Servicio diario - 17 de septiembre de 2020


 

PAPA FRANCISCO
Italia: Mensaje del Papa a sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía
Larissa I. López
La fragilidad “nos refina y santifica”

CIUDAD DEL VATICANO
Bielorrusia: Visita del secretario para las Relaciones con los Estados
Larissa I. López
Enviado por el Papa Francisco

PAPA FRANCISCO
Naciones Unidas: El Papa se dirigirá a la Asamblea después del 22 de septiembre
Anita Bourdin
Anuncio de la Santa Sede

IGLESIA LOCAL
México: Mensaje de los obispos en el Día de la Independencia
Larissa I. López
Celebrado el 16 de septiembre

IGLESIA Y MUNDO
Conferencias Episcopales Europeas: La Asamblea Plenaria se celebrará virtualmente
Marina Droujinina
Del 25 al 27 de septiembre

JÓVENES
La virtud de la castidad según el joven Carlo Acutis
Redacción zenit
Testimonio de la madre del próximo beato

IGLESIA Y MUNDO
Siria: El cardenal Zenari habla sobre la situación en el país
Larissa I. López
“Duele el corazón” ver tanto sufrimiento

ANÁLISIS
Editorial de Andrea Tornielli: La nueva encíclica del Papa sobre fraternidad
Redacción zenit
Publicado en ‘Vatican News’

ESPIRITUALIDAD
Evangelio del 20 de septiembre: Reflexión de Mons. Enrique Díaz
Enrique Díaz Díaz
“Jornal gratuito”

TESTIMONIOS
San José de Cupertino (o Copertino), 18 de septiembre
Isabel Orellana Vilches
Conocido como ‘el santo de los vuelos’


 

 

 

Italia: Mensaje del Papa a sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía

La fragilidad “nos refina y santifica”

septiembre 17, 2020 14:08

Papa Francisco

(zenit – 17 sept. 2020)-. El Papa Francisco ha enviado un mensaje a los participantes de la VI Jornada de sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía, Italia, reunidos en el Santuario de Nuestra Señora de Caravaggio, hoy, 17 de septiembre de 2020.

En una carta firmada el pasado 13 de agosto, el Santo Padre comparte su alegría por la realización de esta jornada de oración y fraternidad con el clero anciano y enfermo.

“Es hermosa esta atención de los pastores por la parte físicamente más frágil de su presbiterio. En realidad, sois sacerdotes que, en la oración, en la escucha, en el ofrecimiento de vuestros sufrimientos, ejercéis un ministerio no secundario en vuestras Iglesias”, se lee en el texto.

 

Agradecimientos

Francisco agradece a la Conferencia Episcopal Lombarda y a la Unión Nacional Italiana de transporte de enfermos a Lourdes y santuarios internacionales (UNITALSI) y a todos los que trabajaron por el éxito del encuentro.

Y especialmente se dirige a aquellos “que vivís el tiempo de la vejez o la hora amarga de la enfermedad, a quienes siento la necesidad de dar las gracias”.

“Gracias por vuestro testimonio de amor fiel a Dios y a la Iglesia. Gracias por el anuncio silencioso del Evangelio de la vida. Gracias porque sois una memoria viva a la que recurrir para construir el mañana de la Iglesia”, les dice.

 

La fragilidad, “fuego fundidor”

Por último, el Papa recuerda que, para la vida sacerdotal, la fragilidad “puede ser ‘como fuego del fundidor y como lejía del lavandero’ (Mal 3:2) que, elevándonos a Dios, nos refina y santifica. No tengamos miedo al sufrimiento: ¡el Señor lleva la cruz con nosotros!”.

A continuación, sigue el mensaje completo del Santo Padre a los participantes en la Jornada de los sacerdotes ancianos y enfermos de Lombardía.

***

 

Mensaje del Santo Padre

Queridos hermanos sacerdotes,

Me alegro de que también este año, a pesar de las limitaciones necesarias para luchar contra la pandemia, os hayáis encontrado junto a vuestros obispos en el Santuario de Nuestra Señora de Caravaggio.

Agradezco a la Conferencia Episcopal Lombarda por organizar desde hace seis años esta jornada de oración y fraternidad con el clero anciano y enfermo. Es hermosa esta atención de los pastores por la parte físicamente más frágil de su presbiterio. En realidad, sois sacerdotes que, en la oración, en la escucha, en el ofrecimiento de vuestros sufrimientos, ejercéis un ministerio no secundario en vuestras Iglesias.

Doy las gracias a UNITALSI y a todos los que trabajan por el éxito de este encuentro. Con su compromiso concreto y el espíritu que los anima, los voluntarios expresan la gratitud de todo el pueblo de Dios a sus ministros.

Pero es sobre todo a vosotros, queridos hermanos que vivís el tiempo de la vejez o la hora amarga de la enfermedad, a quienes siento la necesidad de dar las gracias. Gracias por vuestro testimonio de amor fiel a Dios y a la Iglesia. Gracias por el anuncio silencioso del Evangelio de la vida. Gracias porque sois una memoria viva a la que recurrir para construir el mañana de la Iglesia.

En los últimos meses, todos hemos experimentado algunas restricciones. Los días, transcurridos en un espacio limitado, parecían interminables y siempre iguales. Sentíamos la falta de nuestros afectos más queridos y de nuestros amigos; el miedo al contagio nos recordaba nuestra precariedad. En el fondo, hemos conocido lo que algunos de vosotros, así como muchos otros ancianos, experimentáis a diario. Espero que este período nos ayude a comprender que, mucho más que ocupar espacios, es necesario no perder el tiempo que se nos da; que nos ayude a disfrutar de la belleza del encuentro con el otro, a curarnos del virus de la autosuficiencia. ¡No olvidemos esta lección!

