantos relatos milagrosos pudo, hasta reunir cuatro libros cuyos relatos difundirían y arraigarían más y más su devoción por toda Europa.

Fue el obispo Bricio quien le edificó su primer santuario entre los años 397 y 444, que poco después sería sustituido por una gran basílica consagrada por el obispo Perpetuo el año 471.

 

Iconografía

De múltiples maneras se ha representado el episodio del santo y el pobre: San Martín en actitud de partir su capa se puede encontrar tanto en la decoración arquitectónica de iglesias como en edificios civiles: en relieves (de bronce, mármol, granito y otros materiales), en vitrales, tapices y dípticos, en fachadas, retablos y naves. Es muy reconocida la estatua de la fachada de la catedral románica de Lucca, en la Toscana.

Pero de todas, la escena de la partición del manto en Amiens ha ido teniendo la fortuna de ser la más famosa de toda su iconografía: El contraste entre el joven militar romano y un pobre necesitado, la generosidad del oficial cortando a filo de espada su espléndida capa han atraído la imaginación del pueblo y de los artistas. El episodio ha sido reproducido en innumerables ocasiones, incluso a pequeña escala en miniaturas de libros incunables, grabados, monedas, sellos, marcas de libreros, camafeos, esmaltes, en insignias de peregrinos, en cálices, patenas y también ha sido usada para marcar hostias. La tradicional fecha en que aconteció la partición del manto se plasma cada año en el cirio pascual de la catedral de Amiens.

 

Fecha de su memoria

Básicamente san Martín junto a Silvestre y Ambrosio, fueron los primeros obispos que con los mártires y los ascetas entraron a formar parte del culto litúrgico.

La fiesta de san Martín se celebró, desde el comienzo, el día 11 de noviembre. El Breviario Gótico inscribe esta fiesta en la liturgia mozárabe, también la recogerá el Oracional Visigótico. El Liber Ordinum silense presenta tres fiestas en honor de san Martín: la translatio (11 de agosto) que conmemora la traslación de las reliquias a la basílica de Perpetuo, la sacratio domini Martini (4 de julio) que conmemora su elección y ordenación episcopal y el obitus (11 de noviembre) por su dies natalis.

 

Patronazgo de la Guardia Suiza

En los cuarteles de la Guardia Suiza, existe una Iglesia dedicada a san Martín de Tours y a san Sebastián, construida en 1568 por mandato del Papa Pío V y que se considera la iglesia nacional suiza en Roma.

En efecto, san Martín es uno de sus protectores y no lo es por casualidad. Es su patrón, primero porque fue soldado y como tal es considerado patrono de todos los soldados del mundo, pero sobre todo porque los Pontífices siempre quisieron que fuese modelo para su fe, pues, así como san Martín se esforzó en servir a Cristo y a la Iglesia.

El servicio de medio milenio que realiza la Guardia Suiza a la persona del sucesor de Pedro es también un servicio a la Iglesia, al custodiar el misterio de la confianza que Cristo puso en Pedro y en sus sucesores.

Los guardias suizos, así como todos los cristianos, podríamos aprender de Martín en el momento de su muerte a decir: “Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehúyo el trabajo; hágase tu voluntad”.

 

 

 

 

La historia de Pepa y el Padre Pío: “Pasé mucho miedo con mi cáncer”

Un año después de ‘Renacidos’

noviembre 11, 2020 11:35

Testimonios

(zenit – 11 nov. 2020).- Pepa Valdés es sorda y el Padre Pío le ha enseñado a sobrellevar también su grave enfermedad. Ella volvió a nacer cuando el fraile capuchino se cruzó providencialmente en su camino.

Hace justo un año que se estrenó Renacidos, la película del Padre Pío que sigue removiendo miles de corazones en todo el mundo, ahora a través del DVD y del libro del film, editado por Nueva Eva.

zenit ha querido saber cómo siguen hoy los “renacidos” que aportan su testimonio en la película. Hoy se trata de la historia de Pepa.