Durante el período más duro, lleno “de un silencio que ensordece y un vacío desolador” (Acto de Oración, 27 de marzo de 2020), muchos, casi espontáneamente, levantaron sus ojos al Cielo. Con la gracia de Dios, puede ser una experiencia de purificación. También para nuestra vida sacerdotal, la fragilidad puede ser “como fuego del fundidor y como lejía del lavandero” (Mal 3:2) que, elevándonos a Dios, nos refina y santifica. No tengamos miedo al sufrimiento: ¡el Señor lleva la cruz con nosotros!

Queridos hermanos, encomiendo cada uno de vosotros a la Virgen María. A ella, Madre de los sacerdotes, le recuerdo en la oración a los muchos sacerdotes que han muerto a causa de este virus y a los que se enfrentan al camino de la rehabilitación.

Os envío, de todo corazón, mi bendición. Y vosotros, por favor, no os olvidéis de rezar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 13 de agosto de 2020

 

Francisco

 

© Librería Editorial Vaticano

 

 

 

 

Bielorrusia: Visita del secretario para las Relaciones con los Estados

Enviado por el Papa Francisco

septiembre 17, 2020 10:29

Ciudad del Vaticano

(zenit – 17 sept. 2020)-. El secretario de Relaciones con los Estados del Vaticano, el arzobispo Paul Richard Gallagher, ha completado su visita a Bielorrusia, que tuvo lugar del 11 al 14 de septiembre de 2020.

Bielorrusia afronta una grave crisis social tras la reelección de Alexander Lukashenko, quien ha guiado a la nación ininterrumpidamente desde 1994. Varias protestas callejeras surgieron los días posteriores en Minsk, la capital, y se fueron extendiendo en otros lugares del país.

El pasado 18 de agosto, los cristianos bielorrusos y personas de buena voluntad rezaron juntos el Padrenuestro para permanecer unidos frente a la revuelta social que atraviesa el país, después de las elecciones presidenciales celebradas el pasado 9 de agosto del mismo año.

 

Enviado por el Papa Francisco

Mons. Gallagher fue enviado por el Papa Francisco a este país del este europeo “para mostrar la atención y la cercanía” del Santo Padre “a la Iglesia Católica y a todo el país”, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede el 11 de septiembre.

En la nota se anunciaba que había previstas “reuniones con las autoridades civiles y los responsables de la Iglesia Católica”.

 

Llegada a Bielorrusia

L’Osservatore Romano ha relatado en un artículo el periplo del secretario de Relaciones con los Estados. Según el mismo, el prelado llegó a la capital bielorrusa, Minsk, el viernes 11, acompañado por Mons. Antonio Mennini, nuncio apostólico, y Mons. Paul Butnaru, secretario de la Nunciatura en servicio en la Sección de Relaciones con los Estados.

En el aeropuerto fueron recibidos por el viceministro de Relaciones Exteriores, Sergei Aleinik, y por el encargado de Negocios interino de la Nunciatura Apostólica de Bielorrusia, el reverendo Maher Chammas.

 

Reunión con el ministro de Asuntos Exteriores

Desde allí, la delegación fue directamente a la sede del Ministerio de Asuntos Exteriores, donde tuvo lugar la reunión con el ministro, Vladimir Makei.

Durante la reunión se recordaron algunos de los momentos más importantes de la colaboración entre Belarrusia y la Santa Sede en la esfera internacional, así como la importante contribución de la Iglesia Católica local “al crecimiento espiritual del pueblo bielorruso, a su asistencia social, a la buena coexistencia nacional interreligiosa y a la promoción de la identidad cultural del país”.

Según el medio vaticano, se prestó especial atención a discernir la mejor manera en que la Iglesia Católica “puede continuar llevando a cabo su misión espiritual en nombre de todos los ciudadanos”.

 

Encuentro con obispos católicos

Al día siguiente, sábado 12, el secretario de Relaciones con los Estados se reunió con los obispos católicos del país en la sede de la Nunciatura Apostólica. El encuentro permitió, por un lado, “conocer más profundamente los desafíos que enfrentan las comunidades católicas y sus pastores” y, por otro, “mostrarles la cercanía concreta y el apoyo del Santo Padre”.

De acuerdo a la misma fuente, el intercambio resultó muy útil para evaluar conjuntamente “el camino que la Iglesia local debe seguir para permanecer fiel a su identidad y a su misión evangélica, al mismo tiempo que se convierte en un instrumento eficaz de cohesión social”.

 

Visita a la catedral ortodoxa de Minsk

Por la tarde, la delegación realizó una visita privada a la catedral ortodoxa de Minsk, que les permitió descubrir “algunos detalles de la historia religiosa del país y, sobre todo, su capacidad de renacimiento espiritual después de los difíciles tiempos del ateísmo”.

Esa misma tarde, en la Nunciatura Apostólica, Mons. Gallagher se reunió con el viceministro de Asuntos Exteriores y Embajador ante la Santa Sede, Sergei Aleinik. Esta cita sirvió para intercambiar de nuevo “puntos de vista sobre diversos temas de importancia nacional e internacional y para profundizar sobre algunos aspectos de mayor importancia y actualidad”.

 

Final del viaje

El domingo 13, el enviado especial del Papa celebró la Misa en la capilla de la Nunciatura Apostólica, a la que acudieron algunos embajadores católicos.

En la tarde del mismo día, la delegación hizo una visita privada al santuario memorial en honor a todos los santos, donde se reunieron con el rector del complejo, el arcipreste Fyodor Povny. Esta experiencia les ayudó a “aprender más sobre la historia del pueblo bielorruso y la riqueza de su tradición cristiana ortodoxa, íntimamente unida a ella”.

Finalmente, indica L’Osservatore Romano, el lunes 14 de septiembre, el secretario de Relaciones con los Estados regresó al Vaticano.

 

 

 

 

Naciones Unidas: El Papa se dirigirá a la Asamblea después del 22 de septiembre

Anuncio de la Santa Sede

septiembre 17, 2020 11:07

Papa Francisco

(zenit – 17 sept. 2020)-. El Papa Francisco se dirigirá a la Asamblea de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a finales de septiembre, indicó el director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, Matteo Bruni, el 16 de septiembre de 2020.

“El Santo Padre dirigirá un mensaje a la Asamblea General de las Naciones Unidas en el marco de la High Level Week, (Semana de Alto Nivel) después del 22 de septiembre”, expuso Bruni en italiano, en respuesta a los medios de comunicación.

Recordemos que Francisco visitó los Estados Unidos en septiembre de 2015 y realizó una visita de unas horas a la sede de la ONU en Nueva York, incluyendo un discurso ante la Asamblea General de la ONU.

El Papa pidió a los líderes mundiales que concentraran sus esfuerzos en la protección del medio ambiente y la lucha contra la exclusión: “La exclusión económica y social es una negación total de la fraternidad humana y un ataque muy grave a los derechos humanos y al medio ambiente”.

“Estos fenómenos constituyen la ‘cultura del desperdicio’ que está tan extendida y reforzada inconscientemente hoy en día”, declaró el Papa.

 

 

 

 

México: Mensaje de los obispos en el Día de la Independencia

Celebrado el 16 de septiembre

septiembre 17, 2020 12:32

Iglesia Local

(zenit – 17 sept. 2020)-. Con motivo del Día de la Independencia de México, celebrado ayer, 16 de septiembre de 2020, los obispos mexicanos han difundido un comunicado en el que indican que “el odio y la división”, se pueden “vencer con la fe, el amor, el perdón y la paz” y llaman a trabajar conjuntamente “para instaurar una amistad cívica que nos lleve a renunciar o a alejarnos de todo tipo de confrontación”.

El levantamiento en armas de los indígenas y campesinos convocados por el cura Miguel Hidalgo y Costilla, el 16 de septiembre de 1810, conocido como El Grito de Dolores, abrió el camino de la Independencia de México del dominio español.

 

Tiempos de COVID-19

En este año de la pandemia de COVID-19, los mexicanos no pudieron salir a las calles para emular “lo que sucedió esa noche frente al atrio del templo parroquial de Dolores, cuando el cura Hidalgo convocó a los parroquianos”, señala el mensaje firmado por monseñor Jesús Cabrero Romero, arzobispo de San Luis Potosí, en nombre de la Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM).

El texto invita a celebrar la fiesta a través de la reflexión y recuerda que el país “ha pasado por muchas oscuridades que han asaltado a nuestros pueblos y ciudades”. La pandemia mundial, continúa, “ha hecho que estas, en nuestro país, se vuelvan más oscuras, con temor a que se dispensen con facilidad”.

Por ello, se llama a seguir “haciendo nuestras las indicaciones sanitarias que conocemos todos”, especialmente, en las tradicionales reuniones familiares para evitar contagios y, por supuesto, pues “hay que poner de nuestra parte para evitar contagios y por supuesto una mayor tragedia”.

 

Permanecer juntos

Los prelados recuerdan los casi 70. 000 fallecidos y los miles de contagios de COVID-19 que han colocado a México entre los países más golpeados por la pandemia. En este sentido, se lee en la nota: “Sabemos que solo si estamos unidos y haciéndonos cargo los unos de los otros, podremos superar los actuales desafíos globales y nacionales, buscando cumplir la voluntad de Dios, que quiere que todos sus hijos vivamos en comunión y a la altura de nuestra dignidad”.

Y se incluyen palabras de ánimo “a los enfermos y vulnerables; a los pobres y desamparados; a los que sufren por la violencia; a la cultura democrática y la auténtica promoción del bien común; a la comunidad educativa y a todo el pueblo de Dios”.

 

Celebrar con gestos solidarios

El episcopado también indica que sí es posible celebrar esta fiesta del país “abrazando, solidariamente hablando, a los hermanos pobres y desamparados, muchos de ellos afectados por la suspensión de muchas actividades productivas debido a la pandemia”.

Después, el mensaje se refiere los retos y desafíos para el país, que “son demasiados”, aunque “no podemos perder la esperanza de encontrar camino de reconciliación, de fraternidad y de crecimiento que nos impulsa a servir a nuestra patria”. Los resentimientos “como el odio y la división”, se pueden “vencer con la fe, el amor, el perdón y la paz”.

Además de animar a crecer en esperanza, expresan: “Necesitamos sanear la vida social. No hay paz sin verdadero desarrollo y sin justicia. El mensaje del Evangelio es de verdad libertad, fraternidad solidaridad y reconciliación”.

 

Vencer el mal con el bien

“¡No dejemos que el mal venza! ¡Venzamos el mal a fuerza de bien! ¡Trabajemos todos juntos por nuestra patria!”, exhortan los pastores.

Al mismo tiempo, subrayan que “todos tenemos la obligación de trabajar por ser constructores de puentes que logren una verdadera cultura del encuentro” y que es necesaria “una verdadera participación de todos para trabajar por nuestro país”.

“Necesitamos trabajar para instaurar una amistad cívica que nos lleve a renunciar o a alejarnos de todo tipo de confrontación dejando al lado los intereses personales, partidistas o de grupos de poder que solo hacen daño a los más necesitados”, subrayan.

Finalmente, los obispos mexicanos consideran que es el momento “de generar espacios de encuentro, diálogo y consensos sociales, económicos y políticos” y resaltan que organizaciones de la sociedad civil, comunidades e instituciones de todo tipo, “estamos llamados a manifestar desde nuestras respectivas misiones, nuestro compromiso común por la vida, la justicia la solidaridad, la subsidiariedad y el cuidado de nuestra ‘casa común’”.