***

 

zenit: ¿Cómo ha cambiado tu vida desde que conoces al Padre Pío?

Pepa Valdés: El Padre Pío se ha encargado de cambiar mi vida al 100%, por la sencilla razón de que al ser sorda no percibía toda la comunicación que transmitía la Iglesia. En el proceso de mi cáncer pasé también mucho miedo. Me sentía muy sola, no sentía a Dios. Hasta que me topé con un libro del Padre Pío en una librería y casi a la vez me saltó el nombre de José María Zavala en Facebook. Desde entonces, aprendí la Pasión de Cristo, a confesar y sobre todo a sufrir y ofrecerlo a Dios por las almas. Y cargada con mi sufrimiento fui a San Giovanni Rotondo dos veces, la primera para conocer y la segunda para dar gracias al Padre Pío. Mis dos únicas salidas desde que me diagnosticaron cáncer.

 

zenit: ¿Qué les dirías a quienes no conocen todavía al Padre Pío?

Pepa Valdés: Lo único que hago es regalarles el libro del Padre Pío junto a su estampa y los DVD’s de El Misterio del Padre Pío y Renacidos. Entonces es cuando ellos me llaman, lloran, se emocionan y me preguntan.

 

zenit: ¿Qué reacciones has recibido sobre la película en tu entorno, estrenada hace justo un año? ¿Ha habido alguna conversión o acercamiento a Dios?

Pepa Valdés: La primera reacción ha sido la emoción, sobre todo de mi familia. Quedaron impactados porque no entendieron mi cambio hasta que vieron la película. Sus vidas han cambiado también a mejor: aceptación, caridad, más alegría y serenidad…

 

zenit: ¿Qué supuso para ti participar en una película del Padre Pío?

Pepa Valdés: Me empujó el Padre Pío a hacerlo, a pesar del problema que tengo para hablar y que me entienda todo el mundo. Lo hice y me siento feliz. La Providencia estaba conmigo y sabía que iba a salvar almas, aunque me enteraré de todo si alcanzo la meta del Cielo.

 

zenit: ¿Cómo te ayuda el Padre Pío en estos tiempos tan duros de pandemia?

Me ayuda a transmitir mi alegría y ganas de vivir a los demás. Todo el mundo va con mascarillas y yo necesito ver los labios para comunicarme, aunque de eso se encarga el Padre Pío. He aprendido a estar en silencio con Dios, sobre todo en Misa, donde el sacerdote lleva puesta la mascarilla y no me entero de la homilía. El Padre Pío me enseña a vivir el presente. Dios quiere lo mejor para todos y que aprendamos a aceptar lo que viene.

 

 

 

 

El Papa invita a rezar “con confianza” en estos momentos de dificultad

Saludo a fieles de lengua española

noviembre 11, 2020 11:06

Audiencia General

(zenit – 11 nov. 2020).- El Papa Francisco ha animado a “rezar con confianza y tesón, de modo particular en estos momentos de dificultad que está viviendo la humanidad entera”.

Del mismo modo ha invitado a acercarse a Dios “sin temor, abandonándonos con humildad en ese diálogo divino con quien sabemos que nos ama”.

Esta demanda ha sido realizada por el Santo Padre en su habitual saludo a los peregrinos de lengua española, de España y Latinoamérica, durante la audiencia general de hoy, 11 de noviembre de 2020.

 

La oración perseverante

La catequesis de este miércoles ha sido transmitida desde la biblioteca del Palacio Apostólico, sin público, como prevención frente a la COVID-19. Francisco ha proseguido con la serie dedicada a la oración, bajo el título “La oración perseverante”.

En ella, el Papa ha destacado cómo Jesús “no es solo un maestro y un ejemplo, sino que nos acoge en su oración” y “toma sobre sí cada grito, cada canto de júbilo, cada súplica” y “cada oración humana”.