 

 

 

 

Conferencias Episcopales Europeas: La Asamblea Plenaria se celebrará virtualmente

Del 25 al 27 de septiembre

septiembre 17, 2020 17:48

Iglesia y Mundo

(zenit – 17 sept. 2020)-.  La Asamblea Plenaria Anual del Consejo de Conferencias Episcopales Europeas (CCEE), prevista para los días 25 a 27 de septiembre en Praga, tendrá lugar exclusivamente en línea “debido al empeoramiento de la situación de las infecciones por COVID-19 en la República Checa”, indica un comunicado de prensa publicado por el CCEE el 17 de septiembre de 2020.

Tras celebrar consultas, “la presidencia del CCEE ha considerado oportuno cancelar la reunión en presencia física” e invita a todos los miembros “a participar en los trabajos de la sesión plenaria en línea de los días 25 y 26 de septiembre, de conformidad con el programa”.

La nota expone que “el aumento diario del número de personas infectadas por la COVID-19 está dificultando cada vez más el acceso a la ciudad de Praga”. “Muchos países europeos están imponiendo cuarentenas a los que regresan de la República Checa, y muchas compañías aéreas están cancelando los vuelos hacia y desde Praga”, se lee también.

El tema elegido para la Asamblea Plenaria Anual es “La Iglesia en Europa después de la pandemia. Perspectivas para la Creación y la comunidad”. Con ocasión del quinto aniversario de la publicación de la encíclica del Papa Francisco Laudato si’ y a la luz de la actualidad del coronavirus, “los obispos europeos se reunirán para reflexionar sobre los cambios y repercusiones que la pandemia está causando”.

 

 

 

 

La virtud de la castidad según el joven Carlo Acutis

Testimonio de la madre del próximo beato

septiembre 17, 2020 17:19

Jóvenes
Testimonios

(zenit – 17 sept. 2020).- Ante la próxima beatificación de Carlo Acutis, el 10 de octubre de 2020, su madre, Antonia Salzano comparte el concepto que su hijo tenía sobre la virtud de la castidad en un artículo escrito por Ángela Mengis.

Carlo Acutis fue un joven italiano que murió de leucemia a los 15 años. Es conocido como el “ciberapóstol de la Eucaristía” porque que utilizó su pasión por la informática para evangelizar y difundir el amor al Santísimo Sacramento. Por ello, ha sido propuesto como patrón de Internet.

A continuación, sigue el artículo completo.

***

 

“Tenía muchísimas chicas enamoradas de él, era joven, guapo, rico y ¡con éxito!”. Antonia Salzano, madre del pronto beato Carlo Acutis, habla abiertamente sobre cómo su hijo vivió la castidad y del trato que tenía con las chicas.

La pronta beatificación del siervo de Dios Carlo Acutis pone como ejemplo a un joven que tuvo sus luchas, como cualquier otro, se caía y se levantaba, pero que “estaba verdaderamente convencido de que en cada persona ‘está reflejada la luz de Dios’ y era capaz de ver esa luz en los demás”.

“La dignidad de cada ser humano era tan grande que Carlo veía que la sexualidad también tenía que ser algo muy especial, porque era colaborar con la creación de Dios”. De este modo, animaba a sus compañeros de clase a vivir la castidad, “haciéndoles comprender que el cuerpo humano es un regalo de Dios y que la sexualidad tenía que ser vivida como Dios lo había pensado: colaborando con la Creación”.

Sufría viendo como los jóvenes usaban la pornografia y como podían ser objeto de placer, así que Carlo se preocupaba mucho de la castidad. Decía que “cada edad tiene su paso y estos no podían anticiparse”.

Antonia apunta también que, para el adolescente, “había que vivir todo en el momento adecuado, respetando la ley de Dios y él no quería traicionar el proyecto de amor que Dios tenía para cada uno”.

La forma de vivir de Carlo no pasó desapercibida. Rajesh formaba parte del equipo domestico en casa de los Acutis: “Siempre lo consideré como alguien fuera de lo normal, porque un chico tan joven, tan guapo y tan rico, normalmente prefiere llevar una vida distinta”, cuenta Rajesh, que en esa época era de religión hindú, pero que, a raíz de conocer a Carlo, pidió el Bautismo porque “él me contagió y cautivó con su profunda fe, su caridad y su pureza”.

La pureza de Carlo tenía sus raíces en Dios y su profunda amistad con él. Decía que “si se vive la sexualidad de la manera en que Dios lo había preparado desde la eternidad, es algo bueno, pero si se traiciona este proyecto por los deseos egoístas y la búsqueda de placer, se destruye por completo el proyecto que Dios tiene para nosotros”.

 

 

 

 

Siria: El cardenal Zenari habla sobre la situación en el país

“Duele el corazón” ver tanto sufrimiento

septiembre 17, 2020 18:50

Iglesia y Mundo

(zenit – 17 sept. 2020)-. El nuncio apostólico de Damasco, cardenal Mario Zenari, tras reunirse con el Papa, habla sobre la situación en Siria y recuerda que la destrucción, la recuperación y reconstrucción en el país “son enormes” en una entrevista publicada en L’Osservatore Romano.

“Es difícil narrar esta profunda experiencia humana y espiritual” que se vive en Siria, “duele el corazón ver el sufrimiento de tantos niños y tantas mujeres, muchas de las cuales son viudas y a veces tienen que ocuparse de una familia numerosa, ocho, diez hijos… En realidad, es un sufrimiento que se siente muy fuertemente…”, describe.