 

 

 

 

Universidad de los Andes: Curso online “Comunicación e Identidad Cristiana”

En cuatro sesiones

noviembre 11, 2020 12:01

Análisis

(zenit – 11 nov. 2020).- La Facultad de Comunicación de la Universidad de los Andes, Chile, dictará el curso “Comunicación e Identidad Cristiana”, en cuatro sesiones los días 11, 18 y 25 de noviembre, para finalizar el 2 de diciembre.

Se trata de un programa dirigido a todo público, online y de carácter gratuito, que pretende entregar herramientas para que los comunicadores sean capaces de identificar los elementos claves de sus organizaciones para comunicar de manera efectiva la fe a sus públicos objetivos, informa la propia Universidad de los Andes.

La motivación para organizar este curso se encuentra en las palabras del  Papa Francisco, que durante la Jornada Mundial de las Comunicaciones del 2017 afirmaba que “la vida del hombre no es solo una crónica aséptica de acontecimientos, sino que es historia, una historia que espera ser narrada mediante la elección de una clave interpretativa que sepa seleccionar y recoger los datos más importantes”.

“Este curso pretende ser un aporte para los comunicadores de Iglesia en materias de comunicación efectiva. Es fundamental a la hora de crear contenido, sobre todo, ligado a la fe, conocer, entender y saber interpretar a la opinión pública”, agrega el decano de la Facultad de Comunicación, Cristóbal Benavides.

El curso se realizará a través de Zoom, de 9 a 11 (hora de Chile), en cuatro sesiones los días 11, 18 y 25 de noviembre, para finalizar el 2 de diciembre. Las inscripciones pueden hacerse a través de este enlace.

 

Universidad de los Andes

De acuerdo a su página web, la Universidad de los Andes ha puesto especial énfasis en la creación y consolidación de la educación de postgrado. Así lo ha expresado en el Modelo Educativo institucional y establecido en los planes estratégicos de los períodos 2011-2017 y 2017-2021.

En ese contexto, destacan los seis programas de doctorado que imparte la Universidad en las áreas de Derecho, Filosofía, Historia, Biomedicina, Comunicación e Ingeniería. Estos han contribuido a fortalecer las respectivas unidades académicas, potenciar la investigación y promover la cooperación nacional e internacional.

Asimismo, resaltan los 29 programas de magíster que actualmente imparte la Universidad en áreas como Filosofía, Derecho, Familia, Educación, Salud, Psicología, Ingeniería, Odontología y Administración, entre otros.

Ellos han favorecido tanto la formación centrada en el perfeccionamiento y la actualización profesional, como la investigación científica inicial y la innovación en materia industrial. A lo anterior, se añaden 31 especialidades médicas y odontológicas.

 

 

 

 

Papa Francisco: San Martín de Tours, ejemplo de fe y caridad

Hoy es su fiesta

noviembre 11, 2020 15:19

Audiencia General
Testimonios

(zenit – 11 nov. 2020).- El Papa Francisco ha indicado en la audiencia general de hoy que la Iglesia celebra hoy la memoria de san Martín de Tours, obispo de Tours, un “gran pastor de la Iglesia antigua” que se distinguió por su “caridad evangélica hacia los pobres y marginados”.

Asimismo, el Santo Padre ha exhortado a que su ejemplo “enseñe a todos a ser cada vez más valientes en la fe y generosos en la caridad”.

El Papa ha dirigido estas palabras a los fieles de lengua italiana durante los saludos después de la catequesis de la audiencia general, que se ha celebrado esta mañana desde la biblioteca del Palacio Apostólico del Vaticano, sin fieles, para prevenir la COVID-19.

 

Primacía de la oración

Inmediatamente después, Francisco envió también un mensaje a los ancianos, los jóvenes, los enfermos y los recién casados: “Que el Espíritu Santo ilumine sus mentes y los sostenga especialmente en tiempos de dificultad”.

La catequesis de hoy forma parte de la serie dedicada a la oración y se titula “La oración perseverante”. En ella, el Papa ha destacado que “la oración es el oxígeno de la vida”, es “atraer sobre nosotros la presencia del Espíritu Santo que nos lleva siempre adelante. Por esto yo hablo tanto de la oración”.