 

Cercanía del Papa

Un sufrimiento y un dolor que el Santo Padre sigue muy de cerca. De su encuentro con el Pontífice, el nuncio destaca: “Mientras yo hablaba de esta situación, tomó un papel y comenzó a escribir notas para tenerlas aún más presentes y para mantener estos programas humanitarios en marcha”.

Y que se llevará de vuelta “la solidaridad del Papa Francisco, la solidaridad de la Iglesia, la solidaridad de muchos cristianos para tratar de reavivar esta esperanza que, por desgracia, está muriendo en Siria”.

Por esta razón, “debemos tratar de encender, al final del túnel, alguna pequeña esperanza: al menos la solidaridad, para decir ‘no están solos’, ‘tratamos de ayudarlos’ también con ayuda material, y tratar de hacer brillar un poco de luz al final del túnel…”.

 

Antecedentes

De acuerdo al medio vaticano, más de medio millón de muertos y unos 12 millones de desplazados internos y externos. El conflicto en Siria dura ya diez años y hoy en día también experimenta el flagelo de la pobreza extrema y el hambre.

El 15 de marzo de 2011, en medio de los levantamientos que han afectado al mundo árabe conocidos como la Primavera Árabe, comenzaron las manifestaciones contra el Gobierno central, un año después de que la guerra civil irrumpiera en todo el país.

Los llamados “rebeldes de la primera hora”, una realidad de mayoría sunita, se oponen al presidente alauita que sigue en el poder, Bashar Hafiz al-Asad. La revuelta se degradó rápidamente y se convirtió en un conflicto que incluye la aparición de milicias locales, Al Qaeda, Daesh, mercenarios, grupos terroristas autocéfalos, así como intervenciones militares o de apoyo de muchas otras naciones, una guerra por poderes.

 

Tercera Guerra Mundial

El Papa Francisco, conmocionado por los conflictos en el mundo y, en particular, por la violencia en Siria, habla muchas veces de “la tercera guerra mundial a pedazos”. Los años pasan y Siria, se convierte en un “agujero negro” que devora los intentos de acuerdos de paz y estabilidad.

Actualmente se trabaja en una nueva Constitución que, según muchos, podría aumentar la confianza entre las partes, pero los misiles y las bombas siguen cayendo en una tierra reducida a un “montón de escombros”, describe el cardenal Zenari.

 

Conflicto olvidado

El purpurado señala que, como todos los conflictos que se prolongan el tiempo, “en un momento dado se olvidan”, “estamos en un punto muy, muy crítico”. La situación en Oriente Medio se ha complicado y, por lo tanto, “cada vez se habla menos de Siria en un momento en que este país está sufriendo mucho” sin que se hable de ello.

La guerra es ahora menos violenta, las bombas han cesado en gran parte de Siria, pero actualmente existe “lo que yo llamo la bomba de la pobreza: según las cifras de las Naciones Unidas, esta bomba está afectando a más del 80% de las personas, y eso es muy grave. Podemos ver los efectos del hambre, la desnutrición de los niños, sobre todo, y otras enfermedades”.

 

Reconstrucción y recuperación económica

A nivel nacional el nuncio apostólico de Damasco considera que es necesario lograr un reconstrucción y recuperación económica y que se habla incluso de la necesidad de unos 400 mil millones de dólares para “reiniciar Siria”.

Asimismo, menciona “la incansable labor” del enviado especial de las Naciones Unidas, Geir Pedersen, “que está tratando por todos los medios de reanudar el diálogo; pero, lamentablemente, todavía estamos muy lejos de ver una reanudación del diálogo, una reanudación de la reconstrucción de Siria y una recuperación económica”.

“Aquí no es ningún misterio, pero hay quienes se llevan el petróleo, quienes se llevan el gas, quienes aprovechan la guerra para enriquecerse, quienes aspiran a tomar algunas franjas de tierra… realmente da pena ver que mucha gente quiere ‘cortar madera de este roble’ y llevárselo…”, denuncia el cardenal.

 

Buena voluntad

E indica que para evitar esto último, se precisa “buena voluntad por parte de todas las facciones, necesitamos mostrar algo de buena voluntad, con la mediación de la comunidad internacional, y necesitamos desbloquear esta situación, empezando sobre todo por el aspecto humanitario, como la grave situación de los detenidos, los desaparecidos”.

El prelado agradece todas las donaciones destinadas a Siria, admitiendo que “la magnitud de la necesidad y grave”. Y que esta ayuda es comparable a un grifo de agua, “cuando se necesitarían canales, grandes canales que traigan agua porque la destrucción es enorme y la recuperación y reconstrucción son enormes”.

El país requiere que  la comunidad internacional ofrezca estos “canales” y que reconozca “la labor de muchas ONG, además de las Iglesias, y también de las Naciones Unidas, que deben mantener a unos 11 millones de personas necesitadas de asistencia humanitaria”.

En este sentido, explica que la guerra ha destruido casi la mitad de los hospitales bajo la amenaza de la pandemia de la COVID-19 y lo mismo ocurre con escuelas, barrios, fábricas… A lo que hay que añadir las sanciones internacionales impuestas a Siria.

 

La Iglesia, en primera línea

A Siria también le ha afectado la crisis libanesa: “la crisis de los bancos libaneses desde donde pasaban las ayudas humanitarias: los proyectos humanitarios, incluso los de las Iglesias, generalmente pasaban por el Líbano”.

En medio de todo este contexto, subraya que “la Iglesia está en primera línea”, junto con muchas personas de buena voluntad y los hermanos ortodoxos.

“Queremos ser la voz de los que no tienen voz. Una de las muchas iniciativas – ¡de las tantas! – es también la de los ‘hospitales abiertos’: tres hospitales católicos presentes en Siria desde hace unos 120 años, una iniciativa abierta a los enfermos pobres”, cuenta.