 

San Martín de Tours

Nació alrededor del año 316 en la antigua provincia romana de Panonia (hoy entre el oriente de Austria y Hungría). Su familia se trasladó a Pavía (Lombardía), donde vivió la primera parte de su vida hasta los quince años de edad cuando se enroló en la guardia imperial romana en la cual permanecerá por veinticinco años, pudiendo servir a los emperadores Constancio II y Juliano II “el Apóstata”. Recibió el Bautismo con 18 ó 22 años de edad, siendo trasladado a la Galia hacia el año 337.

En las afueras de Milán Martín fundó un monasterio, del cual terminó expulsado porque el obispo Auxencio, hereje arriano, exaltó los ánimos en su contra, debiendo huir y refugiarse en la isla Gallinara, también conocida como de Albenga. Allí, viviendo como eremita, encontró la posibilidad de llevar una vida de silencio, de recogimiento, de profundización de las Sagradas Escrituras, de reflexión y de mortificación, hasta que terminó el exilio de san Hilario y fue de nuevo llamado por él.

El pueblo lo enalteció al episcopado, a pesar de que parte del clero veía en él solo a un monje desaliñado. Se logró de la siguiente manera: con el pretexto de curar a un enfermo, san Martín fue llamado a la ciudad de Tours, sede episcopal que estaba vacante. Allí recibió su ordenación como obispo el 4 de julio de 371.

Subió al cielo el 8 de noviembre de 397, en Candes, desde donde trasladaron sus restos mortales a Tours el 11 del mismo mes.

Apóstol de la Galia, influyó grandemente en la espiritualidad de toda Europa. Primer santo no mártir después de la paz de Constantino, habiendo sido forzado a ser soldado y teniendo vocación de monje, sería después obligado a ser obispo, presentando a la Iglesia universal un nuevo modelo de santidad.

 

Patronazgo de la Guardia Suiza

En los cuarteles de la Guardia Suiza, existe una Iglesia dedicada a san Martín y a san Sebastián, construida en 1568 por mandato del Papa Pío V y que se considera la iglesia nacional suiza en Roma.

En efecto, san Martín es uno de sus protectores y no lo es por casualidad. Es su patrón, primero porque fue soldado y como tal es considerado patrono de todos los soldados del mundo, pero sobre todo porque los Pontífices siempre quisieron que fuese modelo para su fe, pues, así como él se esforzó en servir a Cristo y a la Iglesia.

El servicio de medio milenio que realiza la Guardia Suiza a la persona del sucesor de Pedro es también un servicio a la Iglesia, al custodiar el misterio de la confianza que Cristo puso en Pedro y en sus sucesores.

Los guardias suizos, así como todos los cristianos, podríamos aprender de Martín en el momento de su muerte a decir: “Señor, si aún soy necesario a tu pueblo, no rehúyo el trabajo; hágase tu voluntad”.

 

Con Carlos Gómez Ruiz

 

 

 

 

Monseñor Felipe Arizmendi: “Solidaridad ante la pandemia”

Abrir nuestro corazón a los que sufren

noviembre 11, 2020 09:00

Análisis

Monseñor Felipe Arizmendi Esquivel, obispo emérito de San Cristóbal de Las Casas, y responsable de la Doctrina de la Fe en la Conferencia del Episcopado Mexicano, ofrece su reflexión semanal, titulada “Solidaridad ante la pandemia”.

En ella, el próximo cardenal, habla sobre la importancia de la solidaridad familiar y social para ayudar a superar la COVID-19 y la crisis ocasionada.

 

VER

Una hermana mía, mayor que yo, se contagió de COVID. La empezaron a tratar a tiempo y decidieron no hospitalizarla. Se aisló en casa de uno de sus hijos y toda la familia, sobre todo una nieta suya, la atendieron con todos los cuidados necesarios. Yo no pude visitarla, pero diario nos comunicábamos por videollamadas. Afortunadamente ya superó el contagio y empieza a llevar su vida normal. Ha sido de primera importancia la cercanía afectiva y efectiva de toda la familia. La solidaridad familiar la ha salvado.

Hay infinidad de casos en que la ayuda mutua ha sido fundamental, entre familiares, vecinos y amigos, o con el apoyo eclesial, social y gubernamental. Uno solo no puede enfrentar este virus, así como otros males personales y sociales. Los medios informativos nos relatan algunos casos de solidaridad, pero la mayoría quedan en el anonimato; sólo Dios conoce los corazones.

El episcopado mexicano, por medio de la Comisión Episcopal de Pastoral Social, con el apoyo generoso de empresarios de buen corazón y coordinados por el Pbro. Rogelio Narváez, organizó la campaña “Familias sin hambre”, para ayudar a tanta gente que está sufriendo las consecuencias de la pandemia por el coronavirus. Es admirable lo que, desde hace siete meses, se ha podido hacer, con el corazón fraterno de más de seiscientos voluntarios en todo el país. Han dedicado 2,616 horas para atender más de 40,000 llamadas telefónicas de quienes solicitan ayuda física o emocional, o un empleo. Han entregado 213,158 despensas, con un valor de unos 42 millones de pesos (dos millones de dólares), aportados por personas físicas o morales que han confiado en el ejercicio que realiza la Iglesia. Estas despensas equivalen a unas 2,104 toneladas de alimentos. Hay que agregar la donación de medicamentos, kits de higiene, termómetros, cubrebocas y mascarillas, el apoyo a algunos comedores comunitarios.

Toda esta acción de la Comisión Episcopal de Pastoral Social se ha llevado a cabo en forma mancomunada con sus Dimensiones: Movilidad Humana, Salud, Pastoral Penitenciaria, Cuidado de la Casa Común, Pueblos Originarios, Fe y Compromiso Social, también para la ayuda psicoemocional y espiritual. Ha sido desgastante el quehacer para procurar empleo o recuperación del autoempleo de cientos de familias en unión con Pastoral del Trabajo. Interesa ir más allá del solo asistencialismo y alentar la promoción humana que propicia uno de los aspectos fundamentales en la transformación social, que es la procuración de trabajo para tantos que han quedado desempleados. Entre los solicitantes de trabajo hay un promedio de 47.3 % varones y 52.7% mujeres. El 52.26% son personas de 40 a 59 años. El 14% tienen más de 60 años, por lo que ya que no consiguen trabajo. El 47% de los solicitantes tiene estudios máximos de secundaria. Los tipos de empleo que más solicitan son: empleados, administrativos, hogar, limpieza, chofer y ventas.

 

PENSAR

El Papa Francisco, en su encíclica Fratelli tutti, dice: “Si no logramos recuperar la pasión compartida por una comunidad de pertenencia y de solidaridad, a la cual destinar tiempo, esfuerzo y bienes, la ilusión global que nos engaña se caerá ruinosamente y dejará a muchos a merced de la náusea y el vacío. Además, no se debería ignorar ingenuamente que la obsesión por un estilo de vida consumista, sobre todo cuando sólo unos pocos puedan sostenerlo, sólo podrá provocar violencia y destrucción recíproca. El “sálvese quien pueda” se traducirá rápidamente en el “todos contra todos”, y eso será peor que una pandemia” (36). “Cuidemos la fragilidad de cada hombre, de cada mujer, de cada niño y de cada anciano, con esa actitud solidaria y atenta, que es la actitud de proximidad del buen samaritano” (79).

“Quiero destacar la solidaridad, que, como virtud moral y actitud social, fruto de la conversión personal, exige el compromiso de todos aquellos que tienen responsabilidades educativas y formativas” (114). “La solidaridad se expresa concretamente en el servicio, que puede asumir formas muy diversas de hacerse cargo de los demás. El servicio es en gran parte, cuidar la fragilidad. Servir significa cuidar a los frágiles de nuestras familias, de nuestra sociedad, de nuestro pueblo. En esta tarea cada uno es capaz de dejar de lado sus búsquedas, afanes, deseos de omnipotencia ante la mirada concreta de los más frágiles. El servicio siempre mira el rostro del hermano, toca su carne, siente su projimidad y hasta en algunos casos la “padece” y busca la promoción del hermano. Por eso nunca el servicio es ideológico, ya que no se sirve a ideas, sino que se sirve a personas” (115).