 

 

 

 

Editorial de Andrea Tornielli: La nueva encíclica del Papa sobre fraternidad

Publicado en ‘Vatican News’

septiembre 17, 2020 16:59

Análisis

(zenit – 17 sept. 2020)-. Andrea Tornielli, director editorial del Dicasterio para la Comunicación del Vaticano, ha publicado un artículo en la edición española de Vatican News del 16 de septiembre de 2020, acerca de la nueva encíclica del Papa Francisco Fratelli tutti (Hermanos todos), sobre fraternidad.

En algunos países se ha debatido sobre el título del nuevo documento papal y la forma de traducirlo en un sentido inclusivo, pero el Pontífice defiende “un afecto desinteresado hacia otros seres humanos, sin importar la diferencia y la pertenencia”.

La carta encíclica Hermanos todos será firmada por el Santo Padre Francisco en Asís, Italia, el próximo 3 de octubre y se publicará el 4 de octubre de 2020.

A continuación, sigue el texto íntegro del editorial.

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Editorial

Fratelli tutti es el título que el Papa ha establecido para su nueva encíclica dedicada, como leemos en el subtítulo, a la “fraternidad” y a la “amistad social”. El título original en italiano permanecerá como tal -y por lo tanto no será traducido- en todos los idiomas en los que el documento será distribuido. Como es bien sabido, las primeras palabras de la nueva “carta circular” (este es el significado de la palabra «encíclica») están inspiradas en el gran santo de Asís cuyo nombre eligió el Papa Francisco.

A la espera de conocer el contenido de este mensaje, que el Sucesor de Pedro pretende dirigir a toda la humanidad y que firmará el próximo 3 de octubre sobre la tumba del santo, en los últimos días hemos asistido a discusiones sobre el único dato disponible, a saber, el título y su significado. Como es una cita de san Francisco (que se encuentra en las Admoniciones, 6, 1: FF 155), el Papa obviamente no la ha cambiado. Pero sería absurdo pensar que el título, en su formulación, contiene alguna intención de excluir de los destinatarios a más de la mitad de los seres humanos, a saber, las mujeres.

Por el contrario, Francisco eligió las palabras del santo de Asís para inaugurar una reflexión que le interesa mucho sobre la fraternidad y la amistad social y, por lo tanto, tiene la intención de dirigirse a todas sus hermanas y hermanos, a todos los hombres y mujeres de buena voluntad que pueblan la tierra. A todos, de una manera inclusiva y nunca exclusiva. Vivimos en una época marcada por la guerra, la pobreza, la migración, el cambio climático, la crisis económica, la pandemia: reconocernos a nosotros mismos como hermanos y hermanas, reconocer en quiénes nos encontramos un hermano y una hermana; y para los cristianos, reconocer en el otro quién sufre el rostro de Jesús; es una forma de reafirmar la irreductible dignidad de todo ser humano creado a imagen de Dios. Y es también una manera de recordarnos que de las dificultades actuales nunca podremos salir solos, uno contra otro, Norte contra Sur, rico contra pobre. O separados por cualquier otra diferencia de exclusión.

El pasado 27 de marzo, en medio de la pandemia, el Obispo de Roma rezó por la salvación de todos en una vacía plaza de San Pedro, bajo una lluvia torrencial, acompañado sólo por la mirada dolorosa del Crucifijo de San Marcelo y la mirada amorosa de Maria Salus Populi Romani. “Con la tormenta -dijo Francesco- se ha caído el maquillaje de esos estereotipos con los que disfrazábamos nuestros ‘egos’ siempre preocupados por nuestra propia imagen, y se ha descubierto, una vez más, esa (bendita) pertenencia común de la que no podemos escapar: la pertenencia como hermanos”. El tema central de la carta papal es esta “bendita pertenencia común” que nos hace hermanos y hermanas.

La fraternidad y la amistad social, los temas indicados en el subtítulo, indican lo que une a hombres y mujeres, un afecto que se establece entre personas que no son parientes de sangre y que se expresa a través de actos de benevolencia, con formas de ayuda y acciones generosas en tiempos de necesidad. Un afecto desinteresado hacia otros seres humanos, sin importar la diferencia y la pertenencia. Por esta razón no hay posibles malentendidos o lecturas parciales del mensaje universal e inclusivo de las palabras Fratelli tutti.

 

 

 

 

Evangelio del 20 de septiembre: Reflexión de Mons. Enrique Díaz

“Jornal gratuito”

septiembre 17, 2020 10:00

Espiritualidad

(zenit – 10 sept. 2020).- Este Domingo XXV del Tiempo Ordinario, el obispo mexicano, Mons. Enrique Díaz Díaz, comparte con los lectores de zenit su comentario del Evangelio del 20 de septiembre de 2020, que incluye una reflexión “tanto del verdadero sentido del trabajo y del capital, como de la verdadera igualdad y comunidad.

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Isaías 55, 6-9: “Mis pensamientos no son los pensamientos de ustedes”

Salmo 44: “Bendeciré al Señor eternamente”

Filipenses 1, 20-24. 27: “Para mí, la vida es Cristo, y la muerte una ganancia”

San Mateo 20, 1-16: “¿Vas a tenerme rencor porque yo soy bueno?”

 

La pandemia ha desnudado muchas de las carencias de nuestro país y de nuestra sociedad. Muchos se han quedado sin trabajo, sin escuela y sin opciones ante la indiferencia de quienes deberían ser responsables. Descubrimos el ámbito del trabajo como un lugar donde prevalecen las injusticias y se le más valor al capital y a las ganancias que a la dignidad y necesidades básicas de las personas. Si revisamos los horarios, si vemos los salarios, comprobamos que las personas pasan a ser meros números, engranes de una maquinaria de producción que solamente beneficia a unos cuantos y deja a la mayoría sobreviviendo. El campo es igual: mucho trabajo, mucho riesgo para los campesinos y pocos beneficios cuando se obtiene la cosecha. Las ganancias quedan en otra parte. La actual concentración de renta y riqueza se da principalmente por los mecanismos injustos del sistema financiero y una acumulación de bienes y servicios que ni es en pro del bien común, ni beneficia a todos los hombres, ni produce una auténtica realización de la felicidad humana. Si a esto añadimos la grave corrupción en todos los niveles, vinculada muchas veces al flagelo del narcotráfico o del narconegocio, se acaba destruyendo el tejido social y económico de las comunidades. Y esto tiene graves repercusiones en el desempleo, subempleo y situaciones dramáticas de necesidades personales, familiares y sociales.

 

Rompiendo estructuras

La parábola que hoy nos cuenta Jesús en un primer momento puede parecernos que va en el mismo sentido: un patrón que contrata a los que quiere y que después paga a su gusto, igualando ‘injustamente’ a quienes han trabajado todo el día con quienes solamente han trabajado una hora. Pero si logramos captar el verdadero sentido de la parábola, nos llevará a una profunda reflexión tanto del verdadero sentido del trabajo y del capital, como de la verdadera igualdad y comunidad. Este pasaje continúa la instrucción de Jesús sobre los temas de la fraternidad cuyo cimiento fundamental es la acogida al débil. La respuesta a las diferencias que ofrece es muy clara: la norma de oro sobre la que nace la comunidad debe ser la igualdad: todos reciben lo mismo independientemente del trabajo que han realizado. Habrá que romper los esquemas que hacen de la comunidad un campo cuya norma parece ser la fuerza y el egoísmo. La nueva comunidad cristiana habrá de recuperar su vocación inicial y romper las estructuras sistémicas que hacen de la comunidad una presa fácil a favor del poderoso, donde el débil no cuenta y los excluidos no tiene acceso a los beneficios del Reino.

 

Los últimos y los primeros

Acostumbrados a los mensajes de un mundo neoliberal, nos parece ilógico e injusto el proceder del Señor. Ante Dios no es cuestión de mérito, ni de cantidad o calidad de trabajo. Tanto la llamada a participar en su viña, como la retribución, son un regalo, no una premiación. La respuesta y el compromiso personal son muy necesarios, pero la recompensa es gratuidad de Dios. Dios habla de la gracia, de la alegría de dar. Nosotros inmediatamente hablamos de comparaciones y de derechos. Y la comparación siempre produce o bien complejo de superioridad o bien nos arroja en la amargura de la envidia. ¿No es cierto que muchas de las tristezas y frustraciones nacen de la comparación con lo que otros tienen, con lo que los otros hacen o con lo que otros disfrutan y nosotros no? Me imagino que, si aquellos trabajadores hubieran recibido su jornal, que nos da a entender que era justo y apreciado, sin saber el jornal de los otros, lo hubieran aceptado felices como un premio. Pero al mirar a los otros les produce tristeza lo que están obteniendo. La envidia corroe el corazón, cuando nos comparamos con el otro y nos sentimos con más derechos.

En la narración Cristo habla a los que se sienten justos y niegan acceso a los pecadores. En nuestra actualidad se dan muchas discriminaciones y bloqueos, solamente porque los consideramos sin derechos. No se tiene en cuenta a los más débiles. Baste mirar las estructuras de nuestra sociedad, sus calles, sus servicios, no tienen en cuenta para nada a quienes tienen capacidades diferentes. Se cierran pasos, se construyen obras, pero todo pensando en unos cuantos, egoístamente y no teniendo en cuenta a los más desprotegidos. E igual sucede en la vida. Se olvida la igualdad, esa igualdad nacida de la generosidad de un Dios que no crea ninguna injusticia, que se derrama sobre todos. De ahí que quien entiende bien a este Dios generoso que obra sin detenerse en presuntos privilegios, debería ser igualmente generoso en su propia comunidad, sobre todo con los más débiles.

 

¿Qué hacen ociosos?

Finalmente, aunque solo sea una mención, aparece también muy clara la abierta invitación de Jesús a que todos trabajemos en su viña. Hay quienes generosamente han entregado su vida a favor de los hermanos, y qué bueno. Hay quienes, con culpa o sin ella, no han tenido esa oportunidad; hoy Jesús nos invita. No hay ninguna excusa para que alguien quede indiferente ante el llamado de Jesús. No importa edad, no importa sexo, no importa ideología, todos estamos llamados a trabajar en esa viña, que es la niña de sus ojos, por la cual da la vida. ¿Qué esperamos para responder al llamado? Nunca se es demasiado viejo ni demasiado joven para responder a su llamado; nunca se es suficientemente sabio o ignorante, para no participar. Cristo nos llama a todos y éste es el momento especial de gracia para responder a su llamado.

 Dios nuestro, Padre bueno, Padre de todos, que en el amor a Ti y a nuestro prójimo has querido resumir toda tu ley, concédenos descubrirte y amarte en nuestros hermanos para que podamos alcanzar la vida eterna. Amén.

 

 

 

 

San José de Cupertino (o Copertino), 18 de septiembre

Conocido como ‘el santo de los vuelos’

septiembre 17, 2020 09:31

Testimonios

 

“Humilde franciscano, bendecido con numerosos dones sobrenaturales. Por sus constantes y públicas levitaciones, que muchos sufrimientos le atrajeron, es conocido como ‘el santo de los vuelos’. Es el patrón de los estudiantes”

Giuseppe Desa, humilde franciscano, a sí mismo se denominaba fray asno. Nació el 17 de junio de 1603 en Copertino, Italia, en un establo donde su padre, que era carpintero, se ocultaba de la justicia; lo buscaba por deudas contraídas con personas sin escrúpulos que se aprovecharon de él. Franceschina, su madre, le puso bajo el amparo de María. De seis hermanos nacidos, sobrevivieron dos.