“Los últimos en general practican esa solidaridad tan especial que existe entre los que sufren, entre los pobres, y que nuestra civilización parece haber olvidado, o al menos tiene muchas ganas de olvidar. Solidaridad es una palabra que no cae bien siempre, yo diría que algunas veces la hemos transformado en una mala palabra, no se puede decir; pero es una palabra que expresa mucho más que algunos actos de generosidad esporádicos. Es pensar y actuar en términos de comunidad, de prioridad de la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos. También es luchar contra las causas estructurales de la pobreza, la desigualdad, la falta de trabajo, de tierra y de vivienda, la negación de los derechos sociales y laborales. Es enfrentar los destructores efectos del imperio del dinero. La solidaridad, entendida en su sentido más hondo, es un modo de hacer historia y eso es lo que hacen los movimientos populares” (116).

 

ACTUAR

Que el Espíritu Santo nos ayude a abrir nuestro corazón a los que sufren, siendo solidarios con ellos, aportando lo que podamos: recursos económicos, nuestro tiempo y oraciones.

 

 

 

 

San Diego de Alcalá, 12 de noviembre

Gran patrono en España

noviembre 11, 2020 09:30

Testimonios

 

“Franciscano aclamado por su virtud y prodigios, san Diego de Alcalá dio nombre a la misión, ciudad y condado de California, y ostenta el patronazgo de numerosas localidades españolas. Se le festeja en diversos estados de México y Colombia”

Aunque los franciscanos conmemoran su día el 13 de noviembre, fecha de su fiesta más extendida, el Martirologio Romano lo incluye el 12 de noviembre, criterio que se sigue en este santoral de zenit.

Nuevamente, y como se ha visto hace unos días con otras misiones californianas fundadas por fray Junípero Serra, san Diego de Alcalá da nombre a la primera de todas las que aquél admirable apóstol mallorquín erigió, hecho que se produjo el 16 de julio de 1769.

San Diego de Alcalá nunca salió de los confines de la España peninsular e insular, exceptuando un corto periodo que pasó en Roma, pero su nombre, virtud y milagros se respiran en el aire del continente americano y el de otros muchos lugares del mundo, gracias a que tres siglos después de su muerte su intrépido y santo hermano pensó en él al hender la cruz en tierra marcando su fundación, como hizo en todas sus misiones.

Ésta de san Diego fue asediada por contratiempos y entonces otro mallorquín, fray Luís Jaume, primer mártir de California, aconsejó su desplazamiento a nuevo lugar. Erró en su idea, por lo cual más tarde fray Junípero la devolvió a su emplace original.

Diego nació en la localidad sevillana de san Nicolás del Puerto, España, hacia finales del siglo XIV; se desconoce la fecha exacta. La modestísima condición de sus piadosos y humildes progenitores le impidió recibir adecuada formación académica.

San Diego de Alcalá fue una de las tantas personas iletradas que había en ese momento en España, una circunstancia que no influyó en absoluto en su virtud, ya que su excelsa ciencia y sabiduría se la debía únicamente a Dios.

Cinceló sus rasgos de perfección muy pronto llevando una intensa vida de oración y penitencia con espíritu monacal, y bajo la dirección de un ermitaño, cerca de la iglesia del pueblo. Para su supervivencia y asistencia a los pobres, labraba una huerta y se dedicaba a la artesanía realizando diversos utensilios para uso doméstico.

Las noticias que tuvo acerca de la vivencia del carisma franciscano llamaron su atención, y a los 30 años solicitó ingresar en el convento de Arrizafa, Córdoba. Al tratarse de una persona sin formación, no pudo profesar más que como lego.