La distracción fue una de sus grandes cruces, al menos durante una parte de su vida, debido seguramente al trato distante, severo en extremo, que recibió de su madre después de quedar viuda. La debilidad y la tristeza, más quizá por la falta de ternura que por la extrema pobreza en la que quedaron sumidos al morir su padre, fueron las constantes de su infancia, época feliz para la mayor parte de los niños, pero no para él. Nadie le tenía en cuenta. No contaba con la estima de su familia (un tío suyo acaudalado le echó de casa), ni del vecindario, que le veía siempre ensimismado. Los franciscanos conventuales le cerraron las puertas de la comunidad. Le desestimaron también por su pésima preparación académica; no tenía cualidades para el estudio.

Padeció un grave tumor canceroso en una nalga que le mantuvo postrado durante seis años. Franceschina, terciaria franciscana, al ver fracasada su curación por una nefasta intervención quirúrgica, le llevó al santuario de Galàtone, donde se veneraba a la Virgen de las Gracias, le ungió con óleo de una lámpara, y el muchacho pudo volver a casa auxiliado por un bastón. Siempre devotísimo de María, acudió al santuario de la Virgen de la Grottella para agradecer su curación. Después intentó aprender el oficio de zapatero, pero era una persona a la que no se le podía encomendar nada; todo lo echaba a perder, y eso le fue aislando de cara a los demás, aunque en su intimidad oraba y se sentía acogido por Dios.

Rechazado por los Observantes reformados, logró ingresar como “lego” con los capuchinos. Y aunque tomó el hábito en 1620, de nuevo, y debido a su exagerada tendencia a la distracción, se vio en la calle. Además, había ocultado un nuevo tumor para que no le expulsaran, y sufrió en silencio hasta que tuvo la desdichada idea de querer solventar él mismo la lesión, con unos resultados funestos que condicionaron definitivamente su estancia en el convento. No desistió, y pasó grandes penalidades hasta que a través de un tío suyo capuchino conventual fue acogido por la comunidad de Martina Franca. Le confiaron una humilde misión en el establo, y en los inicios de la misma su presencia fue imperceptible para el resto de los frailes soportando la cruz de muchas desdichas con bondad y paciencia. En 1625 los religiosos unánimemente decidieron admitirle como capuchino. Alcanzó el sacerdocio de forma providencial, ya que primeramente al examinarse para el diaconado le pidieron que explicase en el examen justamente lo único que sabía, la frase: “Bendito sea el fruto de tu vientre”, y salió bien parado. Después, el obispo, al ver la buena preparación que tenían otros aspirantes, consideró que todos la compartían, y se libró de la prueba.

Fue ordenado en 1628, una fecha que marcaba el inicio de una serie de éxtasis, carismas diversos y fenómenos místicos extraordinarios con los que sería adornado hasta el fin de sus días. Su fama de santidad crecía casi a la par que se incrementaba su oración, la mortificación, y sus constantes ayunos y penitencias. Muchos eran agraciados por sus milagros. A las personas que acudían a él, que consideraba “cruces vivas”, les decía: “Rezar, no cansarse nunca de rezar. Que Dios no es sordo ni el cielo es de bronce. Todo el que pide, recibe”. Una vez manifestó: “He encontrado un niño sobre la cruz y lo he abrazado y he sentido arder el corazón”. Pero íntimamente escuchó: “deja estas cruces muertas y toma la cruz viva”; la halló en la obediencia.

Lo denunciaron en 1638 ante el Santo Oficio de Nápoles por sus inevitables y constantes levitaciones, que se producían en público; de ahí que se conociera como “el santo de los vuelos”. El arcipreste Giovanni Perillo, aludiendo a raptos sufridos mientras oficiaba misas por obediencia a su provincial, fue implacable: “Si hubiera sido un santo, hubiera huido de darse publicidad y de llamar la atención”. Durante un año obtuvo la gracia que pidió de que cesasen estos éxtasis. San Antonio de Padua se le apareció asegurándole que la Virgen y san Francisco le ayudarían. Mientras era sometido a interrogatorios, en presencia del tribunal se reprodujeron las experiencias. Fue absuelto de las acusaciones, pero al culparle de aprovecharse de la ingenuidad del pueblo fingiendo su virtud, abandonó el convento de la Grosella. Vivió en Asís catorce años. Después le enviaron a Pietrarubbia.

Le vetaron Misa, novenas, predicación… En un momento dado advirtió: “Si alguno pregunta por mí, respóndele que soy un hombre muerto. Los otros religiosos son felices porque van a la Iglesia, al coro y a cuanto pide la obediencia. Yo, sin embargo, soy inútil y no soy bueno para nada”, añadiendo humildemente: “Mi voluntad es como un ciego guiado por el perrillo del querer de los superiores”. Cuando los fieles dieron con él, y comenzaron las peregrinaciones, le enviaron a Fossombrone sometiéndole a un férreo aislamiento. Ese obligado encierro conllevó muchos sufrimientos. Ya no podía ni hablar, ni escribir carta alguna. Cuando el Papa levantó el veto que pesaba sobre él, sus hermanos no quisieron que volviera a la Grosella. Fue enviado a Osimo. Recibió alegre la noticia: “¡Ahora muero contento, porque muero entre mis frailes!”. Convivió con la comunidad siete años de gran fecundidad, hasta que el 18 de septiembre de 1663 entregó su alma a Dios. Además del don de milagros, entre otros, fue agraciado con los de bilocación, profecía, conocimiento y perfume sobrenaturales. Benedicto XIV lo beatificó el 24 de febrero de 1753. Clemente XIII lo canonizó el 16 de julio de 1767