Fue destinado a oficios que bien conocía, como el de hortelano, y en el tramo último de su existencia, a la delicada, aunque humilde misión de portero, en la que desplegó sus grandes virtudes, especialmente la paciencia, caridad, prudencia y amabilidad que le caracterizaron.

Su vida estuvo plagada de prodigios. Y no siempre fueron comprendidas las gracias que recibía. Cuando dentro de la comunidad censuraban su desprendimiento con los desfavorecidos, sin inmutarse su ánimo, respondía: «No teman, Dios no puede dejar de bendecir esta clase de abusos, lejos de arruinar a la comunidad, esas limosnas atraerán hacia ella las gracias del cielo, pues el bien hecho a los pobres es caridad hecha a Jesucristo».

Rezumando caridad, y abrasado en el amor a Cristo crucificado, muchas veces san Diego de Alcalá se quedaba sumido en raptos de los que «regresaba» con tal sabiduría que sin pretenderlo se convertía en maestro de versados teólogos que escuchaban atónitos la profundidad y clarividencia de sus respuestas. Era un religioso que sentía pasión por la Eucaristía, obediente, hombre de oración y mortificación, sencillo y servicial, virtudes que vivió de forma heroica y que admiraban a santa Teresa de Jesús.

Su devoción a María fue inmensa; se sentía amparado por Ella, a la que atribuyó sus muchos milagros. Pasó por Sevilla y Canarias donde fue guardián del convento de Fuerteventura, lugar en el que evangelizó durante ocho años a muchos nativos.

Las trabas que le pusieron por esta acción apostólica marcaron su regreso a la Península en 1449. Otra de sus misiones discurrió en Sanlúcar de Barrameda, Cádiz. En 1450 viajó a Roma junto a su superior, fray Alonso de Castro, con objeto de participar en el año jubilar. Además, se canonizaba a san Bernardino de Siena. Su estancia en el convento de santa María in Aracoeli coincidió con una epidemia de peste que afectó a una parte de los religiosos.

El convento acogió a muchos damnificados, y Diego fue el encargado de llevar las riendas del entramado sanitario que tuvo que ponerse en marcha de manera imprevista. Durante tres meses heroicamente asistió y consoló a los contagiados y a tantos otros que tocaban las puertas del religioso recinto por carecer de todo para su sustento y vestido, realizando diversos milagros entre ellos.

Vuelto a España, san Diego de Alcalá pasó por Sevilla y Castilla, en su convento de la Salceda. Su último destino fue el de Santa María de Jesús, de Alcalá de Henares. Durante más de diez años se dedicó a la horticultura y, finalmente, a la portería, misión que ejerció admirablemente, y lugar en el que continuaron manifestándose los prodigios.

Uno de ellos se produjo al ser recriminado por un religioso que censuraba su generosidad. Al descubrirse el hábito, los panes que había escondido se convirtieron en flores. El 12 de noviembre de 1463, cuando tenía 63 años, murió. Previamente, había sostenido en sus brazos el crucifijo de madera que había sido su más preciado compañero toda la vida, recitando ante él esta estrofa del himno litúrgico a la cruz: Dulce lignum, dulces clavos, dulcia ferens pondera (dulce madero, que sostienes tan dulces clavos y tan dulce peso).

Aclamado en vida por altos miembros de la Iglesia, reyes y plebeyos, fue inmortalizado por Lope de Vega, y su figura plasmada en lienzos por artistas de la talla de Zurbarán, Murillo y Gregorio Hernández, entre otros. Sixto V lo canonizó el 2 de julio de 1588. Felipe II, que fue agraciado por el santo una vez fallecido, obteniendo la curación de su hijo, había instado al pontífice Pío IV a que iniciara su causa.

Es patrón de los franciscanos legos, y ostenta el patronazgo de numerosas localidades españolas, pero también se celebra su festividad en diversos estados de México y Colombia, además de la mencionada California.